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Hallazgos clave

La evidencia sugiere que los territorios se ven afectados por shocks que cambian o reorientan los diferentes elementos y funciones existentes y, a su vez, modifican la sociedad, la cultura y la economía. En 2021, el objetivo de este proyecto fue evaluar el impacto socioeconómico y territorial a medio plazo de la crisis generada por la pandemia COVID_19 en las grandes áreas metropolitanas españolas, estudiar las respuestas adaptativas y las estrategias implementadas por los distintos actores urbanos (empresas, ciudadanía y administración local) para superar o minimizar sus efectos.

En este apartado se presenta una síntesis de información científica, resultados de seminarios y aportaciones de expertos relacionados con las transformaciones en el trabajo, la economía y el territorio, así como en los procesos de innovación social y gobernanza urbana. Su objetivo es ofrecer una visión integrada y estructurada en cinco ejes temáticos: 1) Capital humano y atracción de talento; 2) El futuro del trabajo: configuración territorial, paradoja ambiental y desafío postpandemia; 3) Nuevas dinámicas territoriales: comercio, turismo y cohesión territorial; 4) El fenómeno de las Viviendas de Uso Turístico, y 5) Innovación y gobernanza urbana. Con todo ello, se pretende contribuir a fundamentar futuras discusiones estratégicas y a la formulación de políticas adaptadas a nuestra realidad territorial y socioeconómica.

  1. Capital humano y atracción de talento
  2. El futuro del trabajo: configuración territorial, la paradoja ambiental y el desafío postpandemia
  3. Nuevas dinámicas territoriales y movilidad: comercio, turismo y cohesión territorial
  4. El Fenómeno de las Viviendas de Uso Turístico y la respuesta institucional
  5. Innovación social y gobernanza urbana: algunas lecciones aprendidas.
    Referencias
Capital humano y atracción de talento

La competitividad territorial ya no se mide solo por infraestructuras, sino por la capacidad de desarrollar, atraer y retener talento. En el contexto actual, factores como la calidad de vida, la flexibilidad y la diversidad son ahora decisivos.

Hallazgos clave

1.1. El capital humano como principal factor de resiliencia económica.
La investigación de la OCDE (2018) (1) es concluyente: las regiones con una mayor proporción de trabajadores con formación terciaria y un sector servicios de alto valor añadido presentan un riesgo de automatización de empleos significativamente menor. Como se confirma en el caso de Madrid (2), los servicios intensivos en conocimiento (programación, consultoría) fueron el sector más "resiliente" durante la pandemia. La inversión en educación y competencias no es un gasto, sino la política de desarrollo económico más eficaz a largo plazo. Sin embargo, una conclusión reforzada por análisis recientes que indican que la Inteligencia Artificial está destinada a transformar profundamente la naturaleza de las tareas laborales, exigiendo una adaptación continua de las habilidades de la fuerza de trabajo (3). Se considera, además, la integración de los aprendizajes en resiliencia comunitaria, si bien las organizaciones fortalecieron capacidades en gestión, liderazgo comunitario y adaptación tecnológica durante la pandemia, se evidencia también la necesidad de crear redes de aprendizaje situadas y territoriales.

1.2. La nueva "Brújula de la Atractividad": calidad de vida, vivienda y conectividad. Según el informe de la OCDE de 2023 (4), los factores más determinantes para atraer y retener talento internacional ya no son solo los laborales. La "brújula" apunta a tres elementos clave: vivienda asequible, conectividad a internet de alta velocidad y un ecosistema de calidad (servicios, entorno natural, oferta cultural). Los estudios sobre la pandemia lo validan, mostrando un desplazamiento del empleo y la residencia hacia áreas suburbanas y periurbanas donde estas condiciones pueden ser más favorables (2). Las universidades de calidad siguen actuando como imanes que señalan la existencia de una cantera de talento. Finalmente, se señala la importancia de reforzar la urgencia de generar o reforzar las políticas laborales con aspectos diferenciales para la capacitación y atracción de talento en contextos periféricos que garanticen la sostenibilidad, no solo de los empleos sino también de la calidad de vida, el acceso a vivienda y recursos tecnológicos.  Es necesario involucrar a las redes rurales en el diseño de políticas de atracción de talento, conectividad y ecosistemas de aprendizaje.

