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¿Cómo será el futuro mercado laboral de España?

Hay quienes califican el empleo como la mejor medida de progreso. El trabajo es un elemento esencial para el desarrollo de cualquier sociedad: es el pilar fundamental sobre el que se sustenta la economía productiva. Podemos decir sin ningún atisbo de dudas que el empleo es un factor básico para el crecimiento y funcionamiento económico.

27 de enero de 2016

La Organización Mundial del Trabajo, recientemente se ha pronunciado en un informe sobre la situación laboral a nivel mundial. En el informe, "Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2016"  se apuntan los siguientes datos: por un lado la tasa mundial de desempleo, que se sitúa  en el 5,8 % en 2015. Por otra parte, la tasa interanual, que apunta que el paro en el mundo aumentó en más de 0,7 millones de personas, hasta llegar a los 197,1 millones de desempleados en todo el planeta. 


Para España, el diagnóstico es dual, dado que la OIT ha apuntado tanto aspectos positivos como negativos para nuestro país. 
Estos son algunos de los rasgos del mercado laboral en España.


Temporalidad. 

Tras la ‘recuperación’ económica, la mayor parte de los trabajos que se están creando en España son temporales.  De hecho, en España solo  el 7% de los nuevos contratos que se firman son fijos. 
Al parecer, la crisis económica ha acentuado el carácter temporal de los nuevos contrato, hasta llegar a la cifra de 1 contrato temporal por cada tres contratos firmados. Según un informe reciente de las características laborales propias de España que ha elaborado la UGT la realidad es la siguiente: en datos de tercer trimestre de 2014, un 63,2% de los ocupados trabajaba a tiempo parcial por no encontrar un trabajo a tiempo completo (parcialidad involuntaria). Un dato que supone un incremento de un 35,5% del mismo trimestre de 2008. 


Estacionalidad. 

Las estadísticas de afiliaciones a la Seguridad Social y paro registrado dan cuenta de los síntomas del mercado laboral de España. 
El empleo o desempleo estacional se entiende como aquel que tiene su causa en  los cambios producidos en la demanda de trabajo en diferentes momentos del año.
Un ejemplo. Solo a cifras de 2015, El empleo turístico creó el 53% de los puestos generados en 2015. Cabe añadir que este sector es el más barato.
Basándonos en datos del Ministerio de Industria, el número de afiliados a la Seguridad Social – a fecha de  julio de 2015- era de 2,24 millones de personas correspondientes a este sector, lo que supone un aumento interanual del 4,9%.

 

Paro juvenil. 

Las cifras son demoledoras: El 42% de los jóvenes entre 20 y 24 años están en paro y en el caso de los que están entre 16 y 19 años la cifra sube hasta el 63%. 
En otro informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), se llegó a la conclusión de que  entre los países mediterráneos con peores resultados de toda la Unión Europea - Croacia, Chipre, España, Grecia, Italia y Portugal – España está a la cabeza. 
El estudio, ‘Tendencias Globales del Estudio Juvenil en 2015’ pone de manifiesto la importancia del empleo juvenil ya que, según ellos ‘aumentar las inversiones en empleos decentes para jóvenes es la mejor manera de asegurar que los jóvenes puedan llevar a cabo sus aspiraciones y participar activamente en la sociedad’. 

Dualidad

Los expertos señalan que la dualidad en el mercado de trabajo es un fenómeno que se da de manera creciente en toda Europa y tiene importantes implicaciones sociales y políticas.
Básicamente se trata de la división de la fuerza de trabajo en dos segmentos diferentes y cada vez más separados. En la terminología social se vienen a llamar insiders y outsiders. En el primer grupo se integran aquellos que entraron al mercado laboral y crecieron con él. A día de hoy tienen un puesto de trabajo regulado y cuentan con una mayor seguridad. Por lo que respecta a los outsiders, son aquel segmento de la población.
Este último grupo lo componen aquellos trabajadores que, o bien están empleados, o lo hacen de manera precaria. Otros de los rasgos tienen que ver con las regulaciones del Estado – que apenas les protegen-  y con los salarios y las prestaciones, que también son inferiores respecto al primer grupo.