El cine sueco recibió su primer impulso decisivo gracias
a la gran exposición de arte e industria de Estocolmo,
en 1897. Fue entonces cuando se rodaron también las primeras
cintas suecas. Se filmó al rey Oscar II a su llegada a
la exposición, y así el monarca se convirtió
en la primera estrella de cine. Durante los años del cine
mudo, alrededor de 1920, Suecia se contaba entre los países
de vanguardia del séptimo arte. Directores como Victor
Sjöström y Mauritz
Stiller hicieron varias películas consideradas por
sus contemporáneos como obras maestras, y como clásicos
por la posteridad. Varias de esas cintas como "La
carreta fantasma" (Körkarlen) y "El
tesoro de Arne" (Herr Arnes pengar) estaban basadas
en narraciones de la Nobel sueca Selma Lagerlöf. Pero esa
época de grandeza fue efímera. Sjöström
y Stiller emigraron a Hollywood, acompañados de la estrella
recién surgida Greta Garbo.
Al nacer el cine sonoro, a comienzos de los años 30,
sus profesionales suecos abandonaron toda aspiración artística
y ambición internacional para caer en el provincialismo
y el popularismo. En los círculos artísticos y literarios
el cine nacional se consideraba tan vulgar que lo calificaban
de "vergüenza" para la cultura sueca. Alrededor
de 1940 cuando casi todo el resto de Europa se encontraba
en plena guerra se produjo un cambio debido a que el cine
asumió una función importante en la defensa psicológica.
La gravedad de ese período de alerta militar exigía
nuevos temas e intenciones artísticas paralelamente al
uso escapista que se daba al celuloide. Directores como Alf
Sjöberg y Hasse Ekman trajeron la esperanza de que Suecia
volviera a ser un país respetado en la cinematografía.
Después de la guerra, Suecia mantuvo su lugar cuando el
moderno hábito de celebrar festivales generó una
mayor demanda de películas de valor artístico. Algunos
documentalistas, como Arne Sucksdorff, fueron elogiados repetidas
veces en el ámbito internacional, y las películas
argumentales suecas merecieron una atención cada día
mayor. Alf Sjöberg conquistó su mayor triunfo en 1951,
año en que ganó el Grand Prix de Venecia con "Señorita Julia" (Fröken
Julie). En 1952 Arne Mattsson sorprendió al público
del festival de Berlín y de todo el mundo con
"Un solo verano de felicidad" (Hon dansade en sommar).
Cuatro años más tarde entró Ingmar
Bergman en la escena internacional con "Sonrisas de una
noche de verano" (Sommarnattens leende). Suecia volvía
a ser foco del interés cinematográfico mundial.
Posteriormente, Ingmar Bergman se mantuvo en un lugar central
del cine mundial mientras produjo películas, y su fama
no hizo más que crecer con los años. No ocurrió
lo mismo con el cine sueco en general. Alrededor de 1960, la industria
cinematográfica sueca sufrió una profunda crisis
causada por el auge de la televisión. Gran parte del público
abandonó las salas de cine; la producción sueca
se comercializó y la mayor parte de los colegas y competidores
de Bergman carecían de vena artística. Esa situación
cambió en 1963 al celebrarse un convenio de política
cultural entre los productores y el Estado: la denominada "reforma
cinematográfica". Mediante ella se liberaron importantes
recursos económicos con la finalidad expresa de fomentar
la realización de películas de calidad. Gracias
a la reforma pudo surgir una nueva generación de cineastas
originales que alcanzaron éxito: Jan
Troell, Bo Widerberg, Vilgot
Sjöman, Kjell Grede y
otros. Al mismo tiempo se politizó el cine sueco bajo el
influjo de los vientos de izquierda de la época, con las
consiguientes nuevas señales estéticas y de contenido.
Pero seguía disminuyendo el público de cine, y en
buena medida el de películas suecas. El cambio más
positivo que se dio en los años 70 y 80 fue el avance de
la mujer en el trabajo cinematográfico fuera de la actuación.
La estrella Mai Zetterling había pasado a ser directora
ya en los años 60. Le siguieron Gunnel
Lindblom (también ex actriz), Marianne Ahrne, Marie-Louise
De Geer Bergenstråhle, Christina Olofsson, Suzanne
Osten, Maj Wechselmann y otras cineastas. Como escritora,
Astrid Lindgren ha sido una de
las mujeres de más fuerte presencia en
el cine sueco, y gracias a ella las películas suecas para
niños fueron una atracción mundial durante varios
años.