1.3. Creando ciudades deseables: la importancia del entorno en el espacio de trabajo. La pandemia ha transformado drásticamente los entornos laborales, impulsando un cambio de paradigma hacia el teletrabajo y los modelos híbridos. Este fenómeno es evidente en España, donde el porcentaje de teletrabajadores pasó del 4,8% en 2019 al 14,4% en el primer trimestre de 2024. Este aumento subraya la creciente relevancia de las condiciones del entorno del teletrabajador para su bienestar y productividad. En Barcelona, la proximidad a espacios verdes es ahora muy valorada. También lo son las características del interior de la vivienda. La calidad de los servicios públicos urbanos es otro factor clave. Todos estos elementos se integran como un componente crucial del Entorno. Este factor se suma al Talento, la Tecnología y la Tolerancia como atracción en los espacios económicos urbanos.

1.4. La diversidad como motor de innovación, no solo de equidad. El informe The Global Talent Competitiveness Index de 2018, demuestra que la ventaja competitiva no reside solo en tener talento, sino en gestionar su diversidad. El concepto de "Diversidad 2D" (combinar diversidad inherente de género, etnia con la adquirida en experiencias y formación) en los equipos de liderazgo es clave, ya que está directamente correlacionado con una mayor innovación, mejores resultados de mercado y la prevención del "pensamiento de grupo" (groupthink). Para ello, las organizaciones están organizando el trabajo en equipos de proyecto ágiles para aprovechar los beneficios de la diversidad, entendiendo que el resultado final en términos de innovación y rendimiento requiere, por encima de todo, normas más inclusivas (5).

1.5. La necesidad de un ecosistema de aprendizaje continuo (Lifelong Learning). La velocidad de la transformación digital hace que las competencias se queden obsoletas rápidamente. Es imprescindible crear un ecosistema local de formación que facilite la recualificación (reskilling) y la mejora de competencias (upskilling). La buena práctica, según la OCDE (1), es la creación de "ecosistemas locales de competencias", una necesidad que los agentes locales consideran crítica, señalando que las políticas actuales a menudo se limitan a “subvencionar la impartición”, pero no invierten en la creación de centros formativos de alto nivel con equipamiento de última generación. Esto dificulta alinear el talento con las necesidades reales de la industria donde empresas, centros de formación y administraciones colaboran para alinear la oferta formativa con las necesidades del mercado (6). El proyecto UrbInn-COVID subraya la importancia de esta capacidad de adaptación para la resiliencia urbana (6).

1.6 La crisis de talento como reto estructural del territorio. Los agentes económicos locales confirman una crisis transversal de talento, especialmente en sectores como el turismo y la industria metalúrgica. Se señala una "migración del sector turístico a otros sectores" y la dificultad para atraer talento joven a la industria. Se critica que las políticas públicas se centren en subvencionar la impartición de formación, pero no en crear infraestructuras formativas de alto nivel con equipamiento moderno, lo que genera un desajuste entre la formación ofrecida y las necesidades reales de las empresas (6). En este caso cabría resaltar la importancia de la creación, valor y rol de redes de cooperación en el comercio local. La experiencia de redes como Mercados de Oriente (en el caso de Colombia) muestra la importancia de la cooperación multiactor para sostener circuitos cortos de comercialización en toda la cadena de valor que genera beneficios no solo para quien produce sino también que lo compra. 
 

El futuro del trabajo: configuración territorial, la paradoja ambiental y el desafío postpandemia

El teletrabajo y la economía de plataformas han dejado de ser fenómenos marginales para convertirse en elementos estructurales, planteando un nuevo conjunto de oportunidades y desafíos.

