Institut de Hª de la Medicina i la Ciència Lopez Piñero

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Victor Navarro, catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València

Jesús Català, profesor de Historia de la Ciencia  de la Universidad Cardenal Herrera-CEU

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Este año se cumplen 200 años del nacimiento de quien quizá ha sido el más influyente naturalista de todos los tiempos, el inglés Charles R. Darwin (1809-1882), el autor que estableció las bases de la actual teoría central en el explicación de la vida y los fenómenos que se asocian: la teoría de la evolución por selección natural. Con esta exposición, se pretende acercar al público la figura y la obra del personaje, situándolo en el contexto de su época y tratando de captar la profunda influencia que ejerció. La Universidad de Valencia quiere celebrar conjunto otra conmemoración, la de los cien años del homenaje que se rindió a su paraninfo al naturalista inglés, y que estuvo posible por la iniciativa de los alumnos de medicina, con el apoyo de varias personalidades de la ciencia y la cultura tanto de Valencia como de España. Aquellos estudiantes quisieron homenajear a quien era ya una referencia insoslayable en la historia del conocimiento, y que el dice de hoy, desgraciadamente, sigue siendo poco entendido en su significación más general.

Charles Darwin y su obra El Origen de las especies

1. LA IDEA DE LA EVOLUCIÓN

La evolución es la idea de que los seres vivos sufren transformaciones a lo largo del tiempo. Aunque puede encontrarse de forma más o menos explícita en autores muy antiguos, sólo desde finales del siglo XVIII empezará a plantearse como alternativa seria a la idea contraria, dominante entonces, de la fijeza de las formas de vida, que se combinaba a menudo con otra más, la de la creación por acción divina. En tal contexto, la diversidad de los seres vivos se representaba jerárquicamente, como una gran escala en la que cada especie ocupaba un lugar determinado, más elevado cuanto más perfección mostrara. Con la extensión de las ideas evolucionistas, tanmteix, esta visión del mundo comenzará a ser cuestionada.

2. LA EVOLUCIÓN ANTES DE DARWIN 

A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, la obra de personajes como el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) y otros autores en varios países europeos, hará mucho para difundir el pensamiento evolutivo, no sólo por en cuanto a la explicación de la vida, sino también a las visiones de la historia y la sociedad humanas. Sin embargo, los mecanismos explicativos que se proponían eran muy discutidos, al tiempo que permanecía una carencia de fundamentación empírica. Además, las reservas ideológicas, muchas de carácter religioso, fueron una causa añadida que dificultó esta primera extensión del evolucionismo.

3. LA ÉPOCA DE DARWIN 

Darwin es un típico ejemplo de ciudadano inglés a la época en que el Imperio Británico alcanza su máximo esplendor. Y esto, gracias a un proceso de expansión colonial a lo largo del mundo y la activación de un cambio en las bases económicas de la sociedad, con el paso de una referencia agrícola en otra industrial. El mismo Darwin nace en el seno de una familia acomodada, relacionada con la pujante industria cerámica del sur de Inglaterra. Hijo y nieto de médicos, no estuvo capaz, sin embargo, de continuar la tradición, y también fracasó en seguir un camino habitual de los jóvenes de su condición: la carrera eclesiástica.

4. EL CAMINO HACIA LA FAMA 

Darwin encontró la oportunidad de satisfacer su vocación como naturalista cuando se incorporó a la expedición del barco Beagle, que tenía encomendada una misión científica por los mares australes. El viaje, que entre 1831 y 1836 supuso una vuelta al mundo, permitió Darwin acceder a un montón de fenómenos geológicos y biológicos que cambiaron su perspectiva sobre el funcionamiento del mundo y de la vida. Una vez volvió a su país, Darwin se casó con su prima Emma Wedgwood, al tiempo que fue construyendo una familia, fue forjándose un prestigio como científico gracias a los estudios sobre los materiales recogidos en la expedición y para otros trabajos de investigación. La aportación que más fama le acabaría por dar, sin embargo, seguía siendo madurada en silencio.

El barco de la armada inglesa Beagle, en el que Darwin viajó recopilando información sobre el mundo natural.

5. DE LA ANGUSTIA A LA POLÉMICA 

La idea de que las especies se transforman no era original de Darwin, pero sí lo era el mecanismo de selección natural que propuso para explicar ese hecho transformativo, que concebía lento y gradual. Darwin, además, pensaba que la actuación de la selección natural se ejercía sobre las variaciones aleatorias que presentaban los individuos en el seno de las especies, y que hacían que algunos fueron más favorecidos que otros. La selección acababa así para marcar un proceso de divergencia que iba separando las nuevas especies de lesancestrals. En definitiva, esto es el núcleo de la teoría que Darwin concibió pero que sólo osó publicar cuando otro naturalista, Alfred Russel Wallace (1823-1913), le envió 1858 una carta desde el archipiélago malayo con unas ideas parecidas . Los amigos de Darwin combinaron una solución para hacer justicia a Wallace salvando la prioridad de Darwin, quien definitivamente publicó su obra capital, el Origen de las especies, el año siguiente. Darwin había retrasado mucho la exposición pública de su pensamiento, porque era consciente de las implicaciones polémicas que contenía. Y efectivamente, el nombre de Darwin pasó a ser bandera de aquellos que pugnaban por una nueva visión del mundo frente otros que querían continuar anclados en las viejas interpretaciones de la naturaleza.

