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Lang Lang: El joven pianista de los dedos ágiles

El joven pianista Lang Lang nació en el año 1982 en Shenyang. Mucha gente le considera un genio de la música, pero su éxito ha sido el fruto de todo el sudor y el esfuerzo que ha puesto desde que era niño y que le ha ayudado a convertirse en lo que es hoy en día.

15 de diciembre de 2016

 

 

Durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Beijing, en agosto de 2008, surgió en el sombrío y silencioso estadio el penetrante sonido de un piano. El mundo entero puso su mirada sobre un joven vestido de blanco que se encontraba en el centro del escenario. Lleno de pasión movía sus dedos sobre el piano y, haciendo uso de su música, mantenía un “diálogo” con la niña que tenía a su lado. Completamente desinhibido, tocó Luz de estrellas (星光, xīngguāng). En aquel instante se ganó la admiración de todo el público.

Este joven es el famoso pianista chino Lang Lang. En el año 2002 se anunció en Hamburgo (Alemania) la concesión del premio al éxito artístico Bernstein a Lang Lang. En mayo del 2004, además, fue nombrado embajador de Buena Voluntad de UNICEF en Nueva York, convirtiéndose así en el primer pianista en ocupar este puesto. El 12 de mayo de 2011, este joven obtuvo el doctorado honoris causa por la Real Academia de Música de Inglaterra, y el 12 de mayo de 2012 se lo otorgó la Escuela de Música de Manhattan, siendo el primer músico de descendencia asiática en obtenerlo en esta prestigiosa escuela. Mucha gente le considera un genio de la música, pero su éxito ha sido el fruto de todo el sudor y el esfuerzo que ha puesto desde que era niño y que le ha ayudado a convertirse en lo que es hoy en día.   

Lang Lang nació en el año 1982 en Shenyang, capital de la provincia de Liaoning. Es hijo único. Su madre era una operadora telefónica y su padre violinista en las fuerzas aéreas de Shenyang, lo que hizo que creciese en un ambiente musical. Cuando era pequeño y veía los dibujos animados Tom y Jerry, le fascinaba una escena en la que el gato Tom tocaba el piano. Su padre se gastó entonces más de 1.000 yuanes en comprarle un piano. En aquel momento, la suma de su salario y el de su mujer era de tan solo 560 yuanes. Lo que no esperaban era que este enorme gasto fuera a suponer un cambio tan grande en la vida del pequeño Lang. A los cuatro años empezó a estudiar piano y a los cinco obtuvo el primer premio en la Competición Infantil de Shenyang.

 

“Mi sueño es que, cuando dentro de veinte años vaya por la calle, tenga la impresión de que todo el mundo conoce bien la música clásica.”

 

“Me enamoré de este instrumento en cuanto toqué la primera nota. Por eso siempre digo que mi aprendizaje con el piano nunca fue forzado sino que me encantó desde el principio. Desde pequeño siempre he estado dispuesto a tocar en el escenario para el público y para mí es una experiencia increíble”. Lang Lang dice que tocar el piano no consiste en ser observador y tocar las teclas de forma meticulosa y calculada, sino que es un tipo de sentimiento y una forma de expresión. “Tus pensamientos están en otra parte. Cuando interpretas al piano, te fusionas con él; no es que lo estés tocando, es que te conviertes en él”.

