
Nadie duda ya de la importancia del gigante asiático en el contexto económico mundial. China despertó ya hace tiempo y su modelo económico despegó a un ritmo vertiginoso. El dragón despertó y el país del sol naciente presentaba cada año cifras que invitaban a pensar la consolidación del país como una nueva potencia económica.
11 de enero de 2016
El pasado jueves 7 de enero, el Gobierno de Xi Jinping devaluó su moneda nacional. Una técnica que tenía como estrategia convertir la divisa en una moneda de reserva internacional. Esta práctica suele estar extendida a todos los países cuando se vive la misma coyuntura.
Ahora, el debate se traslada a si el contagio masivo – que ya es real- con el resto de países con los que tiene influencia llevará a la instauración de una pandemia económica que puede hacer tambalear el orden económico mundial.
Estas son algunas de las razones que explican la incertidumbre que siembra China en su política económica y porque puede expandirse en todo el mundo.
Un modelo económico no sostenible.
El modelo chino se fija básicamente en torno a dos ejes: mucho ahorro y muy poco consumo. Este modelo ha funcionado siempre y cuando el crecimiento del país ha sido muy rápido. Desde 2010, la media del PIB de China ha estado por encima del 7%: 10’6% en 2010, 9’5 en 2011, 7’7% en 2012 y 2013 y 7’3 en 2014.
Su nuevo modelo - teóricamente más centrado en el consumo interno y el sector servicios - no termina de despegar. El endeudamiento y la situación demográfica parece que seguirá lastrando la economía del país. También el exceso de capacidad de varias industrias, especialmente la del acero y el carbón.
Datos oficiales, pero poco creíbles.
Unido a los indicadores económicos que acabamos de mencionar, cabe decir que buena parte de ellos no fueron corregidos. Además, los que si lo fueron, por ejemplo el PIB, se hicieron a la baja.
La falta de transparencia del gobierno asiático siempre ha terminado por propagar el ‘miedo’ en los mercados e inversores internacionales. Estos días, la bolsa refleja este temor.
En un contexto de economía globalizada , la información es un bien muy custodiado y, los bancos centrales juegan un papel clave a la hora de decidir inversiones y analizar la situación económica.
Nadie escapa a los vínculos financieros.
Si algo ha demostrado la crisis de 2008 es que una de las causas por la que las hipotecas basura de Estados Unidos contagió al resto del planeta fue que los no europeos en general, y los bancos europeos en particular, resultaron estar terriblemente expuestos a las caídas de los valores estadounidenses.
Desde el inicio de su desplome, la Bolsa de Shangai ha perdido ya más de 3.000, puntos. Una caída alrededor del 5%. El pasado jueves, el gigante asiático volvió a suspender la compraventa de acciones en los dos parqués del país.
Una decisión que llegó después de que el PBOC – tal com o se conoce al Banco Central chino- llevara a cabo la mayor depreciación diaria de la tasa de referencia del yuan frente al dólar desde este verano.
Por lo que respecta al resto de países, se ha vivido uno de los peores arranques de año que se recuerdan en las Bolsas. En total se ha perdido un valor en todos los mercados bursátiles de cuatro billones de euros.
Una moneda poco válida
La devaluación del yuan es la medida principal en materia de política económica que ha adoptado el gobierno de China.
La fortaleza de la divisa China, hasta el momento, estaba poco cuestionada. De hecho, recientemente el FMI incluyó el yuan en su cesta de monedas de reserva. Esto significaba equipara la moneda de China con otras como el euro, la libra esterlina, el yen o el dólar.
Con la adopción de estas medidas, no sabemos qué opinión guardan los mandatario del Fondo Monetario Internacional, respecto a esta repetida depreciación.