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Día Internacional de la Felicidad

  • 20 marzo de 2018
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La felicidad es una emoción que está relacionada con la satisfacción y la alegría, y sentirla y experimentarla supone una de las metas vitales por antonomasia. En abril de 2012 se publicó el primer Infome Mundial de la Felicidad con el propósito de instigar a los gobiernos de las diferentes naciones del mundo a promover políticas que proporcionen las condiciones óptimas para que sus ciudadanos puedan ser felices.

El análisis desde diferentes campos de estudio -economía, psicología, análisis de encuestas, estadísticas nacionales, etc.- de los condicionantes que favorecen la felicidad ha permitido establecer una relación entre este objetivo emocional universal y el progreso social. Según los especialistas de la ONU la felicidad de la ciudadanía favorece el progreso y se establece como un factor clave para alcanzar triunfos sociales.

Aunque todavía está en discusión qué es lo que afecta al grado de felicidad de una sociedad, el Informe establece que poner fin a la pobreza, reducir la desigualdad y proteger el planeta son aspiraciones esenciales, cuya consecución es indispensable para poder garantizar la felicidad y el bienestar del mayor número de personas del planeta. Retos que se espera que algún día puedan llegar a llamarse 'logros’ y que se pretende conseguir mediante el alcance de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que lanzaron las Naciones Unidas en 2015.

Otros estudios concretan que la salud física y mental son también factores determinantes para que una persona sea feliz o no. Informes como The Lancet identifican como prioridades para favorecer el bienestar mundial la reducción de las muertes prematuras en el mundo y la disminución de la desigualdad en el acceso a servicios de salud y de salud mental. Prevenir las nuevas epidemias, los disturbios políticos o los desastres naturales son también algunos de los principios requeridos que este informe establece para poder fomentar las condiciones de bienestar de las personas.

Según el Informe Mundial de la Felicidad de 2016, en España los niveles han ido disminuyendo a lo largo de los últimos años y actualmente es el sexto país del mundo que más felicidad ha perdido, según la ONU. Aunque se mantiene en el puesto 38 de un total de 156 estados, está experimentando un ritmo de pérdida semejante al de países como Grecia o Italia y en el ranking se encuentra por detrás de otros como Arabia Saudí.

Los sucesivos Informes Mundiales de la Felicidad establecen en que “las personas que son más felices tienen mayor probabilidad, tanto en el presente como en el futuro, de estar sanos, vivir más tiempo, ser productivos y ser mejores ciudadanos”. Así pues, cada vez más la felicidad se considera que es la medida adecuada del progreso social y debe entenderse entre los objetivos principales de la política pública.

 

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