Antes del Arte fue un grupo de artistas formado en Valencia, a finales de la década de los sesenta del pasado siglo, cuya trayectoria goza de singular importancia en el decurso que ha seguido el arte contemporáneo español. El interés de sus investigaciones radica en su especial aproximación a la relación entre el arte y la ciencia; o, más bien, a la consideración tendente, en términos conceptuales, a la indiferenciación de las posibilidades de acción entre ambos campos del conocimiento.
La exposición planteada constituye una mirada retrospectiva sobre la corta, aunque tremendamente intensa, andadura de este colectivo artístico en un tiempo de especial trascendencia histórica, como es el que rodea el año 1968. Fundamentalmente, se reúne una parte considerable de las obras que integraron las tres principales muestras del grupo (Colegio de Arquitectos, Valencia, 1968; Galería Eurocasa, Madrid, 1968; y Galería As, Barcelona, 1969).
En ellas, un conjunto reducido de artistas plásticos (Michavila, Sanz, Sempere, Sobrino, De Soto, Teixidor e Yturralde) y músicos (Marco y Llácer), inspirados programáticamente por el crítico Aguilera Cerni, articularon una consistente propuesta de corte gestáltico e integradora de disciplinas. Con ella se alcanzó un grado de contextualización notable dentro del panorama artístico europeo, especialmente el italiano.
De hecho, la segunda mitad de los sesenta fue un periodo en el que se aprecia muy intensamente la predominancia de dos opciones antitéticas: el realismo crítico de raigambre pop y la abstracción geométrica. En el entorno valenciano, esta dialéctica se observa claramente en la alternancia que en aquella época caracterizó los posicionamientos de Aguilera, tan influenciado por Argan.
Paralelamente, también se quiere dar indicio de las producciones de estos artistas en los años inmediatamente anteriores y posteriores a las mismas. Ello permite apreciar los distintos tipos de efectos que tuvieron en sus trayectorias sus participaciones en Antes del Arte, especialmente en aquellos que se encontraban en las etapas iniciales de sus itinerarios profesionales.
Y es que es notorio que para Yturralde fue el inicio de una carrera de largo recorrido centrada precisamente en esa tensión entre la ciencia y el arte, que posteriormente filtraría de la mano de algunas de las tecnologías más avanzadas del momento, durante los dos decenios posteriores. Como también lo es que, para otros, en cambio, supuso una experiencia menos determinante en su evolución. Así sería en los casos de Teixidor y De Soto, que emprendieron más tarde el desarrollo de planteamientos y poéticas que quedaban al margen de este tipo de experiencias.
En cualquier caso, se considera que con la revisión crítica y comparada de las participaciones de estos tres artistas que se acaban de mencionar y de los otros que contaban con mayor experiencia en aquel momento, como Michavila y Sanz y, sobre todo, Sempere y Sobrino, se pueden apreciar claramente los distintos grados de significación que tuvo para cada uno de ellos este proyecto.
En suma, se pretende reproducir, medio siglo después, el ambiente de aquellas exposiciones en las que se ponían ante el espectador objetos y dispositivos móviles capaces de generar diversas experiencias ópticas, perceptivas y estructurales (recurriendo, por cierto, en muchas ocasiones, a los mismos fundamentos físicos que empleaban los mass media y las compañías publicitarias de la época). Y ello se hace con la doble intención de poner de manifiesto el interés y la relevancia de aquella iniciativa y, además, ponderar el influjo que supuso en las trayectorias de los artistas participantes.
Santiago Pastor Vila