Hallazgos clave

2.1. El teletrabajo como herramienta de reconfiguración territorial y amplificador de desigualdades. El teletrabajo ha emergido como una fuerza de reconfiguración territorial que presenta una dualidad crítica. Por un lado, ofrece una oportunidad para relocalizaciones residenciales hacia la periferia metropolitana en busca de vivienda asequible (6,10). Además, los ERTEs actuaron como un mecanismo de flexibilidad interna para amortiguar la pérdida de empleo y la destrucción de puestos de trabajo durante la crisis pandémica, con un impacto desigual según territorios y sectores (11). Por otro lado, los datos demuestran que se consolida como un privilegio urbano y de alta cualificación. Los estudios identifican brechas por edad, siendo los jóvenes más propensos, y también por género, aunque la evidencia sobre una mayor propensión de las mujeres parece menos concluyente (10,12). Esta tendencia, junto a la adopción parcial (la mitad de los que podían teletrabajar en 2021 no lo hacían), amenaza con amplificar las desigualdades socio-territoriales (10). Se requiere, por tanto, una estrategia dual que combine la inversión en infraestructuras en zonas despobladas con políticas activas de formación y equidad digital.
Nuestros estudios en Madrid confirmar que el teletrabajo puede interactuar con la crisis de la vivienda de diferentes maneras. Parece que al aumentar la flexibilidad respecto del lugar de trabajo puede facilitar el acceso a la misma desde lugares menos tensionados, si bien está por ver si esto puede extender el problema hacia las periferias metropolitanas. Los alquileres de temporadas para profesionales y nómadas pueden reducir la oferta allí. Por otro lado, los estudios muestran que mucho del talento, pese a poder, prefieren permanecer localizados en espacios muy centrales, aumento los problemas de gentrificación. 

2.2. La paradoja ambiental del teletrabajo: menos "commuting", pero más impacto residencial y de movilidad no laboral. El teletrabajo genera un notable beneficio ambiental al reducir drásticamente las emisiones del transporte al trabajo (hasta un 70% de CO₂ en casos estudiados), pero este ahorro se ve amenazado por "efectos rebote" (12). La evidencia demuestra un incremento de la movilidad no laboral en vehículo privado y del consumo energético en los hogares, lo que puede neutralizar los beneficios iniciales. Para asegurar un impacto climático netamente positivo, es imprescindible que las políticas de teletrabajo se integren en un marco más amplio que incluya incentivos para la eficiencia energética residencial y el fomento de la movilidad sostenible (13).

2.3. Espacios verdes urbanos: más allá de la cantidad, un desafío de equidad y acceso. La aspiración de una "ciudad verde" trasciende la mera cantidad de metros cuadrados, con recomendaciones como los 10-15 m² por habitante de la OMS y la regla 3-30-300 de Greenpeace (3 árboles visibles, 30% de cobertura arbórea por barrio, 300m al parque más cercano) subrayando la importancia de la calidad, accesibilidad y distribución. Sin embargo, la biodiversidad urbana, aunque es un bien público esencial, enfrenta una desigualdad inherente en su acceso, exacerbando la fractura social y generando inseguridad en barrios vulnerables. Curiosamente, en ciudades compactas como Barcelona, Madrid y Valencia, el ingreso per cápita no se correlaciona directamente con la cantidad de zonas verdes. En cambio, la ubicación geográfica de la residencia emerge como el factor determinante para el acceso a la vegetación urbana, evidenciando que la justicia ambiental en el entorno verde depende críticamente del lugar donde se vive.

2.4. Teletrabajo urbano: satisfacción, impacto y desafíos de adaptación de la ciudad. El teletrabajo es un fenómeno urbano en expansión, pero su distribución espacial y la influencia de las externalidades urbanas en su rendimiento son poco estudiadas. Para abordar esta brecha, se ha desarrollado el Índice de Satisfacción con el Teletrabajo en Casa (HTS) en Barcelona, que considera la habitabilidad de la vivienda, el entorno construido y la calidad ambiental para evaluar la experiencia de teletrabajo. La pandemia ha catalizado un intenso debate sobre el impacto del teletrabajo en la economía urbana, cuestionando la "muerte de la distancia" y sus efectos en la cohesión territorial y el desarrollo regional, así como en los patrones de migración urbana. Más allá de estas interrogantes, surge la cuestión crucial de si las ciudades actuales están realmente preparadas y son entornos óptimos para el teletrabajo desde el hogar.

2.5. El desafío postpandemia: de la regulación normativa a la cultura del trabajo híbrido. Tras la consolidación del teletrabajo híbrido, valorado por su impacto en la conciliación y productividad (14), los principales desafíos han pasado de ser tecnológicos a ser sociales y organizativos. La evidencia identifica tres retos críticos que exigen a las organizaciones ir más allá del marco legal:

  • La pérdida de lazos sociales: los propios trabajadores lo identifican como el principal aspecto negativo y uno de los motivos clave para no teletrabajar, describiéndolo como una sensación de "soledad" y "depresión" por la falta de contacto informal con los compañeros (6,10,14). 
  • La dificultad para la desconexión digital: la "no desconexión laboral" y la incomodidad de trabajar desde casa son preocupaciones recurrentes que evidencian la difuminación de los límites entre trabajo y vida personal (10,14).
  • La falta de compensación de gastos: La ausencia de recursos materiales y el traslado de los costes de la oficina (luz, equipamiento) al trabajador es otro de los problemas recurrentes (14). 

