
Para citar el artículo: Fajardo, I., & Joseph, H. (2024). Brief report: Autistic students read between lines. Journal of Autism and Developmental Disorders, 54, 2055–2059. https://doi.org/10.1007/s10803-022-05648-2
Así “leen entre líneas” las personas con TEA: lo que revelan los ojos
Contexto del estudio
La comprensión lectora no siempre falla por las palabras que están escritas, sino por las que hay que inferir. En el autismo, se ha descrito que entre un 30–50% de estudiantes presenta dificultades de comprensión, y se ha propuesto que el problema podría estar en construir conexiones implícitas entre frases (las llamadas inferencias de “puente”) o en retrasos del lenguaje más que en el autismo en sí. Queríamos observar cuándo y cómo surgen esas inferencias mientras se lee, no solo si al final se responde bien. Para ello validamos de forma preliminar una tarea experimental en inglés con seguimiento ocular.
Qué investigamos
Nos propusimos medir, mientras leían, si estudiantes con autismo generaban inferencias coherentes y detectaban incoherencias, y en qué momento del texto aparecían esas señales (tiempos de lectura y relecturas).
Cómo lo hicimos
Trabajamos con 12 estudiantes con autismo de 10 a 15 años. Leían 30 mini-historias con tres versiones:
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Consistente (el contexto llevaba lógicamente al desenlace),
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Inconsistente (el contexto chocaba con el desenlace) y
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Control (no hacía falta inferir).
El ejemplo clásico: ver nubes negras y luego abrir el paraguas (consistente) frente a ver cielo azul y abrir el paraguas (inconsistente). Registramos respuestas de comprensión y medidas oculares simples de entender: primer vistazo, tiempo total, relecturas y regresiones (miradas hacia atrás en el texto).
Qué encontramos
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En las preguntas de comprensión, acertaron mucho: ~88% en condiciones de inferencia y 99% en control (sin inferir), lo que indica que sí “leen entre líneas”, aunque la inferencia es más exigente.
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En los ojos, el patrón fue sutil: apenas hubo efectos claros entre condiciones; solo apareció una diferencia inesperada en una zona inmediata al objetivo (post-objetivo), con miradas algo más largas en control. En los descriptivos se intuyó más tiempo y más regresiones cuando había incoherencias, pero sin significación estadística—algo esperable por el tamaño muestral reducido.
Por qué importa
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Psicología y educación: estos resultados cuestionan una visión de “déficit” general en inferencias. Los estudiantes con autismo sí responden inferencias en textos breves; lo útil es fijarse cómo las resuelven (por ejemplo, volviendo a partes previas del texto) y dar más tiempo para conectar ideas. En el aula, ayuda modelar inferencias (“¿qué indica el cielo para usar paraguas?”), hacer explícitas las relaciones causa-efecto y permitir relecturas estratégicas.
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Logopedia: integrar entrenamiento en vocabulario y conocimiento del mundo con ejercicios de monitorización de coherencia (“¿tiene sentido?”) puede apuntalar la construcción de significado cuando la lengua está en desarrollo.
Qué falta por estudiar
En las preguntas de comprensión, acertaron mucho: ~88% en condiciones de inferencia y 99% en control (sin inferir), lo que indica que sí “leen entre líneas”, aunque la inferencia es más exigente.
En los ojos, el patrón fue sutil: apenas hubo efectos claros entre condiciones; solo apareció una diferencia inesperada en una zona inmediata al objetivo (post-objetivo), con miradas algo más largas en control. En los descriptivos se intuyó más tiempo y más regresiones cuando había incoherencias, pero sin significación estadística—algo esperable por el tamaño muestral reducido.
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Psicología y educación: estos resultados cuestionan una visión de “déficit” general en inferencias. Los estudiantes con autismo sí responden inferencias en textos breves; lo útil es fijarse cómo las resuelven (por ejemplo, volviendo a partes previas del texto) y dar más tiempo para conectar ideas. En el aula, ayuda modelar inferencias (“¿qué indica el cielo para usar paraguas?”), hacer explícitas las relaciones causa-efecto y permitir relecturas estratégicas.
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Logopedia: integrar entrenamiento en vocabulario y conocimiento del mundo con ejercicios de monitorización de coherencia (“¿tiene sentido?”) puede apuntalar la construcción de significado cuando la lengua está en desarrollo.
Qué falta por estudiar
El estudio es piloto (12 participantes), sin poder incluir edad y habilidades lingüísticas como covariables en los modelos. Hace falta replicar con muestras mayores, comparar con lectores con desarrollo típico, y probar la tarea en lengua materna (p. ej., español o valenciano). Los materiales, datos y código están disponibles para facilitar estudios colaborativos y metaanálisis que aclaren quién necesita qué apoyo al hacer inferencias durante la lectura.