
La pensadora Nel Noddings ha dedicado su vida profesional a desarrollar el concepto de la ética del profesional docente. Muchos son los que se han visto inspirados por sus teorías; entre ellos, la profesora de la Universitat de València, Victoria Vázquez Verdera, quien ha co-publicado el artículo 'La profesión docente y la ética del cuidado'.
20 de abril de 2016
¿Qué hace a un buen docente? ¿Sus estudios? ¿Su experiencia laboral? ¿Su brújula moral? El trabajo del docente es uno de los más exigentes que existen, tanto a nivel educativo como a nivel ético. Un buen profesor debe ser capaz de proporcionar una educación de calidad a sus alumnos, pero la sombra de su labor se extiende mucho más allá.
Un profesional excelente es aquel que compite consigo mismo para ofrecer un buen producto profesional; no se conforma con la mediocridad profesional, sino que aspira a la excelencia en el servicio a las personas que le requieren como usuarios de su profesión. Para esa revolución moral de la vida corriente es necesario apuntar si queremos profesiones y profesionales que contribuyan a una sociedad civil decente y vigorosa – A. Cortina (2000)
La profesora del Máster en Política, Gestión y Dirección de Organizaciones Educativas, Victoria Vázquez Verdera, es una de las autoras del artículo ‘La profesión docente y la ética del cuidado’. En dicho artículo, Vázquez, junto con el también docente de la Universitat de València, Juan Escámez Sánchez; profundizan en el concepto de ‘educación para la ética del cuidado’ y de ‘ética del profesional docente’.
La ética del cuidado es aquella teoría que pone el epicentro de la educación en la moral; mientras que la ética del profesional docente es el conjunto de principios morales que deben guiar a los docentes a la hora de ejercer su profesión.
Según se desarrolla a lo largo del artículo, para que los alumnos puedan alcanzar su máximo potencial, los docentes deben de poner especial interés en desarrollar relaciones interpersonales con ellos primero. El alumnado necesita saber que el profesorado se preocupa por ellos, deben sentirse seguros y cómodos, ya que esto les permitirá construir la suficiente seguridad personal como para desarrollar un interés propio por el aprendizaje. Si un docente conoce bien las motivaciones e intereses del alumnado, puede ejercer su labor de manera más personalizada y efectiva, potenciando las habilidades de todos los presentes en el aula.
La labor de los docentes no se debe entender como un hecho aislado. Mejorar su calidad docente a través de sus relaciones con los alumnos tiene un efecto positivo en el total de la población. El profesorado, que realiza prácticas docentes buenas, también es un ciudadano ético, puesto que contribuye a generar capital social en la comunidad civil a la que pertenece.
Invertir en construir relaciones, en desarrollar un entendimiento ético del mundo, y en mejorar las percepciones morales de los alumnos supone un salto cualitativo para el docente, que no solo afectará a sus alumnos a corto plazo, sino que tendrá consecuencias de raíz para nuestra sociedad en años venideros.