Estamos en otoño, una de las cuatro estaciones del año, que empieza en la segunda quincena de septiembre, entre el 22 y el 23. Las definiciones que nos da el Diccionari Normatiu Valencià son dos:

1. f. Estación del año, entre el verano y el invierno, que astronómicamente empieza en el *equinocci de otoño y acaba en el solsticio de invierno.

2. f. METEORO. En climatología, parte del año que en el hemisferio norte comprende los meses de septiembre, octubre y noviembre, y en el sur, los meses de marzo, abril y mayo.

Aun así, otoño no era la palabra que empleábamos en el País Valencià hasta el XIX, puesto que se usaban otros como primavera de invierno (como las Baleares) o autumne, del latín autumnus (de la cual también derivan la forma inglesa autumn y la castellana otoño).

Es un hecho curioso pensar que hace unos años, al hablar de otoño, hacíamos referencia a los cambios de temperatura y de vestimenta que se acostumbraban a hacer en esta época. Hace más fresquito, decíamos cuando en noviembre llega el día de Todos Sants. Del armario, habrá que coger una rebequita y sacar la flassadeta (o “flassaeta”, ya sabéis que los valencianos tenemos predilección por las formas en diminutivo). La flassada es una palabra que aparece en la lengua de los valencianos desde el siglo XIII y es una “pieza cuadriculada tejida de lana o de algodón que se usa como abrigall en la cama” (DNV). En castellano, tienen una palabra que proviene del catalán: la frazada (manta peluda que se echa sobre la pierna). Todavía no hace tanto de frío como para sacar un cubrecama o un edredón (o nórdico). Está claro que también podemos poner una colcha (pieza de tela, de piel u otros materiales que se extiende sobre algo para cubrirla o para adornarla).

En cuanto a la palabra rebeca, esta es una “chaqueta de género de punto sin cuello que se abrocha por ante arriba abajo”.  La historia del nombre de esta pieza es curiosa porque originalmente se denominaba càrdigan (chaqueta deportiva de punto, larga y con el escote acabado en punta, generalmente sin cuello), nombre que recibía de lord Cardigan (aquel noble de la carga de la Brigada Ligera, las tropas del cual llevaban esta pieza). Aun así, el nombre rebeca nos viene a nosotros de una película de Alfred Hitchcock (1940): Rebecca, la protagonista de la cual usaba esta pieza. Y de su éxito, nos viene el nombre de este tipo de jersey (prenda de vestir exterior, de género de punto, cerrada y generalmente con mangas, que cubre desde el cuello hasta la cintura, el nombre de la cual proviene de la isla de Jersey) o suéter (unas pieza más gruesa que deriva de la palabra inglesa sweater: suador).

Aun así, ya no tenemos el tiempo que teníamos. Ahora es casi noviembre, hace 25 grados y la gente va en camisa mangas por el lecho del río Turia. Incluso, festividades como la Castanyada, que se celebra por estas fechas, es menos numerosa y popular estos días por diferentes motivos: hace bastante calor, hay menos castañas porque ha hecho calor y ha llovido poco, y se ha celebrado más el Halloween que el día de Todos Sants. Al menos, podemos tostar calabaza (fruto pepònide de la calabaza, de forma, tamaño y color muy diversos) y boniato (tubérculo comestible de la moniatera, oblongo o fusiforme, de pulpa amarillenta o cobriza, rica en fécula y azúcar), puesto que es época y están muy buenos. Además, tenemos unas expresiones muy bonitas para usarlas:  Volver (o volverse) calabaza (hacer perder [o perder] el entendimiento) y  Dejar (o quedarse) de pasta de boniato (dejar [o quedarse] paralizado o sin palabra a causa de una gran impresión o sorpresa).

Podemos decir que este año lo del verano de San Martín (serie de algunos días de buen tiempo y relativo calor que se suele acontecer después de los primeros fríos, alrededor de la fiesta de San Martín, 11 de noviembre) es un periodo bastante más largo, pero hay que tener cuidado porque ya sabéis qué dicen: “cuanto más fuerte es el verano, guárdate más del frío”. Así que guardaos de los resfriados!.