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CEOs ajenos a la familia: el reto de transformar la gestión sin despersonalizar la empresa familiar

  • 21 mayo de 2025
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Valencia, 21 de mayo de 2025. Bajo el título “Invitados en casa: el reto de dirigir una empresa familiar sin ser de la familia” la Cátedra de Empresa Familiar de la Universitat de València (CEFUV), promovida por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), EDEM Escuela de Empresarios, el Instituto Valenciano para el Estudio de la Empresa Familiar (IVEFA), el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) y la Universitat de València (UV), y que cuenta con la colaboración de CaixaBank y Broseta, ha celebrado un nuevo desayuno-tertulia.

El encuentro ha reunido a dos profesionales que lideran empresas familiares sin formar parte del núcleo fundador: Mª Ángeles Bartolomé, directora General de Grupo Ballester, y Raúl Martin, CEO de Familia Martínez, quienes han compartido su experiencia moderados por Juan Nabás, investigador de la CEFUV y profesor de EDEM.

Durante el coloquio, se han abordado los desafíos y oportunidades que implica liderar una empresa familiar sin formar parte de la familia fundadora, una situación cada vez más habitual en el contexto empresarial actual.

Conexión con la cultura empresarial

Ambos ponentes han coincidido en que uno de los principales desafíos al asumir la dirección de una empresa familiar es comprender a fondo su historia, sus valores y su manera de hacer las cosas. La incorporación de perfiles externos puede ser una vía de profesionalización, pero exige una integración respetuosa con la cultura existente.

Mª Ángeles Bartolomé ha explicado que su reto inicial fue aportar una visión externa sin desdibujar la esencia de la empresa: “Una empresa familiar debe profesionalizarse, pero sin perder sus raíces”. Para lograrlo, destacó la importancia de pasar tiempo con la familia propietaria, entender su legado y alinearse con sus objetivos a largo plazo.

 

Construir la confianza, paso a paso

Tanto Bartolomé como Martín han coincidido en que la confianza no se impone, sino que se gana en el día a día. En su experiencia, los momentos de mayor presión suelen ser decisivos para consolidar la relación entre la dirección profesional y la propiedad.

En palabras de Raúl Martín, “Soy una bisagra entre la empresa y la familia; la confianza se gana poco a poco a lo largo del proceso”. Subrayó que este tipo de liderazgo requiere colocarse en ambos lados, comprendiendo las lógicas empresariales sin perder de vista las motivaciones familiares.

Del instinto a los procesos: propósito y profesionalización

Los ponentes han abordado también la necesidad de evolucionar desde una gestión basada en la intuición —habitual en las primeras generaciones— hacia modelos más estructurados. Este paso, señalaron, no debe implicar una ruptura con el pasado, sino una adaptación consciente a los nuevos contextos.

En el caso de Familia Martínez, esa evolución se tradujo en la reformulación de su propósito. Según Martín, “el concepto de familia está implícito en nuestra manera de hacer las cosas y de la manera en la que nos relacionamos y desarrollamos. Nuestra visión es mejorar el día a día de las personas a través de la alimentación y, para ello, nuestra esencia de empresa familiar nos guía en aspectos como el hacer bien las cosas, el respeto a las personas, y la ambición de mejorar cuidando de todos los componentes de nuestra gran familia”.

Un liderazgo con sensibilidad y sintonía

Desde sus respectivas trayectorias, ambos subrayaron que la clave para liderar con éxito una empresa familiar sin pertenecer a ella pasa por actuar con sensibilidad, paciencia y una comprensión profunda del legado que representan. Coincidieron también en la necesidad de construir relaciones basadas en la sintonía y el respeto hacia la historia y los valores de la familia fundadora.

Mª Ángeles Bartolomé ha puesto el acento en la responsabilidad que implica liderar una empresa familiar sin formar parte de la familia fundadora. Ha explicado que “ser CEO de una empresa familiar sin ser de la familia supone asumir la dirección con la responsabilidad de mantener y enaltecer el legado que posee”. En su opinión, conocer la historia de la empresa es fundamental para asumirla como propia y trasladar ese sentido de pertenencia al resto del equipo. “Mis socios no quieren dividendos, quieren legado”, ha afirmado, subrayando así la importancia de preservar la esencia del proyecto frente a una visión puramente financiera. Para Bartolomé, ese compromiso compartido es lo que convierte al capital humano en el verdadero motor de la organización.

Más allá de los números: el valor diferencial de la empresa familiar

En la parte final del encuentro, Raúl Martín ha querido poner en valor el papel fundamental que las empresas familiares desempeñan en el tejido económico y social del país. A su juicio, su aportación va mucho más allá de los resultados financieros: “Tanto su esencia como su valor y su impacto social son claves para el desarrollo de nuestro país”, ha afirmado.

Por su parte, Mª Ángeles Bartolomé ha subrayado que la rentabilidad en este tipo de organizaciones no se mide exclusivamente en términos económicos. Ha destacado la importancia de factores intangibles como el valor histórico del negocio, la singularidad del activo, el vínculo con el cliente o la experiencia de los usuarios, elementos que —ha señalado— no siempre tienen el mismo peso en empresas no familiares.

Integración cultural y profesionalización: un equilibrio necesario

Finalmente, el investigador Juan Nabás ha puesto el foco en la importancia de una integración efectiva entre la dirección externa y la cultura propia de la empresa familiar. Ha señalado que, “cuando un profesional externo a la familia empresaria aporta una sólida formación, experiencia diversa y habilidades complementarias, su contribución puede ser decisiva para el crecimiento y profesionalización de la empresa familiar”. No obstante, ha subrayado que esa contribución solo será efectiva si se acompaña de un compromiso real con los valores y objetivos de la organización: “Para que esta integración sea realmente exitosa, es esencial que el profesional comparta e integre los valores propios de la empresa, y se comprometa con sus objetivos tanto económicos como no económicos, entendiendo el propósito y la identidad que caracterizan a este tipo de organizaciones”.

El evento ha puesto de relieve la importancia de una gestión profesional y comprometida con los valores fundacionales de la empresa familiar, así como la necesidad de avanzar en su profesionalización sin perder su esencia.

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