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Jaume Vicens i Vives i la nova història. 1910-1960

 

 


 

 

SINOPSIS DE LA EXPOSICIÓN

Jaume Vicens i Vives y la nueva historia


La exposición Jaume Vicens i Vives y la nueva historia, 1910–1960 sobre la figura y la obra de el’historiador Jaume Vicens i Vives (Girona 1910 – Lyon 1960), coorganizada por la Editorial Vicens Vives y la Sociedad Estatal de Commemoraciones Culturales con la colaboración del Museo de Historia de Cataluña y la Universitat de València , se propone remarcar cuál ha sido la aportación de Vicens como gran renovador de la historiografía catalana y española del siglo XX. Jaume Vicens es considerado como “un historiador dentro de su tiempo” -un tiempo histórico marcado por el impulso renovador de la Segunda República, por el trauma de la guerra civil y la dura posguerra, y por el intento de empezar a superar el franquismo mediante la apertura hacia la Europa democrática- y un referente en la creación de una nueva concepción historiográfica dentro de su profesión. En este sentido, la exposición explica como la obra de Vicens es una expresión de este momento histórico pero, también, el fruto de su clara voluntad de intervenir en el presente, como resultado de una vocación política que va solapándose a su vocación de historiador. Esta intervención en el presente tiene como propósito el “redreç” de Cataluña que, a su entender, pasa por una previa renovación de la historiografía, entendiendo que no hay proyecto político que se aguante sin una adecuada fundamentación histórica. La renovación historiográfica propuesta por Vicens descansa sobre una triple apuesta: la apuesta por la historia social y económica, en una época todavía dominada por la historia institucional; la apuesta por la historia contemporánea, en un contexto universitario donde la primacía era de la historia medieval; y la apuesta por el trabajo en equipo, que lo traerá a erigirse en cabeza de “la Escuela Histórica de Barcelona”. La apelación a la “autenticidad” histórica, lejos de la “ideologismo” dominante a la posguerra española, y la apertura al exterior son los otros elementos constitutivos de la “nueva historia” propugnada y ensayada, en un tiempo corto y pleno de dificultades, por Jaume Vicens y Vives.

 

 

 

 

 

 

 

 

ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN


La exposición gira en el entorno de un doble eje: el hecho que Vicens es el grande renovador de la historiografía catalana y española del siglo XX y, al mismo, que Vicens es “un historiador dentro de su tiempo”. Jaume Vicens es, como tantos otros intelectuales del siglo XX, un historiador que responde a las inquietudes de su tiempo y su obra es, a la vez, tan fruto de su momento histórico como de su misma voluntad de intervenir en su entorno y de modelar el presente. Por este motivo, la exposición tiene que subrayar el hecho que la obra de Vicens comprende tanto su aportación investigadora como su acción, en múltiples frentes (académico, editorial, pero también político), para construir plataformas para la necesaria renovación de la disciplina histórica en la España de después de la guerra civil.


La exposición se articula en una serie de apartados que, con un cierto discurso narrativo, presenta las diferentes etapas de la vida y la obra de Jaume Vicens y Vives.


1. La irrupción. Son los años de la ascensión del joven Vicens: su combate por la vida (en un contexto familiar marcado por la muerte prematura del padre), la doble maestría recibida de Bosch Gimpera y de La Torre, su irrupción en la historiografía catalana (a la contra de ciertas posiciones “oficiales”, tal como recogió su polémica con Rovira y Virgilio), su inserción en la enseñanza y en el mundo universitario (y también de su personal ascensión social). Pero son también los años de la sube de una generación, la republicana, y de la confianza en la cultura y, en concreto, en la universidad como instrumento de modernización de la vida catalana y española: es la generación del “crucero por el Mediterráneo” de 1933.


Jordi Pujol: “Quan en Vicens entrava en un lloc, la gent o es posava dreta o, almenys, tenia la impressió que hauria hagut de posar-s’hi”.