La buena práctica para afrontar estos retos consiste en desarrollar activamente una cultura de trabajo híbrido basada en la confianza y el bienestar, formando a los líderes para gestionar la flexibilidad y la salud laboral de sus equipos (13,15).

2.6 La "flexiseguridad" en la práctica: valoración de los ERTEs y crítica a la gestión de las ayudas. Los actores empresariales validan los ERTEs como una herramienta "esencial" como mecanismo para conservar capital humano vinculado a la mano de obra en momentos de crisis y permitir una rápida recuperación, a diferencia de la crisis de 2008. Sin embargo, critican duramente la gestión de las ayudas a la digitalización (como el Kit Digital) por su excesiva burocracia, plazos anuales rígidos y falta de planificación estratégica (ej. la ayuda de consultoría salió después que la de equipamiento), lo que ha limitado su impacto transformador real (6).
 

Nuevas dinámicas territoriales y movilidad: comercio, turismo y cohesión territorial

La digitalización y las crisis recientes han acelerado transformaciones profundas en el uso del espacio urbano y rural, afectando al comercio, el turismo y la provisión de servicios básicos.

Hallazgos clave

3.1. El ascenso del modelo urbano policéntrico y la nueva geografía del trabajo. Los estudios sobre Madrid y Zaragoza (2,7) muestran que no estamos ante una "muerte del centro". Se está configurando un modelo urbano policéntrico: los centros mantienen su función de interacción y sede de servicios "reactivos" (comercio, finanzas, ocio), mientras que la periferia gana un nuevo protagonismo como nodo logístico (impulsado por la "economía de la entrega" y el crecimiento de las actividades de mensajería) y como espacio de residencia y teletrabajo para los servicios de conocimiento. Los estudios de Madrid nos muestran la naturaleza multiescalar de las redes de la logística urbana, observando un crecimiento en toda la periferia metropolitana de almacenes y naves logísticas, pero también en el interior de la ciudad central, asociadas a la llamada “última milla”.

3.2. La paradoja de la revitalización comercial: homogeneización, desiertos y canibalización. La pandemia ha acelerado procesos de reconfiguración comercial en los espacios urbanos motivados por el cambio en las pautas de consumo y en la digitalización del sector. Las grandes cadenas comerciales han protagonizado una "vuelta al centro" con modelos de flagship stores, localizados en áreas emblemáticas y en espacios de frecuentación turística (7). Esto, si bien revitaliza ciertos ejes, también provoca una homogeneización del paisaje, así como la creación de "desiertos comerciales" en áreas en declive y en los barrios populares (18). Los actores locales confirman esta tendencia, que cifran con una pérdida del 10% del tejido comercial desde 2019, principalmente comercio local y de proximidad, mientras constatan la proliferación de locales vacíos (6) en barrios y nuevos desarrollos, así como una "canibalización" entre centros comerciales, o bien forzando a otros a transformarse radicalmente.

3.3. Dinámicas urbanas: tipologías de calles y la transformación del comercio a servicios. En las ciudades medias de Catalunya, la categorización de las calles urbanas en Atracción, Estancia, Caminabilidad y Residuales es fundamental para comprender la evolución del comercio minorista y la vitalidad de los centros urbanos. Cada tipo de calle cumple una función específica, influenciada directamente por las dinámicas socioeconómicas y la constante transformación del paisaje comercial. Las Calles de Atracción de los centros urbanos están mutando: un desplazamiento de comercios esenciales a la periferia y una intensificación de la restauración y servicios, señalando una clara turistificación hacia el ocio y el consumo experiencial. Las Calles de Estancia complementan esta tendencia, ofreciendo espacios de descanso que potencian la experiencia de los visitantes. Las Calles de Caminabilidad actúan como la infraestructura vital, conectando eficientemente todas estas zonas y facilitando el movimiento peatonal. Por contraste, las Calles Residuales permanecen al margen, con poca actividad y sin contribuir a esta nueva vitalidad central. Así, la evolución del comercio no solo cambia el tipo de establecimientos, sino que también redefine el propósito y la interacción entre las distintas tipologías de calles, creando un centro urbano más especializado y experiencial. 