La gran explosión de los medios de difusión en
la segunda mitad de los años 80, cambió fundamentalmente
las condiciones de la cinematografía. Hoy está integrada
en los medios que la rodean, y la producción de películas
se inscribe en el mercado de televisión, incluida la pagada,
y del vídeo. Por la evolución de los costos en la
industria cinematográfica, la mayor parte de las películas
suecas actualmente se realiza en coproducción con un buen
número de financieros. En tal situación, la cooperación
entre los países nórdicos se ha convertido en un
importante factor económico del cine sueco.
El cine sueco se ha ganado una reputación de frío,
escueto y grave. Desde Sjöström y Stiller a la película
para niños "Ronia, la hija del
bandolero" (Ronja Rövar-dotter), han sido
motivos fílmicos prominentes la naturaleza, las dificultades
de la vida en común y la muerte. Han sido tan frecuentes
en las cintas populares como en las grandes producciones y las
obras de arte más comentadas. Pero el cine sueco no sólo
es ambiente severo y melancolía. En buena parte trata del
amor. ¡Basta con echar una ojeada a la lista de "películas
favoritas a través de las épocas"! La hilaridad
las comedias y farsas casi siempre han tenido
un fiel público y asegurado la base económica de
la industria cinematográfica. En tiempos de crisis han
sido ante todo los géneros jocosos los que han sustentado
el ramo. En los años 40, el cine sueco contaba incluso
con un cómico de renombre internacional: Nils Poppe. En
tiempos más recientes, el discreto cómico Lasse
Åberg ha cosechado éxitos en el país (por
ejemplo, con "El golfista por accidente" (Den ofrivillige
golfaren, 1992), y no menos aplaudido ha sido el ídolo
pop Björn Skifs (entre otras, con la comedia de "suspense"
"Enredos" (Strul, 1988). Toda una lista de aclamaciones
ha merecido el grupo autor de "La banda Jönsson"
(Jönssonligan), desde 1981, y del colectivo cómico
"Creadores de locuras y After Shave" (Galenskaparna
och After Shave), por ejemplo, con Leif, 1987.
Los documentales han sido desde hace más de 80 años
orgullo del cine sueco. Una larga tradición de documentar
la naturaleza culminó en la década de los 50 en
"La gran aventura" (Det stora äventyret),
célebre cinta de Arne Sucksdorff. Esa tradición
llegó a su perfección en los años 60 y 70
gracias a Jan Lindblad y sus películas sobre animales,
de una exótica fascinación. A raíz del empeño
político en los años 60 nacieron documentales más
orienta-dos a las cuestiones sociales. En 1968, "Los inadaptados"
(Dom kallar oss mods), un inaudito estudio de problemas
juveniles hecho por Jan Lindqvist y Stefan Jarl, marcó
un hito en la historia del cine documental sueco. Jarl continuó
con la misma temática y los mismos personajes a lo largo
de un proyecto sociológico de muchos años. La segunda
película de la serie fue "Una vida respetable"
(Ett an-ständigt liv, 1979) y la tercera, "La
herencia social" (Det sociala arvet, 1993). Además
de Stefan Jarl hay toda una vigorosa generación de documentalistas
de crítica social. Y sus sucesores más jóvenes
en el género son muy prometedores.
El cine infantil ha sido especialmente favorecido por el apoyo
de la comunidad desde los años 50. También se ha
convertido en insignia de la cinematografía sueca, en un
comienzo gracias a Astrid
Lindgren y a las cintas "Pippa"
(Pippi Lång-strump), "Miguel
el Travieso" (Emil i Lönneberga)
y algunas más que tratan de otros héroes de
los párvulos. Casi todas las versiones cinematográficas
de cuentos de Astrid Lindgren han tenido buena acogida en el extranjero.
