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Vibriosis al orden del día

  • Patògens en l'Aqüicultura: Patògens de Peixos i Zoonòtics (PAFZP)
  • 22 septiembre de 2023
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En las últimas semanas han aparecido diversas noticias sobre una bacteria "come carne" que ha provocado la hospitalización de dos jóvenes durante meses. Se trata de nuestra bacteria en estudio: Vibrio vulnificus, que provoca la enfermedad llamada vibriosis.

En las últimas semanas han aparecido diversas noticias acerca de una bacteria “come carne” que ha mantenido hospitalizadas a dos jóvenes durante varios meses, llegando incluso a provocarles la amputación de una o más extremidades.

La primera de ellas, una conocida actriz y modelo llamada Jennifer Barlow, comenzó a sentir un intenso dolor e hinchazón en la rodilla durante sus vacaciones de verano en las Bahamas. A la vuelta, ya en Estados Unidos, sufrió un shock séptico que causó su inmediato ingreso en el hospital, donde el patógeno fue identificado y comenzó el tratamiento. Estuvo 5 meses ingresada, atravesó múltiples cirugías y finalmente sufrió la amputación de una de sus piernas. Así lo ha contado ella misma en sus redes sociales.

Enlace a la noticia del periódico El País

La segunda se trata de una joven de 40 años que se contagió tras comer pescado infectado. En este caso las consecuencias han sido más fatídicas, ya que fue necesaria la amputación de las cuatro extremidades para poder salvar su vida.

Enlace a la noticia del periódico El  Mundo

Os estaréis preguntando quién es este patógeno y cómo produce estos efectos.  Se trata de Vibrio vulnificus, una bacteria muy familiar para nosotros ya que trabajamos con ella día a día. Y sí, tal y como reflejan estos casos, puede provocar amputaciones e incluso la muerte de los pacientes. Pero empecemos por el principio…

V. vulnificus es una especie zoonótica del género Vibrio que habita en aguas salobres (aquellas que tienen más sales disueltas que el agua dulce, pero menos que el agua de mar) de áreas templadas y calientes. Puede vivir de forma libre en la columna de agua o posarse en superficies, tanto orgánicas como inorgánicas. Concretamente suele colonizar las mucosas de los peces o acumularse en animales que se alimentan por filtración, como por ejemplo los bivalvos o los crustáceos. Como consecuencia de su forma de vida, las rutas de infección en humanos son dos: por ingestión, que suele causar gastroenteritis y en casos más severos septicemia primaria; o por contacto con agua de mar, a través de heridas, causando infecciones severas, amputaciones y septicemia secundaria (Figura 1). Las dos noticias que nos ocupan sirven de ejemplo para cada una de estas rutas. En la primera la infección fue causada por contacto de una herida abierta con aguas cálidas en las que estaba presente el patógeno, mientras que la segunda se debió a la ingestión de un pescado infectado, produciendo en ambas una infección o vibriosis que puso su vida en riesgo.

Figura 1. Vías de infección en humanos de V. vulnificus. V. vulnificus puede infectar a humanos a través de dos vías: por ingestión de pescados y maricos crudos y por contacto de heridas abiertas con agua marina (Baker-Austin & Oliver, 2020).

 

Ya sabemos cómo puede entrar, pero ¿por qué bacteria “come carne”? Entre los síntomas de una infección por V. vulnificus se encuentra la aparición de ampollas, hematomas, eritema, inflamación… Estas manifestaciones cutáneas iniciales pueden progresar y producir necrosis tanto en la piel como en capas más profundas, o lo que es lo mismo, la muerte de estos tejidos. Para tratarlo se suele utilizar el desbridamiento, que consiste en la eliminación del tejido muerto o infectado; y en casos más graves en los que no se puede controlar la infección es necesario recurrir a la amputación del miembro (Figura 2).

Además, V. vulnificus no solo causa vibriosis en humanos, sino también en peces, principalmente en tilapia y diferentes especies de anguila. Al igual que en humanos, la enfermedad se transmite por contacto o por ingestión. Cuando se produce por contacto, el patógeno es atraído por el moco de las branquias, coloniza la superficie de la mucosa y, dependiendo del estado del animal, puede producir lesiones superficiales o alcanzar el torrente sanguíneo y provocar la muerte por septicemia hemorrágica. Cuando se produce por ingestión, coloniza el intestino y puede alcanzar la sangre y causar también septicemia hemorrágica. Los signos clínicos en peces son muy similares en ambas vías, destacando la aparición de petequias abdominales, hemorragias en la base de las aletas y enrojecimiento de la región del opérculo (Figura 2). 

Figura 2. Signos clínicos de una vibriosis en humano y en pez causada por V. vulnificus. Vibriosis en humano: Paciente que presenta los signos típicos causados por V. vulnificus: desarrollo de ampollas, eritema y tejido necrótico (imagen tomada por Dr. Ching-Chuan Liu, Department of Pediatrics, National Cheng Kung University Hospital, College 2653 of Medicine, National Cheng Kung University, Tainan City, Taiwan). Vibriosis en pez: septicemia hemorrágica causada por contacto (A) o por vía oral (B) (imagen tomada por C. Amaro y B. Fouz). (Amaro & Carmona, 2023)

 

Pero que no cunda el pánico, no es necesario dejar de comer pescado o no pisar la playa en verano. De hecho, en la mayoría de los pacientes sanos los síntomas se quedan en una gastroenteritis o una infección localizada. El problema surge con pacientes inmunodeprimidos, con enfermedades hepáticas o de avanzada edad y en personas con hemocromatosis, en los que la probabilidad de sufrir septicemia puede aumentar hasta 80 veces. Sin embargo, aunque el riesgo sea bajo, siempre es mejor prevenir que curar; y más ahora que esta bacteria se está expandiendo debido al aumento de la temperatura del mar. Por eso, los CDC (Centros para el control y la prevención de enfermedades) recomiendan evitar el consumo de pescados y mariscos crudos y no bañarse en el mar con heridas abiertas.

Referencias:

  • Amaro, C., Carmona-Salido, H. (2023). Vibrio vulnificus, an Underestimated Zoonotic Pathogen. In: Almagro-Moreno, S., Pukatzki, S. (eds) Vibrio spp. Infections. Advances in Experimental Medicine and Biology, vol 1404. Springer, Cham. DOI: 10.1007/978-3-031-22997-8_9
  • Baker-Austin, C., & Oliver, J. D. (2020). Vibrio vulnificus. Trends in Microbiology, 28(1), 81–82. DOI: 10.1016/j.tim.2019.08.006