El gobierno en funciones tiene poderes limitados por una legislación poco clara. Ante esta situación, la mayor preocupación se centra en el ámbito económico donde los temores pueden tener una repercusión en la inversión, el empleo y el crecimiento del PIB español.
7 de septiembre de 2016
España ya lleva casi un año sin gobierno después de haber pasado por dos elecciones en las que los resultados dejaron un panorama donde las fuerzas políticas no han logrado llegar a un acuerdo para formar un ejecutivo estable que rija el país durante los próximos cuatro años.
Es la primera vez que los españoles experimentan un fenómeno político como el actual y la legislación sobre la gestión de la falta de gobierno no es clara y da pie a muchas dudas. Ante esta situación, un gobierno en funciones es el que regenta el Estado con la incapacidad democrática de tomar grandes decisiones, pero todas estas limitaciones no están establecidas en la legislación.
La legislación actual limita ciertos poderes del ejecutivo en funciones, pero no determina el alcance de sus competencias en otras situaciones
Mientras que el artículo 101 de la Constitución sólo indica que el Gobierno cesante "continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno", la Ley 50/1997 del 27 de noviembre especifica algunos de los límites de ejecutivo provisional. Estos son algunos de ellos:
- Proponer al Rey la disolución de las Cámaras
- Proponer al Rey la convocatoria de un referéndum consultivo
- Presentar proyectos de Ley
- Aprobar nuevos presupuestos de Estado
Pese a que en este apartado se especifica algunas de las facultades del gobierno en funciones, no se aclaran otros aspectos sobre política exterior o actuaciones de urgencia.
Incertidumbre en la Economía
Ante esta situación, uno de los campos en los que se centra la atención de todos los actores es el ámbito de la Economía. Sin nuevas políticas económicas ni acciones que se adapten a la actualidad del país crecen los temores sobre un bloqueo de la economía española.
Una de las consecuencias más temidas de no tener un nuevo gobierno formado para los próximos años es la amenaza de una bajada de las expectativas de inversión. Este hecho puede afectar de forma negativa a los datos de empleo que reducirían de forma significativa el crecimiento del PIB que se ha conseguido en los últimos años de forma paulatina.
A pesar de acumular tantos días sin un nuevo gobierno, actualmente el gobierno en funciones opera bajo los presupuestos aprobados el año pasado, por lo que existe un pequeño margen de maniobra. Técnicamente no hay un vacío de poder que tenga paralizado el país, aunque unos resultados de terceras elecciones que no posibiliten la formación de un Ejecutivo pueden volver a disparar las dudas y los temores.