Suecia también se ha considerado como precursora de un
tipo de cine para niños más poético y serio,
que ha merecido atención internacional desde hace tres
décadas. "Hugo
y Josefina" (Hugo och Josefin),
de Kjell Grede,
salió a la cartelera en 1967 y marcó la pauta de
esa vertiente. A la misma categoría pertenece la célebre
"Los hermanos Corazón de León" (Bröderna
Lejonhjärta, 1977), del director Olle Hellbom, sobre
una narración de Astrid Lindgren, y "Mi
vida como perro" (Mitt liv som
hund, 1985) de Lasse Hallström. "Bert, el último
virgen" (Bert den siste oskulden), del director
Thomas Alfredson, se cuenta entre las cintas infantiles destacadas
de realización posterior (que incluyen también atracciones
para adultos de buen humor). Como el cine para niños, también
el de dibujos animados experimentó un auge en Suecia,
donde desde los años 70 se ha venido formando un notable
grupo de dibujantes hábiles y originales. El maestro Per
Åhlin (a quien se debe, entre otras películas, "El viaje a Melonia"
(Resan till Melonia, 1989) y Stig Lasseby, recientemente
fallecido autor de "Pedrito Sin Cola" (Pelle Svanslös,
1981), son dos de los que han hecho largometrajes, mientras
que un buen número de duchos dibujantes de personalidad
muy heterogénea y marcada se dedica al cortometraje. La
brutalidad cada vez mayor, el desempleo, los conflictos de inmigrantes
y la delincuencia juvenil han aportado en años recientes
temas para películas sobre problemas sociales. Algunas
de ellas aprovechan las posibilidades que ofrece el tema plasmando
excesos de consumo de drogas, violencia, sangre y sexo, mientras
que otros tratan de abordar el tema con matices psicológicos
y claridad sociológica. En los años 70, se consideraba,
sin mucha justicia, que Suecia estaba a la vanguardia del cine
pornográfico. Esa reputación provenía
del hecho innegable de que varios de los mayores éxitos
cinematográficos en el ámbito internacional en las
décadas inmediatamente anteriores, fueron de un erotismo
bastante audaz. Pero el concepto de "Schwedenfilm" ("película
a la sueca"), acuñado en Alemania, pronto perdió
todo significado de nacionalidad. Lo que quizá se pueda
decir es que el cine sueco abrió las esclusas a la pornografía
de celuloide, pero no ha aportado mayor caudal a esa corriente.
El personaje de cine sueco que ha atraído el mayor público
ha sido un escanio muy metido en carnes, de sonora voz y gestos
cómicos: el actor Edvard Persson (18881957). En sus
mejores años, antes y después de la segunda guerra
mundial, sus películas registraron millones de espectadores
en las salas suecas. En la posguerra, su equivalente en popularidad
fue el actor John Elfström, que en 19 cintas hizo exageradas
y grotescas caricaturas de campesinos en la serie Åsa-Nisse,
constantemente atacada por los críticos, aunque al
menos las primeras gozaron de un enorme favor del público
rural. En 1951 se estrenó el mayor éxito de la historia
cinematográfica sueca hasta hoy: "Un solo verano de
felicidad" (Hon dansade en sommar), de Arne Mattsson:
una obra que, si bien tiene muchas cualidades, debió su
fuerza de atracción principalmente a los osados desnudos
de Ulla Jacobsson. Hubo que esperar diez años hasta que
a "Un solo verano de felicidad" le quitara la predilección
del público otra historia fílmica, de tierno erotismo,
enmarcada en la noche estival sueca. Esta vez era la pareja de
Christina Schollin y Jarl Kulle la que se bañaba desnuda:
con sus 2.800.000 espectadores, "¿Tú crees
en ángeles?" (Änglar finns dom?) sigue
registrando la cifra de público más alta de los
cinematógrafos suecos. El director Lars-Magnus Lindgren
logró, en 1964, un extraordinario triunfo comercial más,
con los mismos actores y la misma franqueza erótica. "Adorado
John" (Käre John) fue el éxito cinematográfico
más rotundo de Suecia en el extranjero hasta 1967, cuando
su taquilla fue triplicada por otra producción: "Soy
curiosa amarillo" (Jag är nyfiken
gul), de Vilgot Sjöman,
que también traía sensacionales escenas eróticas.
Ese récord lo sigue manteniendo después de 30 años.
