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El período republicano en Valencia, especialmente en la etapa bélica, fue una época apasionante y llena de interés. Con la guerra, se convirtió en una ciudad situada en la retaguardia y alejada del frente, en la que los cambios se sucedían imparables. Enseguida llegó la capitalidad de la República con el desplazamiento del gobierno al completo ante la que parecía inminente caída de Madrid, el memorable Congreso de Intelectuales Antifascistas celebrado en el ayuntamiento, la presencia de reporteros internacionales en el hotel Reina Victoria, otro hotel –el Metropol– convertido en sede de la embajada soviética y cuartel general del KGB. El período en el que Valencia fue la retaguardia de la Guerra Civil, y los años previos de la República sin los cuales no se explica, fue un espacio de crisis y violencia, pero también libertad y metamorfosis. Y en él asimismo florecieron las mujeres y sus reivindicaciones. Es en este aspecto en el que queremos poner atención, a través de la colección del archivo Vidal.
Las imágenes de Luis Vidal Corella, colaborador de El Mercantil Valenciano, corresponsal de ABC, El Ruedo o la Agencia EFE, muestran una Valencia republicana en efervescencia, en la que por ejemplo las mujeres se ponen al frente de una Asistencia Social vital en esos tiempos de violencia sin sentido. Delante del objetivo del fotoperiodista, desfilan encajadoras de naranja, cosedoras de uniformes, sanitarias o vendedoras callejeras, pero también tranvieras, o por supuesto, milicianas en el frente. El protagonismo cotidiano lo asumen de forma inusitada las mujeres, como cuando Vidal fotografía a Dolores Ibárruri la Pasionaria en Teruel, o a la actriz Margarita Xirgu junto a Federico García Lorca en el Teatro Principal. También veremos los hospitales de retaguardia y del frente, los comedores sociales, las recogidas de fondos para ayudar a Madrid organizadas por la Agrupación de Mujeres Antifascistas, que dirigieron Pilar Soler y Consuelo Barber. El archivo de las fotografías del incansable Vidal también refleja la vida cotidiana, las Fiestas del Niño, las colas de mujeres para ir a votar en febrero de 1936, en las que destacaban las religiosas. Toda una panorámica visual de un tiempo de esperanza en la igualdad y las reivindicaciones de las mujeres, que el ideario de la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera que traerían consigo los vencedores no tardaría en arrasar de raíz.