Logo de la Universdad de Valencia Logo Unidad de Cultura Cientifíca y de la Innovación - Cátedra de Divulgación de la Ciencia Logo del portal

Día Mundial de la Tuberculosis

  • 24 marzo de 2018
Fotografía de Manu Brabo para MSF
Fotografía de Manu Brabo para MSF

La actriz Vivien Leigh, el rey Alfonso XII, las escritoras británicas Anne, Charlotte y Emily Brontë, el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, el revolucionario Simón Bolívar, la activista Eleanor Roosevelt o el compositor Frédéric Chopin son algunos de los nombres propios fallecidos a causa de la tuberculosis.

Hubo un tiempo en el que la tuberculosis se consideraba una enfermedad de moda. Durante el Romanticismo, el ideal de belleza se correspondía con una naturaleza enfermiza en la que destacaba la palidez y la expresión de sufrimiento en el rostro.

Para entender este cánon se ha de retroceder algunos siglos atrás en el tiempo, concretamente a 1484, año en el que se dio por terminada una de las mayores obras del periodo renacentista: El nacimiento de Venus. Sandro Botticelli se inspiró en Simonetta Vespucci, una joven que sufría de tuberculosis y falleció a los 22 años de edad a causa de ésta, para crear esa figura etérea y pálida que surge del nácar.

 

Sandro Botticelli se inspiró en  Simonetta Vespucci, una joven que padecía tuberculosis, pera crear El nacimiento de Venus

 

No fue hasta mediados del siglo XIX cuando esta enfermedad comenzó a perder el romanticismo. Las malas condiciones de higiene en las ciudades, así como el hacinamiento en las fábricas, propiciaron un aumento del contagio y de la tasa de mortalidad. Se comenzó a sospechar de las toses, a considerar como contaminado y peligroso todo aquello que un enfermo tocase e incluso a teorizar sobre si determinadas personalidades cercanas a la depresión, hacían a la persona más propensa a padecer la afección.

 

El nacimiento de Venus (1484) es un cuadro del pintor italiano Sandro Botticelli.

 

Sin embargo, la tuberculosis ahora está lejos de estar romantizada e idealizada en la sociedad. Organismos internacionales como la OMS se han esforzado por divulgar la gravedad de la enfermedad y su capacidad infecciosa. Según sus cálculos, se estima que un tercio de la población mundial tiene tuberculosis latente. Este término se refiere a las personas infectadas por el bacilo pero que aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección.

Además, la tuberculosis es también una infección oportunista, es decir, que se presenta con más frecuencia y/o gravedad entre las personas con inmunodeficiencia que entre personas con un sistema inmunitario sano. El VIH debilita al sistema inmunitario del portador, lo cual incrementa entre 20 y 30 veces el riesgo de contraer la tuberculosis. Esta enfermedad también es más susceptible de ser contraída entre las personas que padecen otros trastornos que dañan al sistema inmunitario.

Habitualmente, esta patología se presenta con síntomas como la tos productiva, dolores torácicos, debilidad, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos. No obstante, existe otro tipo de tuberculosis además de la pulmonar y que se conoce comúnmente como tuberculosis localizada. Ello se debe a que puede afectar concretamente a un solo órgano, variando de esta forma su sintomatología.

 

En España esta patología sigue siendo un problema real: de los países de Europa Occidental solo la supera Portugal en número de casos

 

En la actualidad, la mayoría de los países utilizan la prueba rápida Xpert MTB/RIF®. Este examen, que permite obtener un diagnóstico en el plazo de dos horas, detecta de forma simultánea la tuberculosis y su nivel de resistencia al fármaco más utilizado para combatir esta enfermedad, la rifampicina. Pese a esto, todavía hay países en vías de desarrollo que no pueden acceder a ella, así que realizan el diagnóstico mediante un análisis microscópico de muestras de esputo. Este método se inventó hace más de un siglo y detecta menos de la mitad de los casos.

Respecto a su tratamiento, normalmente es un proceso largo y que presenta dificultades. Está basado en la toma de varios antibióticos durante periodos de tiempo que varían entre seis y nueve meses. En la primera etapa del tratamiento se combinan más antibióticos para actuar sobre la bacteria de una manera más agresiva y, posteriormente, se limitan a dos.

Cabe destacar que, pese a tratarse de una enfermedad que afecta principalmente a países con pocos recursos y en vías de desarollo, en España esta patología sigue siendo un problema real: de los países de la Europa Occidental sólo la supera Portugal en número de casos. España presenta el doble que Francia, tal como exponía Joan Caylà, miembro del Comité Científico de la Red TBS (Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad) y presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, en la 7ªJornada de Actualización en Tuberculosis de la Red TBS, celebrada esta semana en Madrid.