
La exposición Miguel de Molina: “Yo quiero ser diferente” da a conocer la vida y el arte vanguardista de esta gran figura de la cultura española, desde sus inicios en los años treinta en Madrid hasta su retirada de los escenarios en 1960, en Buenos Aires, donde vivió exiliado. Intérprete excepcional, el “Rey de la copla” revolucionó el mundo de las artes escénicas y sigue siendo un referente para muchos contemporáneos.
Más allá de esta imagen, muy presente en el imaginario colectivo, la originalidad de Miguel de Molina radica en su concepción plural de la creación artística: Molina, cantante de coplas y bailaor del entonces llamado “arte gitano”, también imprimió su sello en toda la dimensión artística de sus espectáculos, al ser a la vez coreógrafo, escenógrafo, diseñador de vestuario y arreglista, y al controlar personalmente su producción y comercialización. Asimismo, su archivo revela que fue un poeta, novelista y diarista de una gran envergadura intelectual.
La exposición de materiales procedentes del legado de la Fundación Miguel de Molina (correspondencia, escritos, fotografías, partituras, vestuario escénico, diseños de escenografía) es un testimonio de la riqueza de su labor creativa y un homenaje a un artista reprimido por el régimen franquista por su orientación política y sexual.
Para ello, la muestra ofrece primero a los visitantes elementos de contextualización biográfica, artística e histórica del personaje. Prosigue con un recorrido por su trayectoria a través de numerosas piezas originales del legado (carteles de teatro y cine, figurines, la colección de blusas, trajes, botas y complementos que hicieron historia), que invitan a (re)descubrir las múltiples facetas creativas del artista (el Molina bailarín, escenógrafo, diseñador o actor), su intensa vida social y la admiración que suscitó entre sus contemporáneos (fotografías autografiadas, páginas enmarcadas del Libro de oro del artista).

Los materiales de archivo más desconocidos de este fondo de extraordinaria riqueza se exponen en vitrinas temáticas, que permitirán al público ahondar en el proceso creativo de Molina [“Se hizo canción” / “El arte de interpretar” / “Creando, dirigiendo, produciendo”], acercarse a una vertiente más íntima del personaje [“Querido Miguel”, dedicada su correspondencia], sacar a la luz facetas desconocidas de un Molina ávido de cultura, fervoroso lector y escritor [“Treinta y siete años escribiendo”], a la vez que mostrar la arbitrariedad de la violencia represiva que sufrió el artista a lo largo de su carrera [“Represaliado, exiliado”].
Por último, la muestra resalta la estrecha relación que mantuvo Miguel de Molina con Valencia, ciudad de la que escribió en sus memorias que fue “posiblemente la ciudad de España a la que más debo artísticamente y donde se produciría mi verdadera consagración”. Valencia fue el teatro de sus primeros éxitos, un refugio en momentos de desdicha, un punto de anclaje familiar y una fuente de inspiración artística, y Molina la homenajeó repetidas veces desde la distancia. Se dedica un espacio propio a este tema, con documentación variada expuesta en vitrinas, que completan la propuesta expositiva.
Esta exposición se enmarca dentro del programa “El valor de la diversidad: arte, restitución y memoria”, el cual se desarrolla en el marco del compromiso de la Universitat de València con los derechos humanos, la justicia social y la inclusión social. Reúne discursos y prácticas artísticas que dialogan en torno a tres ejes fundamentales: la diversidad cultural, la restitución del patrimonio y la construcción de la memoria colectiva.