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Prevención para evitar desastres como el de Chernóbil

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El accidente de Chernóbil fue uno de los mayores accidentes de la historia. Desde entonces ha aumentado la Prevención de Riesgos Laborales y la seguridad en plantas nucleares.

27 de abril de 2016

Hace 30 años la mayor catástrofe nuclear de la historia se cernió sobre Ucrania y amenazó a gran parte de Europa. Una explosión en el reactor No. 4 de la planta de Chernóbil el 26 de abril de 1986 causó la liberación de una cantidad de materiales radiactivos y tóxicos cercana a 500 bombas atómicas como las que se lanzaron en Hiroshima.

Las consecuencias fueron nefastas. Más de 4.000 personas fallecieron y otros tantos cientos de miles sufrieron enfermedades y problemas de salud debido a la exposición a radiaciones ionizantes. La zona fue evacuada y sus habitantes recolocados en otras ciudades.

Un concepto general de "cultura de la seguridad" surgió después del accidente de Chernóbil

El accidente de Chernóbil supuso un antes y un después en la seguridad nuclear. Hace diez años, en el vigésimo aniversario de la desgracia, el especialista en Trabajo Seguro de la Organización InternacionaI del Trabajo (OIT), Shengli Niu, afirmó en una entrevista que desde la catástrofe se había instalado una nueva cultura de la seguridad, se habían logrado progresos significativos, pero todavía no había sido escrito el último capítulo.

En la última década se han producido avances importantes en la Prevención de Riesgos Laborales en centros nucleares. Los progresos técnicos y materiales se suman a la alta capacitación y concienciación del personal que trabaja en plantas de energía nuclear sometiéndose a altos índices de riesgo y responsabilidad.

Formación para reducir el riesgo humano

Uno de los aspectos que más se ha fomentado en esta nueva cultura de la seguridad surgida a raíz del accidente de Chernóbil ha sido la importancia y el desarrollo de la formación. Mediante la preparación adecuada y exhaustiva de los trabajadores de estas plantas se ha conseguido un mayor grado de seguridad. El factor humano es determinante en los accidentes nucleares, por lo que reducir al máximo el riesgo de los errores del personal es clave para evitar pequeños percances y grandes catástrofes.

Con la formación se pretende reducir al máximo el factor humano en accidentes

Estos programas de aprendizaje se desarrollan en el marco del artículo 19 de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, y cubren de una forma teórica y práctica, el conjunto de riesgos a los que están o puedan estar expuestos los trabajadores en el desarrollo de su trabajo. Aun así, el Jefe del Servicio de Prevención y Salud Laboral de la Asociación Nuclear Ascó-Vandellos II (ANAV), Adolf Durán Pérezcriticaba en un artículo publicado en la revista Seguridad y Medio Ambiente que en la mayoría de los casos “la formación no va más allá de la exposición sin integrar los conocimientos en el trabajo diario desempeñado por los trabajadores y sin considerar la parte práctica”.

Simuladores

En 2009 la ANAV lanzó el Plan de Refuerzo Organizativo, Cultural y Técnico en el que se incluía la instalación y el desarrollo de una formación práctica y especializada en simuladores reales para reducir el riesgo humano. Estos simuladores sirven para la “recreación de actividades realizadas por los trabajadores en el interior de la central con el fin de potenciar los comportamientos seguros y la prevención del error humano”, como describe Durán Pérez.

Estos simuladores están diseñados con modelos referencia del Institute of Nuclear Power Operations (INPO) distintos modelos de centrales nucleares europeas y norteamericanas. En ellos se trabajan posibles situaciones de peligro mediante las que los trabajadores interiorizan las conductas que deben seguir en la vida real. Estos son los siguientes espacios de simulación que cubren todas las tareas de peligro en una central nuclear:

  • Espacios confinados.
  • Trabajos en altura.
  • Exclusión de materiales extraños.
  • Protección contra incendios.
  • Protección radiológica.
  • Descargos.
  • Técnicas de prevención del error humano.
  • Izado y movimiento de cargas.
  • Riesgo eléctrico.
  • Productos químicos.
  • Equipos de protección individual y señalización.