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Diagnóstico y tratamiento del trastorno desintegrativo infantil

  • 22 abril de 2016
Niño que se tapa las orejas

El trastorno desintegrativo infantil es un tipo de trastorno del espectro autista poco conocido que se manifiesta en niños que presentan un desarrollo normal los primeros años. A partir de los 3 ó 4 años, comienzan a perder capacidades adquiridas.

El pasado 3 de abril, Diario de Sevilla informó de que 7.179 andaluces padecen algún tipo de incapacidad de al menos el  33% debido a un trastorno del espectro autista, según los datos facilitados por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales.

Estos trastornos afectan a una de cada 150 personas (cuatro veces más a hombres que a mujeres) y se revelan en los tres primeros años de vida. Dentro de estos trastornos figuran el síndrome de Asperger, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado, el trastorno desintegrativo infantil y el síndrome de Rett. En este post nos ocupamos del trastorno desintegrativo infantil.

La página web biopsicologia.net establece que el trastorno desintegrativo infantil  “se caracteriza por una marcada regresión en varias áreas de funcionamiento, después de, al menos, dos años de desarrollo normal”. Se le conoce también por otros nombres como síndrome de Heller y psicosis desintegrativa. Habitualmente se manifiesta en niños de 3 y 4 años.

Diagnóstico

El trastorno desintegrativo infantil se asocia comúnmente con  otras patologías neurológicas como los trastornos convulsivos y la esclerosis tuberosa. Los niños que padecen este trastorno manifiestan síntomas similares a los del trastorno autista y el trastorno de Rett. Las principales diferencias con el trastorno autista es que el desarrollo es normal hasta que alcanzan los 3 ó 4 años. Durante el curso clínico, se produce un deterioro muy pronunciado de las capacidades. En el trastorno de Rett el deterioro se produce de forma prematura y se dan las estereotipias de las manos, es decir, movimientos repetitivos, semi involuntarios y no propositivos.

De forma resumida, los criterios para diagnosticar el trastorno desintegrativo infantil son principalmente cuatro:

  • Desarrollo aparentemente normal durante los primeros dos años posteriores al nacimiento;
  • Pérdida considerable de las habilidades adquiridas previamente en áreas como el lenguaje expresivo o receptivo, o las habilidades motoras;
  • Anormalidades en áreas como la alteración cualitativa de la interacción social, alteraciones cualitativas de la comunicación y aquellos patrones de comportamiento que incluyen estereotipias motoras o manierismos.
  • No se manifiesta por la presencia de otro trastorno generalizado del desarrollo o de esquizofrenia.

Tratamiento

El tratamiento del trastorno desintegrativo de la infancia es similar al del trastorno autista, aunque con las peculiaridades del  tratamiento conductual, los cuidados neurológicos y el control médico.  Recordamos los tratamientos más comunes del autismo:

  • Terapias conductuales y de comunicación;
  • Tratamientos nutricionales;
  • Tratamientos farmacológicos;
  • Medicina complementaria y alternativa.