3.4. La doble cara de la proximidad: validación desde el sector comercial. Los actores del comercio confirman la "revalorización de la proximidad", con un 46% de los consumidores valencianos comprando cerca de su hogar. Sin embargo, también validan la paradoja: la pérdida del 10% del tejido comercial de proximidad desde 2019 y la proliferación de locales vacíos, mientras las grandes cadenas se reorganizan y los modelos de negocio basados en la economía circular y la conveniencia fast food crecen exponencialmente (6). En el caso de Zaragoza, los comerciantes locales y de proximidad ven con preocupación la reconfiguración del sector, aunque evidencian la proximidad como uno de sus principales valores y atractivos, en particular en barrios populares. Por su parte, las políticas públicas de apoyo al comercio local y de proximidad han sido muy insuficientes durante la postpandemia, centrados en programas de fidelización e incentivos directos al consumo y en ayudas para la digitalización del sector poco enfocadas en las necesidades reales del pequeño comercio. Otras ayudas se han centrado en intervenir en el espacio público para mejorar su calidad y dinamizar el comercio, creando en algunos casos "centros comerciales abiertos" (18, 19). 

3.5. La paradoja del comercio híbrido: un dilema para el consumidor urbano. En las ciudades medias de Cataluña, los consumidores se enfrentan a un dilema. Por un lado, les atrae la comodidad de comprar online o en grandes superficies. Por otro, quieren apoyar el comercio local. Esta situación crea una paradoja en sus decisiones de compra. Esta tensión se manifiesta de diversas maneras entre los usuarios de los centros urbanos: desde el "consumidor concienciado", que vive un conflicto entre sus valores y la practicidad, hasta el "consumidor urbano de experiencias", que prioriza el ocio y la cultura, o el "funcional", que busca eficiencia, y el "paseante", cuyas compras son más espontáneas. Cada perfil navega y resuelve, a su modo, este complejo escenario de opciones en el corazón de la ciudad.

3.6. Ciclodistribución y la paradoja del consumidor: sostenibilidad vs. conveniencia en la última milla. La distribución urbana de mercancías está cambiando, y la ciclodistribución emerge como una alternativa sostenible clave para la logística de última milla. Los consumidores priorizan la rapidez, el precio y la comodidad sin una influencia de los factores sociodemográficos en la conciencia ambiental y social.

3.7. Movilidad infantil en Barcelona: más allá del ensanche. Los resultados de nuestro estudio revelan que la aparente funcionalidad de los barrios tipo Ensanche en Barcelona no siempre se traduce en una buena movilidad autónoma para los niños. En estos barrios, el tráfico intenso y la escasez de espacios verdes generan percepciones de miedo y limitan el desarrollo infantil. Curiosamente, los barrios con mejor puntuación en el Índice de Movilidad Autónoma Infantil (MAI) son los antiguos núcleos históricos de pueblos anexionados como Sants, Gràcia, Les Corts o Sant Andreu. En contraste, los barrios con peor MAI son los periféricos, que se caracterizan por su vulnerabilidad, inseguridad, dispersión y la falta de espacios y usos adecuados para la infancia.

3.8. Exclusión financiera: el lado oscuro de la digitalización en el territorio rural. Las mismas estrategias de optimización que son un signo de resiliencia en los espacios urbanos (banca online) provocan exclusión en el territorio rural. El estudio sobre Aragón (9) identifica una "exclusión financiera de Tipo I" (ausencia total de sucursales en municipios pequeños y envejecidos) y de "Tipo II" (saturación de las pocas oficinas que quedan en cabeceras más grandes y en las ciudades). Este proceso, impulsado por la reestructuración bancaria post-2008 y por los efectos de la pandemia, agrava el círculo vicioso de despoblación y envejecimiento.

3.9. Del monocultivo turístico a la diversificación inteligente. El análisis de los destinos turísticos (8) muestra dos modelos opuestos. Por un lado, la vulnerabilidad de la "insularidad" y el monocultivo turístico (Baleares), que genera overtourism y presión sobre los recursos. Por otro, el modelo de ciudades medias como Osuna, que apuestan por la diversificación inteligente, capitalizando activos intangibles para crear productos innovadores como el "turismo filmográfico" (efecto "Juego de Tronos"). Esto se complementa con el auge del "turismo creativo", basado en la co-creación de experiencias con el talento local.
 

