ENSEMS es el festival español más antiguo entre los dedicados a la música contemporánea y de vanguardia y ha jugado un papel muy destacado en el contexto nacional e internacional. El festival ha estrenado en España obras de Cage, Carter, Dusapin, Feldman, Ferneyhough, Henze, Hindemith, Lachenmann, Nono, Penderecki, Saariaho, Hilda Paredes, Leo Brower, Scelsi, Sciarrino y Xenakis, entre otros, y ha ofrecido estrenos absolutos de la mayoría de los compositores españoles y valencianos de la órbita contemporánea. Así mismo, ha convocado sobre sus escenarios a grupos y solistas tan destacados como el Arditti String Quartet, Les Percussions de Strasbourg, Stefano Scodanibbio, Terry Riley, Gavin Bryars, Renaud Capuçon, Quatuor Diotima, Francesco Tristano, Roberto Fabbriciani, Alva Noto o The Hilliard Ensemble, junto a un buen número de intérpretes valencianos o del resto del Estado.
En sus cuarenta años de existencia ENSEMS ha sido el catalizador imprescindible de la música contemporánea en nuestra ciudad, a lo largo de los cuales ha sabido construir un público apasionado, intergeneracional y heterógeneo. Su organización, privada al principio y luego pública, ha recaído en el historiador de la música Pep Ruvira y los compositores Llorenç Barber, Rafael Mira, César Cano, Joan Cerveró y Voro García, que dirigirá la próxima edición de este año 2018.
La exposición Ensems. Cuarenta años con la música contemporánea pretende dar cuenta de la trayectoria del festival a través de una selección de carteles, fotografías, partituras, programas de mano, publicaciones y grabaciones sonoras y audiovisuales, entre otros documentos, procedentes de colecciones públicas y privadas. Por lo que se refiere a la autoría de estos documentos, destaca el primer cartel del festival, obra de Nacho Criado, así como la presencia de mujeres tanto en la fotografía (Concha Prada, Esther Cidoncha, Maque Falgás, Tania Castro, Paula Felipe), como en la comunicación gráfica (Nines Palau, Marisa Gallén).
ENSEMS nació en 1979 a iniciativa de Llorenç Barber. Las acciones musicales, la música conceptual, la electrónica y toda una serie de propuestas en la estela de John Cage que traspasaban los límites habituales del concierto (muy en consonancia con el espíritu de rebeldía que sacudía el país) dominaron durante las primeras ediciones, organizadas por el grupo Actum. Fundado en 1973 por el propio Llorenç Barber, Actum fue un colectivo pionero de la experimentación musical, sonora y escénica.
En 1984, la organización del festival pasó a manos de la Asociación Valenciana de Música Contemporánea (AVCM), colectivo liderado por un grupo de compositores que en su mayor parte habían recibido formación en el extranjero.
Con la AVCM al frente, ENSEMS se abrió a otras ideas y estéticas de la modernidad musical, heredera de las vanguardias centroeuropeas y prestando especial atención a la creación valenciana. Por otra parte, la Asociación amplió la red de apoyos públicos y privados al festival, entre ellos de la Orquesta de Valencia, la Diputación, Bancaja o el Palau de la Música. Así mismo, apadrinó la creación de una formación estable especializada en la interpretación de repertorio contemporáneo, el Ensems de Cambra, que daría lugar al Grup Contemporani y, finalmente, al Grup Instrumental de València, puntal de la última etapa del certamen.
En 1988, la celebración del I Encuentro sobre Composición Musical inició una etapa de reflexión y análisis en paralelo a las actividades de concierto. El encuentro, que reuniría a un nutrido grupo de grupo de compositores y teóricos, se celebra desde entonces de manera paralela al festival. A partir de ese mismo año, la Generalitat asumió la organización de ENSEMS, a través del Área de Música del IVAECM, primero, el IVM posteriormente y el IVC en la actualidad, salvo durante una breve etapa (coincidiendo con la disolución del IVAECM) en la que el colectivo de compositores volvió a llevar las riendas.
Progresivamente, el festival abrió el abanico estético de la programación, compaginando la interpretación de las grandes obras de la modernidad musical del siglo XX, por lo general ausentes de los escenarios, con las últimas creaciones, sin olvidar heterodoxias, hibridaciones y lo que se iba consolidando bajo la etiqueta de arte sonoro. Por otra parte, a partir de 1998 se inició una serie de homenajes y ciclos monográficos que afianzaron la internacionalización del festival.
Por último, la cobertura institucional del festival permitiría impulsar el apoyo a la autoría y a la creación de patrimonio musical y se acometió una ambiciosa política de encargos, uno de los rasgos más apreciados del Festival.
Es así como ENSEMS afronta su cuarenta cumpleaños, como punto de encuentro de la memoria y el presente de la música contemporánea abierto al porvenir.
Antonia Picazo i Jorge García
