Desde la llegada de la imprenta a la península ibérica en el siglo xv ha habido mujeres impresoras en las tierras valencianas, primero en la capital del Reino en el momento en que fue el gran núcleo inicial de la imprenta española y, más tarde, en Castellón y Alicante.
En la mayoría de los casos quedaban ocultas tras un velo de invisibilidad proporcionado por términos como viuda, hija, heredera o sucesora de.
hijo del Conde del Provenza y de las fortunas que pasaron. En Valencia: en la Imprenta de la Viuda de Geronimo Conejos...:
hallaràse en su misma casa, [entre 1746 i 1754]. Universitat de València. Biblioteca Històrica. BH E/1162(13
Las mujeres de impresores, al enviudar se hacían cargo de los talleres hasta que se volvían a casar o sus hijos estaban en condiciones de tomar el relevo al mando de la imprenta. En el caso de Vicenta Devís, viuda de Laborda, mantuvo la imprenta desde finales del siglo xviii hasta que se la pasó a su hija María Teresa a principios del xix.
Se trata de mujeres que no solo dirigían, sino que trabajaban en todas las tareas que implicaba el oficio de imprimir, desde la fabricación de las tintas, la labor de cajista, el montaje de los pliegos y su costura y encuadernación hasta la venta de ejemplares, si la librería estaba anexa a la imprenta; y todo ello, al mismo tiempo que se encargaban del gobierno de la casa y del cuidado de los hijos.
expensis Claudii Mace, 1640. Vol. 2. Universitat de València. Biblioteca Històrica. BH Y-36/30
La exposición nos ofrece un recorrido desde la llegada de la imprenta a Valencia hasta la actualidad teniendo como protagonistas a estas mujeres. Gracias a la investigación del bibliófilo y erudito José Enrique Serrano Morales, plasmada en su obra Reseña histórica en forma de diccionario de las imprentas que han existido en Valencia desde la introducción del arte tipográfico en España hasta el año 1868 […], conocemos algunos de sus nombres y apellidos, comenzando por la figura de Jerónima Galés en el siglo xvi, dos veces viuda y madre de una saga de impresores, pero cuyo nombre nunca llegó a figurar en los pies de imprenta, como ocurre con la mayoría de viudas, sucesoras, hijas o herederas que, a lo largo de la historia, desarrollaron su labor en las imprentas valencianas.
Es un itinerario a través del tiempo ejemplificado mediante una cuidada selección de impresos producidos en los talleres valencianos, trabajos en cuya elaboración han participado las mujeres sin recibir un merecido reconocimiento. Hay que llegar a finales del siglo pasado y a los primeros años de este para que otra generación de mujeres creen y dirijan sus propias imprentas. Son las Jerónimas Galés de hoy, aunque en realidad ellas son ya otra cosa, afortunadamente.