El Fenómeno de las Viviendas de Uso Turístico y la respuesta institucional

Este apartado se centra en analizar las causas y la manifestación territorial del auge de las VUT. Se explora cómo un marco de desregulación inicial, combinado con la economía de plataforma, ha provocado un crecimiento masivo y geográficamente concentrado, generando graves impactos sociales y transformando la percepción pública del fenómeno de una oportunidad económica a un conflicto urbano.

Hallazgos clave

4.1. Origen en la desregulación y crecimiento exponencial. El fenómeno nace de la exclusión de las VUT de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), lo que permitió una proliferación masiva. El caso de Valencia es paradigmático, con un incremento de más de 6.000 VUTs entre 2015 y 2024, evidenciando una burbuja de oferta (16,17)

4.2.Concentración geográfica extrema. El problema no se diluye en la ciudad, sino que se intensifica en barrios muy concretos. En Valencia, distritos como Poblats Marítims (16,3%), Ciutat Vella (13,7%) y L'Eixample (9%) acumulan la mayor parte de la oferta y, por tanto, de los conflictos, lo que demuestra una fuerte correlación entre el atractivo turístico y la concentración de VUT (16).

4.3.Impacto directo sobre la habitabilidad residente. La investigación identifica un conjunto claro de efectos negativos: encarecimiento de la vivienda (alquiler y compra), dificultad de habitabilidad, gentrificación comercial con pérdida de servicios esenciales para los residentes y conflictos de convivencia que deterioran la calidad de vida en los barrios más afectados (16,17). 

4.4.De oportunidad económica a conflicto social. El análisis de prensa sobre Valencia y Zaragoza demuestra que la narrativa pública ha virado drásticamente. Si inicialmente se hablaba de "desarrollo" y "cambios de uso", el debate actual se centra masivamente en "denuncias y problemas de las VUT" (42,7% de las noticias en Valencia), señalando que el fenómeno ha alcanzado un punto de saturación social y política (16).

La respuesta institucional: gobernanza, regulación y lecciones aprendidas para gestionar el auge de las VUT
Los siguientes puntos abordan la capacidad (o incapacidad) de las administraciones para gestionar el auge de las VUT. Se analiza la diferencia en las respuestas políticas entre territorios, la falta de una planificación integrada y las lecciones que se pueden extraer de los modelos de gestión reactivos frente a los proactivos.

4.5. Fracaso de la gobernanza: incoherencia y reacción tardía. La conclusión principal es la falta de una política turística y urbanística proactiva y coordinada. La regulación ha sido reactiva, llegando tarde cuando el problema ya estaba descontrolado, como demuestran los tres intentos fallidos de aprobación de normativa específica en Valencia, frente a la inacción en Zaragoza (16,17).

4.6. Trayectorias diferenciadas como advertencia. La comparación entre Valencia (fase de conflicto y regulación post-saturación, con una moratoria aprobada en mayo de 2024) y Zaragoza (fase incipiente de normativización) no muestra dos problemas distintos, sino dos momentos temporales del mismo fenómeno. La experiencia de Valencia sirve de advertencia sobre las consecuencias de la inacción y la falta de regulación temprana (17).

4.7. El dilema de la regulación urbanística vs. ordenanza municipal. Se constata que muchos municipios recurren a ordenanzas municipales para zonificar o limitar las VUT, cuando el instrumento natural y más adecuado para ordenar estos usos son los planes urbanísticos. Esto denota una falta de planificación integrada y a largo plazo, y una respuesta más cortoplacista a la presión social (16,17).

4.8. El reto global-local. La reflexión final de los estudios plantea el dilema central de la gobernanza: ¿Puede un problema tan globalizado, impulsado por plataformas y capitales internacionales, ser gestionado eficazmente solo desde el ámbito regional o local, o se requiere un marco estatal robusto que establezca unas reglas del juego claras para todos? (16,17). Para el caso, es importante articular la gobernanza multinivel que permita combinar esfuerzos institucionales, vincular los liderazgos sociales y las redes de cooperación intersectorial. Potenciar la innovación social como motor de adaptación frente a crisis sistémicas, con énfasis en el empoderamiento comunitario que genere autogestión y sostenibilidad.