La contribución de Suecia a la historia del cine incluye
la exportación de un asombroso elenco de intérpretes,
en su mayoría mujeres. La principal de ellas ha sido Greta Garbo, que tras un par de películas
mudas rodadas en Suecia emigró a Hollywood acompañada
de Victor Sjöström
y Mauritz Stiller. La Divina
se convirtió en el prototipo de la estrella a lo largo
de muchos años con Ana Karenina (1927 y 1935), "Orquídeas
salvajes" (A Woman of Affairs, 1929), "La reina
Cristina de Suecia" (Queen Christina, 1934), "La
dama de las camelias" (Camille, 1937) y Ninotchka
(1939). La siguiente superestrella sueca de Hollywood fue
Ingrid Bergman. Se la llevaron
en 1939 para que actuara con Leslie Howard en la versión
estadounidense de la renombrada película sueca Intermezzo,
y hasta su muerte fue objeto de la admiración internacional.
En Hollywood actuó con Humphrey Bogart en Casablanca,
con Gary Cooper en "Por quién doblan las campanas"
(For Whom the Bell Tolls), con Charles Boyer en "Luz
que agoniza" (Gaslight), con Bing Crosby en "Las
campanas de Santa María" (The Bells of St. Mary)
y con Gregory Peck en "Recuerda" (Spellbound).
Después de Ingrid Bergman cogieron rumbo de EE.UU., entre
otras, Signe Hasso, Marta Toren, Viveca Lindfors, Mai Zetterling
y Anita Ekberg, para convertirse allá en estrellas más
o menos luminosas, de esplendor más o menos duradero. Posteriormente,
también Lena Olin se trasladó a Norteamérica,
lo mismo que Pernilla August. Durante el nazismo, las actrices
suecas Zarah Leander y Kristina Söderbaum llegaron a ser
grandes divas del cine alemán. Algunas intérpretes
prominentes de Suecia alcanzaron reputación mundial en
los años 50 y 60, gracias a su actuación en películas
de Ingmar Bergman. Entre ellas se cuentan Bibi
Andersson, Harriet Andersson,
Eva Dahlbeck, Ingrid Thulin, Gunnel
Lindblom y Liv Ullman (nacida
en Noruega). Todas ellas han sido contratadas en la industria
cinematográfica internacional. De los actores de Bergman
fue Max von Sydow el que logró
llegar a ser una estrella internacional. En la producción
norteamericana ha encarnado los más variados personajes,
desde el Jesús de "La historia más grande jamás
contada" (The Greatest Story Ever Told) hasta toda
suerte de seres demoníacos de películas de terror
y de misterio. Otros caras suecas que han conquistado celebridad
en Hollywood desde 1970 algunas relacionadas con el cine
de Ingmar Bergman han sido Erland Josephson, Peter Stormare,
Stellan Skarsgård,
Bo Svensson y Dolph Lundgren.
El director Ingmar Bergman
es la mayor celebridad que ha tenido el cine sueco en toda su
historia, y también el más reputado director de
teatro del país. Al comienzo de su carrera tropezó
con una fuerte resistencia de los productores y la crítica,
pero desde el éxito mundial de "Sonrisas de una noche
de verano" (Sommarnattens leende, 1955) ha sido el
centro de una permanente atención internacional. Algunas
de sus cintas más comentadas son: "Prisión"
(Fängelse, 1949), "Un
verano con Mónica" (Sommaren med Monika,
1953), "El
séptimo sello" (Det sjunde inseglet, 1956),
"Fresas
salvajes" (Smultronstället, 1957), "El silencio"
(Tystnaden, 1963), Persona
(1966) y "Gritos
y susurros" (Viskningar och rop, 1973). El mismo
Bergman asegura que "Fanny
y Alexander" (Fanny och Alexander, 1982) es su
última película, lo cual no le ha impedido escribir
posteriormente guiones para otros directores.
En 1963 se llevó a cabo la reforma cinematográfica
sueca: un ingenioso plan del político cultural socialdemócrata
Harry Schein. Mediante un acuerdo entre el Estado sueco y la industria
cinematográfica se abolió el impuesto del 25% sobre
diversiones que pesaba sobre las entradas de cine. En compensación,
los propietarios de salas de proyección se comprometieron
a abonar el 10% de la taquilla al Instituto de Cinematografía
de Suecia (Svenska Filminstitutet), una fundación
que se acababa de crear. La mayor parte de esos ingresos se destinó
al fomento de la producción cinematográfica de calidad
en Suecia. La clave de ese sistema era que también el producto
de cintas extranjeras subvencionara la cinematografía sueca.