2. La lucha por la vida. Els desastres de la guerra civil i la victòria de Franco posen una dramàtica fi a l’ascens de la generació republicana. Vicens no marxa a l’exili, però és depurat de l’ensenyament (universitari i secundari). Les feines editorials com a mitjà per guanyar-se la vida (amb la utilització de pseudònim per a aquelles amb les quals s’identifica menys) i la lenta preparació del retorn a la Universitat coincidiran amb els anys més durs de la postguerra. Aquesta recomposició inclou la creació de l’editorial familiar, Teide (que tindrà un paper cabdal en la renovació dels llibres de text), la vinculació (mitjançant La Torre) al CSIC i la continuació dels seus estudis sobre el segle XV.


John Elliott: “Hombre bien plantado, carismático y de una gran capacidad expresiva, tenía un sentido muy firme, como historiador, de donde quería ir”.


3. La redefinición de un proyecto universitario. De vuelta en la Universidad (1947-48) y constatada la perdurabilitat del régimen franquista (más allá del triunfo aliado en la II Guerra Mundial), Vicens tiene que redefinir su proyecto, incorporando, parcialmente al menos, la tradición catalanista y centrando ahora sus críticas en el irrealismo (el ensayismo filosofante) que preside la cultura española del franquismo. Vicens crea, en la Universitat de Barcelona, una infrastructura adecuada a la recepción del nuevo realismo historiográfico: el Centro de Estudios Históricos Internacional (CEHI), fundado el 1949, y sus publicaciones (“Estudios de Historia Moderna” e ”Indice Histórico Español”). El esfuerzo de modernización que Vicens exigía fue recibido con reticencias por parte de una universidad española que se resistía a la necesaria puesta al día, y es en este sentido que Vicens se llegó a ver a él mismo como “el improvisado general” que traía a solas, con la “corriente de proa”, la nave de la historiografía catalana. Esta etapa culmina con su asistencia en el Congreso internacional de Ciencias Históricas (París, 1950), donde se produce su reencuentro con la historiografía europea.

 

Raymond Carr: “El único historiador hispánico escribía historia como lo hacían los otros [historiadores] europeos".

 

 

 

 

 

 

 


4. La apuesta por la historia reciente. Las inquietudes de Vicens como intelectual de su tiempo le traerán, de forma casi ineluctable, a buscar en la historia contemporánea tanto la explicación del desastre de la guerra civil cómo, y sobre todo, los modelos que permitan superar el presente (evitando la salida revolucionaria a la cual parecía históricamente condenada la sociedad catalana). A partir de 1954, la obra de Vicens abandonará progresivamente el estudio del siglo XV para centrarse en el siglo XIX. Es el momento de Industriales y políticos (1958) y de su teorización sobre la “generación del 1901” y de su crítica a la “inautenticitat” del Estado español (donde no cuesta ver una denuncia del franquismo). Y es también suya la apuesta por la historia económica, una disciplina entonces en pañales en España, de la cual escribe el primer manual universitario (con la colaboración de Jordi Nadal), y suya es la voluntad de consolidar una “historia económica y social” de España (que hace bascular hacia la época moderna y contemporánea).

 

Miquel Batllori: El trabajo de Vicens ha sido “abrir caminos nuevos a sus sucesores, [más] que estabilizar construcciones perfectas.”


5. La síntesis. Presidida cómo había sido siempre por una tensión entre el empirismo y la síntesis, la producción del último Vicens se orienta hacia la síntesis, con un doble vertiente: el del ensayo personal, interpretativo (Noticia de Cataluña, que responde al interrogante de “quien hemos sido y quién somos los catalanes?” y el Aproximación a la historia de España, que se plantea como se ha articulado España, en una tensión constante entre centro y periferia), e Historia social y económica pero también hacia el trabajo en equipo (Biografías catalanas de España y América). En este sentido, los trabajos de Vicens tienen que ser vistos como una preparación de la apertura que, a pesar del régimen, se produciría en los años sesenta en la sociedad española y, muy particularmente, en la catalana. La voluntad de llegar a un público más allá de la universidad se hace patente en sus colaboraciones al semanario Destino.