Innovación social y gobernanza urbana: algunas lecciones aprendidas

Durante el desarrollo del proyecto se ha podido profundizar en algunas experiencias de innovación social y gobernanza urbana que han dejado importantes aprendizajes en el contexto del COVID-19 y del post COVID-19. Este texto pretende rescatar algunas de las conclusiones obtenidas y servir de herramienta para analizar los diversos procesos sociales y políticos. En este sentido, se destacan los siguientes puntos:

5.1 La crisis de COVID-19 impulsó las iniciativas de innovación social. 
Incluso en aquellos territorios donde el tejido social estaba parcialmente desactivado, el COVID-19 facilitó la reactivación de dicho tejido mediante la movilización de diversos recursos destinados a paliar los efectos más inmediatos de la crisis. Algunos estudios han relacionado esta respuesta rápida con lo agudo de la crisis sanitaria o la DANA de Valencia, por lo que cabe preguntarse si ante otro tipo de crisis menos evidente en el corto plazo (por ejemplo, la crisis ambiental) cabe esperar una respuesta similar. Desde una perspectiva comparada entre Madrid, Barcelona y Valencia, que han sido las principales ciudades en las que se ha desarrollado el proyecto, vemos cómo en todos los casos el COVID-19 implicó un aumento de las iniciativas de innovación social. 

Estas iniciativas surgen, en general, en momentos de crisis, pero su enfoque se va transformando, de modo que, mientras la crisis del 2008 supuso el surgimiento de iniciativas vinculadas con la economía social, la crisis del COVID-19 trajo consigo iniciativas vinculadas al apoyo mutuo y vecinal. 
Aunque en líneas generales los momentos de crisis han implicado una activación del tejido, han sido a su vez, en ocasiones, un golpe para la participación de las personas que ya estaban participando, dado que tienen que afrontar en su vida personal las consecuencias de dichas crisis. Como conclusión de las experiencias de las distintas ciudades, se establece que los momentos de crisis producen una activación de las iniciativas de innovación social que, si bien en el medio plazo pueden en algunos casos “desinflarse”, en el largo plazo van dejando cierto poso. Sobre esto último se profundiza en el siguiente punto.  

5.2 El componente espacial como resultado fundamental para comprender el surgimiento de las iniciativas de innovación social.
Frente a otros estudios que señalaban el factor de vulnerabilidad de los barrios (o en otros casos cierto nivel socioeconómico) como elemento determinante para el surgimiento de estas iniciativas, hemos observado que el hecho de que en los barrios o distritos hubiera experiencias previas de movilización social ha sido lo que ha influido en mayor medida en que estas experiencias se reactivasen o aparecieran con más fuerza, independientemente del factor de la vulnerabilidad. Este componente “sedimentado” supone una forma de capital territorial, listo para ser movilizado en momentos de crisis. 

Este componente espacial ha sido fundamental en las tres ciudades estudiadas. 

  • En el caso de Madrid, se destaca cómo el tejido vecinal preexistente fue el que posibilitó, en el momento del COVID-19, la articulación en los barrios de redes de apoyo mutuo y, no sólo eso, sino también la incorporación de nuevos actores y nuevas generaciones en un movimiento vecinal caracterizado por cierto anquilosamiento. 
  • En el caso de Valencia, momentos de crisis ya en la etapa post-COVID19, como ha sido la DANA, han demostrado cómo las iniciativas de reconstrucción han surgido con mayor eficacia en aquellos espacios en donde ya había experiencias relevantes de autoorganización como el caso del Parque Alcosa, mientras que otros barrios que carecían de estas experiencias previas no consiguieron articular dichas iniciativas y permanecieron esperando el apoyo de la institución pública. Esto, en última instancia, implicó mayores dificultades para solucionar los problemas de los vecinos. 
  • Finalmente, en el caso de Barcelona, lo más destacable es la ausencia de relación entre vulnerabilidad y participación, siendo muchas veces en los barrios intermedios en donde más se desarrollan este tipo de iniciativas donde existe una mayor red asociativa. 

En todos los casos se ha destacado el papel de las tecnologías y el uso de las redes sociales, que han favorecido que la expansión de las iniciativas de innovación social. 
Por tanto, en este punto cabe concluir que lo que va sedimentando poco a poco en el territorio es lo que luego posibilita que surjan iniciativas de innovación social con menor dificultad y que se activen en periodos de crisis de una forma eficaz. 

