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Los cinco ejes temáticos que articularán el trabajo de esta nueva etapa representan la continuidad especializada de algunos de los ámbitos ya explorados. Hemos partido de la experiencia desarrollada por la Cátedra y la consideración de las conclusiones del VI Congreso de Economía Feminista y, específicamente, las tres emergencias, que se hicieron explícitas en dicho congreso, a las que dar respuesta: a) el abordaje de transiciones ecofeministas ante el cambio climático; b) desmontar el neoliberalismo y la beligerante deshumanización que conlleva y c) la necesaria reorientación de las políticas públicas hacia los cuidados y el sostenimiento de la vida diluyendo la división sexual del trabajo y las jerarquías de género.

Eje 1: Cuidados

Todas las personas a lo largo de nuestra existencia necesitaremos cuidar y ser cuidadas. Existen momentos vitales, sobre todo al comienzo de la vida y al fin de la misma, y también en situaciones de especial vulnerabilidad que requerirán del tiempo y de la atención de los demás y ello nos afecta a todas las personas; y por eso el cuidado debe ser objeto central de la Economía y de las políticas públicas, y especialmente del Derecho, ya que su fin último es hacer posible una vida mejor y más justa.

Ahora bien, las mujeres han sido quienes se han encargado de realizarlo siempre y esa dedicación imprescindible para la sostenibilidad de la vida es la que las ha situado en una posición subordiscriminada. Con el fin de hacer posible la igualdad real y efectiva de mujeres y hombres es preciso asumir la corresponsabilidad individual y familiar y también social e institucional en los cuidados. En esta dirección estamos trabajando en la Cátedra desde este eje, así como en el reconocimiento de un derecho al cuidado.

Coordinación del eje 1: Ana I. Marrades y Mª Luisa Moltó

  • Eje 2: Economía feminista y cambio de modelo económico

Si algo caracteriza a la economía feminista es el planteamiento de un proyecto ético de transformación social que invita a repensarlo todo, desde una crítica profunda a la economía ortodoxa convencional, prestando atención a la asignación de recursos y prioridades para el sostenimiento de la vida y de los ecosistemas.

La economía feminista se interpreta, pues, como eje para la transformación socioeconómica y la justicia redistributiva, planteando la necesidad de poner la vida en el centro de la atención y de las agendas políticas y económicas; el enfoque aplicable responde a la lógica del aprovisionamiento social, al bienestar humano y relacional con criterios de justicia social, de género y ecológica.

Nos interesa contribuir de manera crítica y también propositiva al análisis del impacto de los sistemas productivos sobre los derechos humanos, las condiciones de vida, el medio ambiente y la igualdad. Todo ello resulta necesario para articular colectivamente un nuevo pensamiento y prácticas económicas, no contaminadas de la obsesión cortoplacista por el crecimiento económico y el Producto Interior Bruto (PIB), menos dependientes de la monetización, más permeables a los valores humanos, sociales y ecológicos, que respeten los ritmos y ciclos naturales de los ecosistemas, que se orienten al bienestar social. Y para poder contribuir de manera efectiva, consideramos importante seguir alimentando la perspectiva crítica respecto al sistema económico actual, capitalista patriarcal, y al hecho que se asiente en la desigualdad de género, la división sexual del trabajo y el extractivismo de recursos naturales, capacidades humanas y procesos biológicos.

Coordinación del eje 2: Carmen Castro

  • Eje 3: Economía feminista y procesos de subjetivación neoliberal: propuestas para el cambio cultural

La apuesta de la Economía Feminista por la “Sostenibilidad de la Vida” no sólo interpela a la economía sino que constituye una crítica radical a la esfera social, cultural y política. La necesidad de un cambio de paradigma económico requiere una crítica a las formas de pensar(nos) que hemos interiorizado y que permiten que ese modelo se sostenga y que además parezca natural e inamovible. Formas de pensar(nos) que, lejos de ser posiciones abstractas, se traducen en elecciones, objetivos, prioridades, reivindicaciones, prácticas… formas de vida, en definitiva, cómplices de aquello que queremos cambiar. Por eso, consideramos necesario tensar un sentido común que hace que nos pensemos cotidianamente como sujetos autosuficientes e individualizados. Sin espacio y sin legitimidad para reconocer nuestra vulnerabilidad, nuestra interdependencia y ecodependencia.

Reconocemos las dificultades de procurar herramientas que favorezcan procesos de cambio cultural. Sabemos que no se trata únicamente de una batalla de “ideas”, es necesario impugnar una pluralidad de prácticas y discursos que construyen cuerpos (afectos, inclinaciones, formas de desear) neoliberales. Por ello, consideramos imprescindible visibilizar y politizar los diferentes planos de un conflicto (reformulado como conflicto capital/vida) que experimentamos cotidianamente porque forma parte de nuestra normalidad: la invisibilización e infravaloración del trabajo doméstico y de cuidados, la división sexual del trabajo, el cansancio de los cuerpos, la experiencia acelerada del tiempo y su subordinación a la esfera productiva, los hábitos de consumo, las formas insidiosas y toleradas de explotación laboral, la hostilidad de un modelo de ciudad que nos expulsa o nos clausura en el espacio privado, las jerarquías que se ocultan detrás de un “nosotras” que oculta otras exclusiones…

Coordinación del eje 3: Lucía Gómez

  • Eje 4: Presupuestos con Perspectiva de Género

Los presupuestos con perspectiva de género son una propuesta de la economía feminista frente a la versión hegemónica de los presupuestos públicos que se reconoce como reduccionista y androcéntrica.

Los PPG apuestan por la revisión de la corriente principal de la política con el fin de transformarla de tal modo que quepan las experiencias y las necesidades de mujeres y de hombres, incorporando las desigualdades y diversidades existentes. Se trata por tanto de una herramienta para avanzar en materia de transversalidad de género con un importante potencial transformador que puede alcanzar la redistribución de los recursos, la reformulación de las prioridades políticas y la revisión de agentes participantes y con responsabilidades en estos procesos.

Coordinación del eje 4: Mónica Gil

  • Eje 5: Trabajo Social Feminista

Los servicios sociales son los sectores más perjudicados durante las crisis. Las políticas públicas neoliberales en nuestro país han tenido para éstos un impacto terrible. La externalización y la privatización de los proyectos y programas sociales ha sido la norma, con unas consecuencias durísimas tanto para la vida cotidiana de las personas usuarias de los recursos, programas y proyectos como para sus profesionales. El Estado de Bienestar no puede entenderse sin unos servicios sociales públicos de calidad. El trabajo social está comprometido con la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas y con la igualdad, por lo que no puede desligarse del feminismo. El trabajo social ha sido y es una profesión de mujeres, nosotras nos hemos ocupado tradicionalmente del sostenimiento de la vida y de crear los recursos, las redes sociales de apoyo y el trabajo comunitario. El trabajo social feminista quiere ser agente de cambio y transformación social, es una cuestión de derechos humanos y de justicia social.

Coordinación del eje 5: Elena Mut y Gabriela Moriano