Ernest Lluch: “Entendre l’aportació de Vicens és, de bell antuvi, explicar les conseqüències polítiques de la seva obra (...) però també és inserir l’activitat estrictament política de Vicens com a originadora d’hipòtesis de treball historiogràfic”.


6. El activismo político. Desde su domicilio de Santaló, 130, Vicens aparece como un hombre puente entre un cierto mundo oficial de Madrid (donde mantiene unas relaciones complejas, en un momento en que se debate una posible “apertura” del régimen franquista) y el mundo del catalanismo resistente antifranquista. A partir de 1957, su actividad se orienta cada vez más hacia “hacer política”, con una agenda que incluye un creciente trabajo en red de contactos y relaciones, con la vista puesta a contribuir al “redreç” del país. Al respeto, Vicens sostiene la necesidad de formar una nueva élite dirigente, en sintonía con el contexto democrático europeo, y lidera un grupo de gente joven agrupar en el que acabará siendo el Círculo de Economía. Su acercamiento al catalanismo, que inicia de la mano de Josep Benet, culminará, en los meses previos a su muerte prematura, con el acercamiento con el presidente de la Generalitat al exilio, Josep Tarradellas, el cual pensó a hacerlo su “delegado” en el interior.


Josep Pla: Vicens era “un home de la postguerra, potser l’intel·lectual d’aquest país que se’n féu una idea més completa i directa”.


7. El legadoEn el congreso internacional de ciencias históricas celebrado en Estocolmo el 1960, y al cual ya no pudo asistir, los historiadores europeos reconocieron el impacto de la obra científica de Vicens, particularmente en cuestiones como la estructura del Estado moderno. El impacto indudable, profundo, que su aportación tuvo en la historiografía catalana y española tendría que considerar un doble aspecto, en congruencia con el que se ha ido desglosando a los apartados anteriores de la exposición: el legado que dejó en las personas de sus discípulos (y las eventuales dificultades que estos tuvieron para abrirse en una universidad que se resistía a la exigencia de la modernización), pero también en el aspecto cívico y la perdurabilitat de algunos de los conceptos (particularmente, los que aplicó a la realidad catalana: mezcla demográfica, “herramienta y trabajo”, “pactisme”, etc.). En definitiva, medir la doble herencia, intelectual y cívica, de Vicens.

 

Pierre Vilar: “Si calgués escollir entre els heretatges que va deixar, jo triaria, ben cert, els seus deixebles”.

 

 

 

 

 

 

 

 

BIOGRAFÍA DE JAUME VICENS I VIVES


(Girona, 6 de juny de 1910 – Lyon, 28 de junio de 1960)


Nació en 1910 en Girona, donde empezó los estudios. La muerte prematura del padre, en 1922, y un segundo matrimonio de la madre lo trajeron a Barcelona, donde acabó el bachillerato. El 1927 empezó los estudios de historia en la facultad de Letras de la Universitat de Barcelona, donde en 1930 obtuvo el premio extraordinario de licenciatura.


En la universidad tuvo como maestras Pere Bosch Gimpera y, sobre todo, Antonio de la Torre, que lo orientó hacia su primero gran tema de investigación, la acción del rey Fernando II el Católico en Cataluña, objeto de su tesis doctoral, que presentó el febrero de 1936 y publicar en los meses posteriores con el título de Fernando II y la ciudad de Barcelona, 1479-1516. Vicens ofrece una visión abiertamente crítica con la tradición historiográfica del catalanismo, lo cual provocó, ya el verano del 1935, una polémica con Antoni Rovira y Virgilio. Vicens reprochaba a la historiografía derivada de la Renaixença su carácter amateur y su visión nacionalista, aunque respetaba el carácter universitario de la obra de Ferran Soldevila.


