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Las plantas y los hongos, una alianza para aprovechar mejor el dióxido de carbono

Las plantas y los hongos, una alianza para aprovechar mejor el dióxido de carbono

Un equipo de científicos del Imperial College de Londres, entre los que se encuentra el español César Terrer Moreno, se ha puesto a trabajar para dar respuesta a un enigma sin resolver desde hace décadas: por qué algunas plantas crecen mejor en ecosistemas con elevados niveles de dióxido de carbono, mientras que otras no lo hacen. Estos comportamientos dispares plantean un debate sobre el papel que podrían desempeñar las plantas en la desaceleración del cambio climático según aumentan las concentraciones de CO2 en la atmósfera.

7 de julio de 2016

En total, los científicos examinaron ochenta y tres estudios acerca de los efectos del incremento de concentraciones de dióxido de carbono en algunas zonas y encontraron que las plantas crecen más con CO2 adicional si hay nitrógeno disponible en el suelo. También constataron que algunas de ellas responden positivamente también cuando tienen menores cantidades de nitrógeno disponibles, siempre que cuenten con los socios microbianos adecuados para permitirles el acceso a este componente.

“En nuestras observaciones encontramos que una asociación entre plantas y hongos determina que el crecimiento de éstas sea mayor como consecuencia de un incremento del CO2. Concretamente, en condiciones de poca disponibilidad de nitrógeno, únicamente las plantas que se asocian con ectomicorrizas consiguen obtener el nitrógeno necesario para crecer”, explica Terrer Moreno.

“Unas enzimas especiales de las ectomicorrizas permiten acceder al nitrógeno que hay en el suelo y que las raíces de las plantas no pueden aprovechar, y se lo prestan a la planta a cambio de carbohidratos que el hongo es incapaz de obtener”, añade el científico.

En una atmósfera que sea más rica en dióxido de carbono, las plantas pueden obtener más carbono a través de la fotosíntesis, “tienen más recursos con los que negociar con el hongo el intercambio de nitrógeno, lo que acentúa esta compensación”.

Los árboles se benefician de las ectomicorrizas

Las plantas que se asocian con las ectomicorrizas son principalmente árboles. Los expertos han descubierto que, en general, muchas de estas asociaciones aparecen en coníferas, bosques boreales y regiones alpinas, concretamente en especies entre las que destacan los pinos, las hayas, los abedules, los sauces, mientras que todas las especies de pradera, por su parte, se asocian con las micorrizas arbusculares.

“El efecto de las ectomicorrizas es, en cierto modo, equiparable a añadir nitrógeno a un suelo, ya que la disponibilidad de nitrógeno para la planta aumenta en ambos casos”, expresa Terrer Moreno.

Las plantas que más se benefician del aumento del dióxido de carbono atmosférico son las herbáceas, como las típicas de praderas y pastizales, las de los desiertos, y muchas de las especies de árboles de áreas tropicales. “Sin embargo, en este último caso, se cree que la disponibilidad de nitrógeno es relativamente elevada, por tanto es probable que las selvas tropicales puedan seguir absorbiendo cantidades crecientes de CO2 a pesar de asociarse con el hongo, que no es especialmente habilidoso transportando nitrógeno a la planta”, apunta el investigador.

Esta nueva investigación constata lo esencial que resulta tener en cuenta los hongos micorrícicos, y sugiere que la próxima generación de modelos del ciclo global de carbono debe incluir a las micorrizas como un importante punto de control en la respuesta de las plantas al aumento de CO2 en la atmósfera.