5.3 La transformación de las iniciativas surgidas por la COVID-19
Aunque las iniciativas surgieran con el principal objetivo de dar solución a los efectos inmediatos del COVID-19 mediante la conformación de grupos de ayuda mutua, en muchos casos no fueron meramente asistenciales, sino que hubo una cierta modificación de sus objetivos desde fines más solidario-asistenciales hacía otros más transformadores; por ello las hemos identificado como iniciativas de innovación social. En este sentido, se ha observado una intención de transformación social mediante un cambio en las relaciones de poder y el intento de transformación en la gobernanza urbana, reclamando formas más participativas y llevando a cabo una crítica en la dificultad de las instituciones para dar cuenta de las demandas sociales. Además, estas iniciativas surgieron con una voluntad de permanencia en el tiempo y, por tanto, con la idea de ir más allá del momento concreto del COVID-19. 

En ese sentido, cabe preguntarse por la paradoja de la necesidad de contar con la institución pública para el impulso de las iniciativas de innovación social, y el hecho de que el impulso y la creatividad que muestran muchas de ellas surge precisamente porque hay un vacío que no se cubre desde la administración pública. 

El estudio comparado de las tres ciudades deja importantes aprendizajes sobre el complejo papel que debe tener la institución pública en relación con las iniciativas de innovación social.

  • En primer lugar, el rol de las instituciones públicas debe ser únicamente facilitador, es decir, en el momento en que son necesarias poner los recursos a disposición del tejido social y, cuando ya no se requieren, ir desapareciendo paulatinamente. 
  • En segundo lugar, la institución pública debería tener un papel de escucha activa y de reconocimiento del tejido social, esto es, dotarlo de legitimidad como un actor relevante en la vida pública.
  • Y, en tercer lugar, frente a las dificultades que encuentra a menudo el tejido social para poder establecer diálogos con la administración pública por falta, sobre todo, de voluntad política, se propone la búsqueda de lo que se han denominado “infiltrados”, esto es, funcionarios de las instituciones públicas locales que estén dispuestos a actuar con este rol facilitador de manera individual y que posibilitan que muchas iniciativas del tejido social salgan adelante. 

5.4 La etapa post COVID-19 y la reactivación del tejido social.
Tras la pandemia ha habido una reactivación del tejido social y, tanto esto como la articulación de un discurso en torno al cuidado mutuo, posibilitó la aparición de experiencias de movilización social que rescataron esa idea del cuidado y la interdependencia, pero ya no sólo entre las personas, sino también introduciendo el componente del medio ambiente y el espacio público. De este modo, se ha observado cómo, sobre todo, a raíz de los discursos que aparecieron durante el COVID-19 la cuestión del cuidado y el surgimiento de las comunidades de cuidados en el ámbito urbano han ido creciendo y articulando a los distintos sujetos. Esto se muestra especialmente en los casos de Madrid y Valencia donde se han articulado sujetos en la etapa del post COVID-19 bajo esta lógica. A modo de ejemplo, en el caso de Madrid con el movimiento “No a la Tala” se conformó una comunidad de cuidados que entendía el medio ambiente también se encuentra interrelacionado con las personas y que, por tanto, es preciso cuidarlo. Por otro lado, en el caso de Valencia, con los Comités de Reconstrucción y Emergencia surgidos a raíz de la Dana, se ha vuelto a rescatar esta idea de que las personas no viven aisladas y que, por tanto, y más en momentos de crisis, el cuidado mutuo es una necesidad.
 

Referencias
  1. OECD (2018), Job Creation and Local Economic Development 2018: Preparing for the Future of Work, OECD. Publishing, Paris. https://doi.org/10.1787/9789264305342-en
  2. Sánchez-Moral S, Solís E, Méndez R, Mohíno I. The evolution of employment and workplaces in metropolitan regions during the pandemic: The case of Madrid. Cities. 2024;154(May). 
  3. OECD. OECD Employment Outlook 2023: Artificial Intelligence & the Labour Market [Internet]. 2023. 0-267 p.
  4.  OECD. Rethinking Regional Attractiveness in the New Global Environment [Internet]. 2023. 
  5. Global T, Competitiveness T. The Global Talent Competitiveness Index 2018. 2018. 
  6. VVAA. Mesa Redonda. Escenarios actuales de las actividades económicas urbanas. En: Innovación socioeconómica, trayectorias y estrategias en la ciudad postpandemia Proyecto UrbInn-Covid. Valencia: Universidad de Valencia; 2025. p. 1-10. 
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