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Hacer o no hacer deberes, esa es la cuestión

El debate de los deberes en casa se ha intensificado en los últimos años y ha llevado a muchos padres y docentes a preguntarse si las tareas extra hacen más mal que bien.

12 de de juliol de 2016

Existe un debate permanente en el campo de la educación sobre el cúmulo de trabajo con el que lidian los niños en casa. ¿Aprenden más los niños por tener muchos deberes en casa? ¿Les favorece a largo y corto plazo pasarse horas delante de las libretas al acabar las clases? Hay quien es partidario de sí y quien afirma que no.

  • Los partidarios de poner tareas en casa afirman que el hábito de realizar los deberes supone una forma de implementar disciplina y cultura del esfuerzo en los niños. Saber que tienen unos cupos que cumplir, en un plazo determinado les enseña a repartir su tiempo, así como a adoptar ciertas responsabilidades personales.
  • Por otro lado, los detractores, piensan que los deberes son una manera de crear dependencia e inseguridad en los menores. Que se sientan forzados a realizar trabajo extra (además del realizado en clase) les hace sentir encerrados en una rutina forzada, lo cual lleva a mucho a terminar por aborrecer las asignaturas y a abandonar la carrera académica.

Como todo, este debate no se trata de un asunto en blanco y negro. La mayoría de los expertos coinciden en que el problema no radica tanto en el hecho de poner deberes, sino en la cantidad de los mismos. En los últimos años, el cúmulo de trabajo al que se enfrentan los menores en casa es cada día más grande. Realizan 5 horas de clase, más extraescolares, más una media de 1 o 2 horas de deberes, lo cual termina por suponer la jornada completa de un adulto.

Bajo esta premisa, los niños no cuentan con tiempo libre real para desarrollarse libremente, o para potenciar sus intereses. Para cuando han terminado los deberes, ya es la hora de cenar, y luego de dormir; lo cual deja muy poco margen para que los niños potencien su creatividad. De la misma manera, esta rutina productiva genera desidia y agota a los niños desde una edad muy temprana.

Uno de los objetivos principales de los nuevos educadores debe ser el de poner énfasis en la propia curiosidad de los alumnos. Si los niños sienten interés por el aprendizaje, absorberán mejor la información que si la repiten o la aprenden a la fuerza. Para ello es importante poner a los niños ejemplos reales que les hagan cuestionarse su realidad y que los empujen a buscar respuestas; ya que se sentirán comprometidos e involucrados con la materia.