La particularidad de las obras de arte, al ser piezas únicas de incalculable valor histórico y artístico, impone severas limitaciones a las técnicas analíticas que se emplean para caracterizarlas, por lo cual un aspecto importante tiene que ser la capacidad de no ser ni agresivas ni destructivas para la obra.
Una técnica que cumple con estos requisitos es la fluorescencia de rayos X dispersiva en energía (EDXRF), que ha sido ampliamente aplicada en la caracterización del patrimonio cultural desde finales de los años cincuenta y que se convirtió, a partir de los años setenta, en una herramienta de gran utilidad en los museos y en los centros de conservación y restauración.
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