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Día mundial de la radio

  • 13 febrero de 2018
Orson Welles narrando 'La guerra de los mundos'
Orson Welles narrando 'La guerra de los mundos'

"Sabemos ahora, que en los primeros años del siglo XX, nuestro planeta estaba siendo observado muy atentamente por inteligencias superiores a las del hombre, aunque también tan mortales como las nuestras.

Sabemos ahora que mientras los hombres se dedicaban afanosamente a sus múltiples ocupaciones y negocios, estaban siendo examinados y estudiados, tan minuciosamente, como el hombre mismo hace con un microscopio cuando examina los microbios que se concentran y multiplican dentro de una gota de agua."

El próximo 30 de octubre se cumplirán 80 de años de esta narración, del día en el que Estados Unidos se vio repentinamente involucrado en una guerra de dimensiones planetarias. Al micrófono, un joven Orson Welles narraba la progresiva invasión del país perpetrada por unos seres alienígenas. Tres veces durante  retransmisión de La guerra de los mundos se avisó de que se trataba de una narración falsa, pero el poder de las ondas radiofónicas superó la razón y el pensamiento lógico de gran parte de los oyentes. La radio vehiculó con su capacidad intrínseca de conectar con los sentimientos uno de los episodios más emblemáticos de la historia de este medio.

Los orígenes de la radio se remontan al año 1888. El físico alemán Heinrich Hertz demostró la existencia de las ondas electromagnéticas. Lo consiguió mediante la construcción de un aparato que producía y detectaba ondas de radio. Aún así, esta energía electromagnética no se pudo transmitir sin cables hasta el 1897, momento en el que Tesla construyó el primer radiotransmisor.

La consolidación del medio radiofónico llegó en 1899. El italiano Guillermo Marconi llevó a cabo la primera transmisión entre Dover (Inglaterra) y Boulougne (Francia), dos ciudades separadas por una distancia de 48 kilómetros. En su momento, esta duplicidad respecto a la invención de la radio fue una fuente de disputa. Durante años el reconocimiento fue otorgado a Marconi. No fue hasta el 1943 cuando la Corte Suprema de Estados Unidos estableció que los derechos de las patentes correspondían a Tesla y no al italiano.

Posteriormente, en 1902, se llevó a cabo uno de los avances clave y, a su vez, menos conocidos. Fue realizado por un ingeniero y comandante español, Julio Cervera, natural de Segorbe (Castellón), quién ideó el primer sistema técnico con el cual la voz se pudo transmitir sin necesidad de cables. La conexión se realizó por primera vez entre Alicante e Ibiza.

Entre la gran variedad de opciones que ofrece la radio como plataforma, la divulgación de la ciencia encaja a la perfección. En las parrillas radiofónicas españolas hay una gran cantidad de programas con un papel imprescindible en la difusión de la ciencia en la sociedad. Un claro ejemplo es A hombros de gigantes de RNE, creado en septiembre de 2007 por Manuel Seara Valero, biólogo galardonado con el premio CSIC de periodismo científico en 1995.

La radio ya no tan sólo se transmite por ondas hercianas, sino que ha sido capaz de transformarse para existir y tener un lugar relevante en la inmensidad de internet.

La ciencia también ocupa las ondas insertándose en secciones de otros programas como es el caso de La brújula de la ciència un espacio semanal dirigido por Alberto Aparici. Además, el contexto tecnológico que ha hecho que los medios hayan tenido que adaptarse a nuevas maneras de consumo ha supuesto un reto superado para la radio. Esta ya no tan sólo se transmite por ondas hercianas, sino que ha sido capaz de transformarse para existir y tener un lugar relevante en la inmensidad de internet. Un ejemplo claro es el podcast Catástrofe Ultravioleta, un programa de divulgación científica que impulsan desde el 2014 Javier Peláez y Antonio Martínez, ambos periodistas y divulgadores científicos.

Como es evidente, la expansión de la radio en Internet mediante podcasts no sólo ha supuesto un beneficio para la ciencia. Otros muchos programas con una vertiente más comercial han sabido aprovechar estas nuevas herramientas para reunir a una gran variedad de públicos. Es en programas como Oh! My Lol: La vida modernaYU, no te pierdas nada donde se puede apreciar con más claridad la plena adaptación del medio a las nuevas tecnologías.

Ambos espacios comparten un perfil parecido: además de emitirse por las ondas, se graban en directo en formato audiovisual y se cuelgan en sus respectivos canales de Youtube. YU, no te pierdas nada, encabezado por Dani Mateo y Antonio Castelo, está estructurado como un programa principalmente de entrevistas a las principales figuras de la música y las redes sociales.

Ignatius Farray, David Broncano y Quequé en La vida moderna

En cambio, Oh! My Lol: La vida moderna basa su desarrollo en la personalidad de David Broncano, quien ejerce de presentador, y Quequé e Ignatius Farray, humoristas colaboradores. Con estos componentes consiguen elaborar un breve espacio cargado de humor, espontaneidad e irreverencias.

En definitiva, ​desde Welles y hasta el momento actual, la radio ha pasado por muchas etapas y en todas ellas ha podido conservar su identidad como medio. De las ondas hercianas a Internet, no ha habido ningún momento en que su fuerza y su habilidad para conquistar las rutinas de un público enormemente diverso hayan desaparecido. Mientras haya una voz con experiencias que comunicar y una persona dispuesta a escuchar, la radio seguirá siendo un medio inmortal.