La eficacia que en un comienzo tuvo la reforma cinematográfica
ha mermado paralelamente a la concurrencia de espectadores al
cine. El convenio se ha ajustado, complementado y ampliado en
varias ocasiones. A las partes originales se han sumado el ramo
de vídeo y las empresas de televisión suecas. Las
subvenciones anticipadas a la "producción sueca de
películas valiosas" son distribuidas por algunos asesores
de cine que asumen una gran responsabilidad personal. Además
de su actividad de fomento, el Instituto de Cinematografía
ejecuta muchas labores de cultura cinematográfica de otra
índole (biblioteca, archivo, cinemateca, restauración
de películas, etc.). Para esos cometidos recibe asignaciones
especiales del Estado. El Instituto tiene su sede en la Casa del
Cine (Filmhuset) de Estocolmo, donde están instaladas,
además, la facultad de cinematografía de la Universidad
de Estocolmo y el Instituto de artes dramáticas (Dramatiska
Institutet): las dos entidades suecas más importantes
en la investigación teórica y la formación
práctica, respectivamente, en el campo de la cinematografía.
El prestigioso "Oscar", o Academy
Award de la Academia de Cine de EE.UU., ha sido otorgado a
los siguientes cineastas y películas suecas:
1944: Ingrid Bergman el mejor papel
principal femenino en "Luz que agoniza"(Gaslight)
1948: "El ritmo de una ciudad" (Människor
i stad) el mejor cortometraje documental (director: Arne
Sucksdorff)
1951: Kon-Tiki el mejor documental (productor: Olle
Nordemar)
1954: Greta Garbo Special Award
1956: Ingrid Bergman el mejor papel femenino en Anastasia
1960: "El manantial de la doncella" (Jungfrukällan)
la mejor película extranjera (director: Ingmar
Bergman)
1961: "Como en un espejo" (Såsom i en spegel)
la mejor película extranjera (director: Ingmar
Bergman)
1970: Ingmar Bergman Irving G Thalberg Memorial Award
1973: Sven Nykvist la mejor fotografía, en "Gritos
y susurros" (Viskningar och rop)
1974: Ingrid Bergman el mejor papel secundario femenino,
en "Crimen en el Orient Express" (Murder on the Orient
Express)
1983: Anna Asp la mejor decoración, en "Fanny
y Alexander" (Fanny och Alexander)
1983: "Fanny y Alexander" la mejor película
extranjera (director: Ingmar Bergman)
1983: Marik Vos el mejor vestuario, en "Fanny y Alexander"
1983: Sven Nykvist la mejor fotografía, en "Fanny
y Alexander"
1988: "Pelle, el conquistador" (Pelle Erövraren)
la mejor película extranjera (dirección:
Bille August)
1995: Per Hallberg los mejores efectos sonoros, en Braveheart.
Suecia tiene la censura de cine más antigua que aún
ejerce sus funciones. La autoridad de censura, la Oficina estatal
de inspección de cinematógrafos (Statens Biografbyrå),
se instauró en 1911 a petición de los opositores
del cine y del ramo cinematográfico. En general ha reinado
la armonía entre el ramo y la censura. En tiempo de paz,
las intervenciones y prohibiciones de la censura sólo pueden
justificarse por razones de higiene mental. Su principal tarea
ha sido evitar que los menores sufran daños psíquicos
por el cine. Los censores pueden permitir una película
para todas las edades o establecer para ella una edad mínima
de 7, 11 ó 15 años, según el caso. También
pueden adoptar la decisión de cortar partes de una cinta
o simplemente prohibirla. En algunos casos, las medidas aplicadas
u omitidas por la censura han suscitado agitados debates,
como ocurrió, por ejemplo, con la prohibición de
491 de Vilgot Sjöman y la aprobación de "El
silencio" de Ingmar Bergman el mismo año. En varias
ocasiones, la justificación de la censura cinematográfica
ha sido cuestionada por críticos y políticos. Pero
hasta ahora han fracasado todos los intentos de abolirla, principalmente
debido a que el ramo no sabe a ciencia cierta qué consecuencias
traería tal decisión.
