A lo largo del siglo XIX el movimiento higienista defendió, ante la pavorosa mortalidad infantil, la necesidad de proteger a los niños pobres o abandonados, víctimas colaterales de la revolución industrial, que sucumbían a causa de la inanición, del trabajo extenuante o de las malas condiciones higiénicas. Para los médicos de la época, las “enfermedades de los niños” –cuadros típicos entre los infantes– constituían uno de los capítulos más voluminosos de la patología humana. Poco a poco, se configuró un campo específico del saber y la práctica asistencial que presentaba dos vertientes: la pediatría para tratar las enfermedades infantiles y la puericultura para a prevenirlas por medio de la buena alimentación y de las normas higiénicas.

La Universitat de València se dotó de una cátedra de pediatría, denominada entonces “enfermedades de los niños”, que desde 1888 hasta su muerte ocupó el Dr. Ramón Gómez Ferrer (1862-1924). La exposición Infancia, salud y enfermedad. El Dr. Ramón Gómez Ferrer (1862-1924) conmemora, en el 150 aniversario de su nacimiento, la labor de un profesional de la medicina y, al mismo tiempo, el esfuerzo colectivo de toda una sociedad, a favor de la infancia.

A través de la polifacética actividad del Dr. Gómez Ferrer, el visitante tendrá ocasión de conocer de primera mano los esfuerzos de la sociedad valenciana para luchar contra las altas tasas de mortalidad durante los primeros años de vida y, en definitiva, a favor de la salud infantil, iniciativas que respondían a un programa de modernización, europeización y regeneración del tejido social, donde la educación y la higiene ocupaban un papel central. Así, la exposición muestra, en sucesivos espacios y paneles, la introducción de la docencia de la pediatría como disciplina independiente en la Universitat de València, de la que Gómez Ferrer fue el primer catedrático; sus aportaciones científicas en reuniones nacionales e internacionales, en especial a las enfermedades infecciosas infantiles, y también su labor asistencial, tanto privada como pública, en la sala de niños del Hospital General de Valencia. La creación de los tribunales tutelares de menores ocupa un espacio en la exposición, como testimonio de su interés por la protección a la infancia. También ocupan un espacio propio algunos de los proyectos –Instituto de Nipiología o el Hospital Infantil– de Gómez Ferrer que nunca llegaron a hacerse realidad. Finalmente, la exposición muestra cómo la sociedad valenciana supo reconocer públicamente la valía del pediatra valenciano rindiéndole homenajes, erigiéndole esculturas y dedicándole nombres de calles, avenidas y plazas.