En los años de la Segunda República, y después de un paréntesis en qué volvió a Girona, en espera de cumplir el servicio militar, Vicens inicia su inserción en el mundo de la enseñanza, tanto a secundaria como la misma universidad. En 1932 es nombrado profesor en el Instituto-Escuela, y en 1933 encargado de curso en la Universitat de Barcelona. Aquel mismo año, después de tomar parte en el crucero por la Mediterránea, obtiene el número uno en los cursillos organizados por el gobierno para la provisión de plazas de segunda enseñanza. En 1935 gana, por oposición, una cátedra de instituto de bachillerato, pero permanece en comisión de servicios al Instituto-Escuela. En mayo de 1936 promueve la creación de un Seminario de Historia de Cataluña a la Universidad, entonces Autónoma, de Barcelona, del cual fue adscrito como profesor. En verano del 1937 se casa con Roser Rahola y de Espona y, poco después, es movilizado dentro del cuerpo de Sanidad. Al final de la guerra, inicia la retirada militar hacia la frontera francesa, pero optó por no seguir el camino del exilio.

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de la victoria de Franco, y pasado un periodo de incertidumbre, es separado de la universidad y depurado como profesor de instituto: fue sancionado con la suspensión de trabajo y sueldo durante dos años, y el traslado posterior fuera de Cataluña. Entonces tuvo que ganarse la vida dando clases en instituciones privadas y en trabajos editoriales, que contribuyeron a desarrollar su gran capacidad de síntesis. Además de trabajar para la editorial Gallach (en obras como Mil figuras de la historia), en 1942 impulsó la creación de la editorial familiar, Teide, que estaba llamada a tener un papel importante en la renovación de los libros de texto en España.


En 1943 es destinado al instituto de Baeza, pero bien pronto puede quedarse en Barcelona, donde prepara su regreso a la Universidad. En 1947 obtiene una cátedra en la Universidad de Zaragoza. El año siguiente, y nuevamente por oposición, gana la cátedra de Historia Universal Moderna y Contemporánea de la Universitat de Barcelona. En 1950 forma parte de la delegación oficial española que asiste en el Congreso Internacional de Ciencias Históricas de París, donde constata el ascenso de la escuela de Annales. Su coincidencia con los postulados de Lucien Febvre y Fernand Braudel favorece su papel como protagonista de la apertura internacional de la historiografía española, que mira de ejercer a través del Centro de Estudios Históricos Internacional (CEHI), fundado en 1949 en el seno de su cátedra, y de sus revistas, Estudios de Historia Moderna (1951-1959) e Índice Histórico Español (1953-). En este momento afirmará la importancia de la economía y subrayará su fe en el método estadístico. Al mismo tiempo, ensaya una nueva síntesis a partir de la geopolítica y de la obra de Arnold Toynbee.


Propulsado por una extraordinaria capacidad de trabajo, su combate por la renovación de la historiografía española (no siempre bien recibido por una universidad que se resistía a los cambios) lo trae a abandonar progresivamente la erudición en favor de la síntesis, en la cual tienen un papel primordial sendos ensayos: Aproximación a la historia de España (1952), concebido como una respuesta al "ideologismo” dominante, y en que plantea los antagonismos entre centro y periferia inherentes a la historia peninsular; y Noticia de Cataluña (1954), donde reflexiona sobre los elementos constitutivos de la personalidad diferenciada de los catalanes. Al mismo tiempo, dirige en Teide dos grandes obras colectivas: una historia de Cataluña (titulada, por razones de censura, Biografías catalanas), de la cual él mismo redacta los volúmenes correspondientes al siglo XV y al XIX, y una Historia social y económica de España y América (1957-1959); en las dos cuenta con su equipo de colaboradores (L. Pericot, E. Bagué, S. Sobrequés, J. Reglá, J. Mercader, J. Nadal)

 

 

 

 

 

 

 


Como investigador, la finalización de su síntesis sobre el siglo XV alargó su dedicación a este periodo histórico más allá del que se había propuesto, entregado como estaba ya, desde el retorno del congreso de París, al cultivo de la historia contemporánea –una opción que es inseparable de su creciente inquietud política. Influido por Toynbee y su creencia en el papel de las minorías dirigentes, en un artículo programático publicado a Destino el 1954, define la “minoría burguesa” como el agente del futuro cambio político en España. Es justamente para la instrucción de esta “élite responsable” que Vicens (que el mismo 1954 es nombrado profesor de historia económica de la nueva Facultad de Económicas) reconstruye el proceso de desarrollo económico llevado a cabo por la burguesía del siglo XIX en su libro Industriales y políticos (1958), donde combina el estudio de la coyuntura –a la manera de Annales- con una sistematización de los elementos superestructurales a través de la teoría orteguiana de las generaciones.