AB Svensk Filmindustri (SF) ha sido, a lo largo de más
de 75 años, la mayor sociedad cinematográfica del
país. Fue fundada en diciembre de 1919 por fusión
de las dos principales compañías del ramo que existían:
Svenska Bio y Skandia. De esa forma, la SF ha quedado asociada
con todos los grandes clásicos del cine mudo. Desde la
década de los 20, la SF se ha mantenido como productora
más activa y propietaria de la mayor cadena de cines de
Suecia. En 1948 se llevó a cabo otra fusión de gran
magnitud: a la SF se incorporó AB Europa Film, otra empresa
importante de vieja tradición. Ya desde comienzos de los
años 30, la AB Europa Film había sido una de las
principales del país, como propietaria de cinematógrafos
y como productora. Desde comienzos de los 80, el consorcio Bonnier
una de las mayores empresas de medios de difusión
de Suecia es copropietaria de la SF. Ésta participa
activamente en casi todos los sectores de medios y desarrolla
actividades también en el extranjero. En los últimos
años, la SF ha producido, entre otras cintas, Hamsun
de Jan Troell y "Adán
y Eva" (Adam & Eva), una celebrada comedia
de Måns Herngren y Hannes Holm. La Sandrew Film AB tuvo
su origen a fines de la década de los 20. El comerciante
en ultramarinos Anders Sandrew, fundador de la empresa, empezó
por abrir una cadena de salas de proyección en Estocolmo.
En la década de los 40, la sociedad se convirtió
en una importante compañía productora. Como empresario
constructor de cinematógrafos, Sandrew Film AB ha sido
un pionero también en años más recientes:
tiene varios teatros en Estocolmo y además, intereses en
el mercado de cine, televisión y vídeo de los países
vecinos. Sandrew Film AB produjo hace poco la cinta Alfred, de
Vilgot Sjöman, que trata del inventor Nobel, y también
es uno de los principales productores de "El oratorio de
Navidad" (Juloratoriet), de Kjell-Åke Andersson,
obra basada en la novela de Göran Tunström. Sveriges
Television, SVT, es un factor importante en la vida cinematográfica
de Suecia. No sólo produce películas propias para
distribución en cines y para la "pantalla pequeña",
sino que también participa como coproductora en muchas
de las cintas realizadas. La principal sección productora
de películas de SVT es SVT Drama. Recientemente fue, por
ejemplo, la principal productora de Jerusalem,
de Bille August, y de "El oratorio de Navidad" de Kjell-Åke
Andersson.
Anualmente se celebran en Suecia unos diez festivales de cine de diversa índole. Los dos más importantes son los internacionales de Gotemburgo, en febrero, y de Estocolmo, en noviembre. En el festival de cine de Umeå, en septiembre, se proyectan principalmente documentales; en el de Uppsala, en octubre, cortometrajes. BUFF son las siglas de un festival de cine para niños y adolescentes.
Suecia tiene unos 8.800.000 habitantes. Anualmente
registra 16 millones de entradas al cine. Hay aproximadamente
875 cines (y 1.200 salas) en el país. Una entrada al cine
cuesta en promedio 60 coronas suecas. Cada año se proyectan
por primera vez en el país unas 200 cintas, de las cuales
20 son financiadas en parte o totalmente con medios suecos. Varias
de ellas son coproducciones con otros países, principalmente
nórdicos. La parte de las películas suecas en la
taquilla total del país es del 20% aproximadamente. Cada
año hay algunas películas suecas que tienen éxito
nacional. La mayoría no cubre sus propios costos. En 1997
a un siglo de la primera producción cinematográfica
sueca la favorita del público es "Los
cazadores"
(Jägarna) de Kjell Sundvall. Se trata de una cinta espectacular
y violenta, y aunque trata una temática de la región
más septentrional de Suecia se puede decir que está
hecha con un corte "norteamericano". La gran galardonada
de este año de centenario es Hamsun,
la película de Jan Troell sobre el genio, Nobel y nazi
de Noruega. En el festival de 1997 del Instituto de Cinematografía
de Suecia, conquistó cuatro de los grandes premios anuales
("carneros de oro"): el de la mejor película,
el del mejor guión (Per Olov Enquist), el de la mejor actriz
(Ghita Nörby) y el del mejor actor (Max von Sydow).