6. EL PATRIARCA DE LA EVOLUCIÓN

Darwin alcanzó una fama inmensa raíz la publicación del Origen. Su actividad, sin embargo, continuó, y escribió numerosos libros científicos durante las siguientes dos décadas. Una de las cuestiones más controvertidas que trató Darwin en aquellos años fue la del propio origen y evolución de los humanos, porque la propuesta darwinista podía verse como una negación de todos los rasgos distintivos con que el pensamiento occidental había adornado la humanidad para distinguirla de los animales. Esto no hizo sino acentuar el apecte simbólico de la figura de Darwin. Desde su casa en el pueblo de Downe, Darwin creó una impresionante red de corresponsales, con los que intercambiaba información. La casa estuvo también lugar de encuentro con los partidarios del evolucionismo, además de espacio de investigación y experimentación.

Downe House, la casa de Darwin, y su despacho en un grabado de 1882, desde donde estableció su red de correspondencia científica

7. EL ECLIPSE DEL DARWINISMO 

Mantenerse fiel a al darwinismo se reveló, sin embargo, tarea difícil. Fueron muy pocos los autores que, a pesar de decirse darwinistas, asumieron plenamente los postulados de Darwin. Uno de los grandes problemas era asumir que la evolución era azarosa. Otro, que la selección natural tenía el potencial que Darwin preconizaba. Esto se tradujo en un resurgimiento de las ideas de Lamarck y en diferentes teorías de evolución dirigida. Por ello, durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, el darwinismo atravesó su llamado "eclipse". Darwin consiguió hacer plausible el hecho de la evolución, pero no así convencer sobre los aspectos particulares de sus propuestas. Llegó un momento, sin embargo, que sus ideas acabaron por ser ampliamente admitidas.

Manuscrito de Charles Darwin y lomo de la primera edición de El origen de las especies

Caricatura de Darwin como mono, muestra de la época de críticas a su teoría

8. LA NUEVA SÍNTESIS DARWINISTA

Entre los años 30 y 40 del siglo XX, la genética estuvo capaz de reconciliar los mecanismos de cambio en el material hereditario con la selección natural y la variación al azar. Zoólogos y botánicos ofrecieron nuevos estudios sobre la aparición de especies debido a circunstancias geográficas y ambientales. Los paleontólogos, por su parte, ajustaron los ritmos de cambio orgánico en el tiempo geológico. Todo ello supuso devolver el protagonismo a las teorías darwinistas como fundamento de nuestro conocimiento de los fenómenos evolutivos.

Portada de la obra de T.H. Huxley, El lugar del hombre en la naturaleza, y ilustración de los esqueletos de gibón, orangután, chimpancé, gorila y hombre, inspirada en Huxley y popularizada por Ernst Haeckel, que se convirtió en imagen simbólica de la evolución

9. EL EVOLUCIONISMO EN NUESTRA CASA

Valencia estuvo uno de los más importantes focos en la difusión del evolucionismo en España. Las primeras exposiciones que conozcamos de las ideas de Darwin son del barcelonés Rafael Cisternas (1818-1876), catedrático de historia natural en la Universidad. El más activo divulgador valenciano del evolucionismo será Peregrino Casanova (1849-1919), catedrático de anatomía, mientras que las realizaciones científicas en clave evolucionista más exitosas vendrán de la mano del naturalista Eduardo Boscá (1843-1924), autor de importantes estudios sobre el reptiles y anfibios ibéricos al tiempo destacado paleontólogo.
Los sectores más conservadores se manifestaron antievolucionistas. Un ejemplo es el catedrático de lógica y psicología del Instituto de Segunda Enseñanza de Valencia, Manuel Polo y Peyrolón (1846-1918). Ahora bien, también hubo una oposición moderada al evolucionismo, centrada en la discusión científica y no en la ideológica. El autor valenciano más conocido estuvo, Juan Vilanova y Piera (1821-1893), catedrático de paleontología en la Universidad Central (Madrid).

Eduard Boscà

Peregrín Casanova

Joan Vilanova

Portada de la obra antievolucionista Supuesto parentesco entre el hombre y el mono, de M. Polo y Peyrolón

Esquema de la divergencia, incluido en El Origen de las especies

Placa que se colocó en la Facultad de Medicina con motivo del Homenaje a Darwin