En 1989, y para que recibiese una mejor formación pianística, su padre decidió abandonar su puesto de trabajo y su hogar para irse con él a Beijing y matricularle en la mejor escuela primaria del Conservatorio Central de Música. Pero al no tener trabajo e ir acompañando a un niño que quería estudiar piano, su padre tuvo que vencer muchas resistencias por parte de todos sus amigos y parientes. En el año 1994, Lang Lang se preparó para participar en la 4ª Competición Internacional de Piano para adolescentes en Alemania. Esta era la primera vez que asistía a una prueba internacional. Participar en el concurso costaba 60.000 yuanes, pero sus padres solo disponían de 10.000. Su madre, desesperada, solo pudo conseguir de sus familiares un total de 30.000, por lo que después pidió al banco un préstamo de 20.000, para que su hijo pudiera demostrar su enorme talento. Aquella tarde, durante la competición, Lang Lang se vistió con ropa barata de estilo occidental que su madre había comprado en el mercado de Shenyang y subió tímidamente al escenario, procediendo inmediatamente a tocar el piano. Cuando terminó, el público dio a este joven una gran ovación. El pianista, emocionado, hizo una reverencia. Estaba tan entusiasmado en este ambiente musical  que se le olvidó que estaba en un concurso y volvió a sentarse frente al instrumento, preparándose para tocar de nuevo creyendo que el público quería que lo hiciera una vez más. Los espectadores estaban asombrados. Los guardias de seguridad tuvieron que ir corriendo a bajarle del escenario. El público protestó por ello y todos aplaudieron. Al final se llevó el primer premio. Cuando el presentador de la competición anunció el ganador, su padre se encontraba en el segundo piso de la sala de conciertos. Su reacción fue grabada por los espectadores que se encontraban a su lado y su hijo pudo ver las imágenes de este inolvidable momento años después: “Cuando me pusieron el vídeo, yo todavía estaba empeñado en decir que era imposible que mi padre hubiese llorado… Es una situación inverosímil; lloraba ríos de lágrimas. Se puede ver cómo toda la presión que tenía encima explota en ese instante.”

 

 

Su éxito en este concurso hizo que tanto su padre como él mismo tuvieran más confianza que nunca. Se preparó inmediatamente para la Competición de Piano Internacional para jóvenes Chaikovski, celebrada en Japón en 1995. El ganador tenía la oportunidad de conseguir la beca ofrecida por el Instituto de Música Curtis para ir a Estados Unidos de América a estudiar. Ante este tipo de desafío, padre e hijo no podían hacer otra cosa que prepararse para la ocasión. Terminada la competición, Lang Lang cumplió su sueño obteniendo el primer puesto y el privilegio de estudiar becado en este país.

Tras llegar a Estados Unidos tuvo como profesor a Gary Graffman. El joven y enérgico Lang Lang, al mismo tiempo que pedía consejos de piano a su profesor, seguía compitiendo en todo tipo de concursos internacionales. En aquella época pensaba que obtener el primer premio en todas las competiciones era el único camino posible para un pianista. Pero las enseñanzas de su profesor le hicieron cambiar de opinión. Este le dijo que uno no se hace mundialmente famoso únicamente ganando concursos, sino estudiando y practicando nuevos repertorios. “O un día un director de orquesta ve algo especial en ti y te da la oportunidad de exponer tu talento al público cerrando el telón en un concierto. O sustituyes a un músico que ha caído enfermo. Todas estas situaciones te pueden hacer famoso.” A Lang Lang todo esto le parecían tonterías. Sin embargo, el destino le deparó una sorpresa en 1999, cuando tenía diecisiete años. En el Festival de Música de Viena, el pianista André Watts no se encontraba bien y no podía tocar. Lang Lang subió al escenario a sustituirle y tocar junto a la orquesta sinfónica de Chicago. Tras la última nota, el público entero se levantó haciendo una ovación, y prorrumpiendo con interminables aplausos. Ese fue el primer paso en su carrera profesional como pianista.

Según crecía su fama, también aumentaba la diversidad de las críticas, pero su consumada habilidad era innegable para cualquiera. Su estilo libre de ataduras le convirtió en un visionario a medio camino entre la música clásica y la sociedad moderna.

Lang Lang dijo una vez: “Mi sueño es que, cuando dentro de veinte años vaya por la calle, tenga la impresión de que todo el mundo conoce bien la música clásica.”

 

 

Reportaje de You Zhichao