Paralelamente, y a pesar de las fuertes limitaciones que imponía el régimen franquista, la política va adquiriendo un papel preponderante en la actividad de Vicens, que desde su mismo regreso en la Universitat de Barcelona y de la mano de Josep Benet y Mauricio Serrahima se ha acercado a los grupos del catalanismo católico y antifranquista, a los cuales mirará de poner en relación con los sectores “aperturistas” del régimen, más potencialmente comprensivos hacia la cuestión catalana. En particular, Vicens cultiva la relación cono los opusdeistas Rafael Calvo Serer y Florentino Pérez Embid, este responsable de la censura gubernativa. El 1958 ingresa al semiclandestino Instituto de Estudios Catalanes, y traba una buena relación con el abad de Montserrat, Aureli M. Escarré. Incluso llega a entrar en contacto (a pesar de que la relación se interrumpe pronto por la muerte de Vicens) con el presidente de la Generalitat al exilio, Josep Tarradellas.


Asediado por un cáncer de pulmón que se lo llevó a los cincuenta años, Vicens agotó los últimos meses de vida preparando sendas reediciones de Aproximación a la historia de España y de Noticia de Cataluña, sus ensayos más influyentes y destinados a perdurar. A Noticia añadió nuevos capítulos sobre la dialéctica Castilla-Cataluña y sobre la relación de los catalanes con el Estado español, en una confirmación que el estudio del poder es, de hecho, el gran tema que recorre de principio a fin su obra.

 

 

 

 

 


Principales Obras:

 

  • Ferran II i la ciutat de Barcelona, 3 vols., Barcelona, Universitat de Catalunya, 1936- 1937.

  • Tratado general de geopolítica, Barcelona, CEHI-Teide, 1950.

  • Aproximación a la historia de España, Barcelona, CEHI, 1952.

  • Notícia de Catalunya, Barcelona, Àncora, 1954.

  • El gran sindicato remensa (1488-1508), Madrid, CSIC, 1954.

  • El segle XV. Els Trastàmares, Barcelona, Teide, 1956.

  • Industrials i polítics del segle XIX, Barcelona, Teide, 1958 (en col·laboració amb M. Llorens).

  • Obra dispersa, Barcelona, Vicens Vives, 1967, 2 vols.

 


Bibliografía:

 

  • M. BATLLORI, “La doble lección de Jaime Vicens y Vives”, Razón y fe, núm. 162 (1960), p. 261-272.

  • J. PLA, “Jaume Vicens i Vives (1910-1960)” a Obra completa, vol. XVI, p. 87-125.

  • R. GRAU, “Vicens i Vives, Jaume”, a Diccionari d’història de Catalunya, Barcelona: Edicions 62, 1992, p. 1111-1112.

  • JOSEP M. MUÑOZ I LLORET, Jaume Vicens i Vives. Una biografia intel·lectual, Barcelona, Edicions 62, 1996.

  • AA.DD., Epistolari de Jaume Vicens, 2 vols., Girona, Cercle d’Estudis Històrics i Socials, 1994 i 1998.

  • J. SOBREQUÉS I CALLICÓ, Història d’una amistat. Epistolari de Jaume Vicens i Vives i Santiago Sobrequés i Vidal (1929-1960), Barcelona, Ajuntament de Girona i Edicions Vicens Vives, 2000.

  • R. GRAU – J. M. MUÑOZ, “Notícia de Catalunya. Una reflexió entre les runes”, L’Avenç, núm. 305 (setembre 2005), p. 29-35.