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17 de junio, Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.

  • 17 junio de 2019
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Hoy 17 de junio, bajo los auspicios de Naciones Unidas, se celebra el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, con el lema “Construyamos el futuro juntos”.

En el marco de esta celebración, desde el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) analizamos la importancia de estos procesos de degradación en el contexto actual de cambio climático.

Hoy 17 de junio, bajo los auspicios de Naciones Unidas, se celebra el Día Mundial para Combatir la Desertificación y la Sequía, con el lema “Construyamos el futuro juntos”.

https://www.un.org/es/events/desertificationday/?fbclid=IwAR3G4bli4Taed2z9Dt2iHoReC9oZXLKS0ovLTp08WBNwI5HJK8US69nJ9j0

En el marco de esta celebración, desde el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) analizamos la importancia de estos procesos de degradación en el contexto actual de cambio climático.

Los procesos de desertificación son una herencia histórica de las actuaciones humanas sobre el territorio, cuya causa principal está relacionada con los cambios de usos del suelo, las variaciones del clima y la sobreexplotación de los recursos naturales, que no consideran el frágil equilibrio de los ecosistemas terrestres.

El término desertificación implica la degradación simultánea de tres recursos naturales fundamentales para la gestión sostenible del territorio: suelo, agua y vegetación. Tiene importantes repercusiones ambientales, sociales y económicas y afecta principalmente a las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, que constituyen una porción importante de la superficie de las tierras emergidas (el 40%) y son el hábitat y el medio de vida de un gran segmento de la población mundial.

Los riesgos de desertificación en las zonas áridas y semiáridas del planeta, incluyendo la cuenca del mediterráneo, y la comprobada tendencia del calentamiento global de la Tierra, son procesos a gran escala con mecanismos de retroalimentación y de interacción de importantes consecuencias. La desertificación es tanto un impacto como una causa del cambio climático, y al mismo tiempo una consecuencia de la pérdida de biodiversidad. Así, los nuevos enfoques para el estudio de la desertificación proponen una estrecha relación entre ésta, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, donde el binomio suelo-vegetación desempeña un papel fundamental en la regulación del ciclo del carbono y otros gases de efecto invernadero.

En un contexto de cambio global, las consecuencias de los procesos de desertificación se exportan a otras zonas no directamente afectadas y producen multitud de consecuencias tras-sectoriales. Entre otros aspectos, cabe señalar, los impactos en los movimientos de migración de fauna, los cambios en los flujos de radiaciones atmosféricas, los efectos en la dinámica erosión/sedimentación y la alteración de los ciclos hidrológicos, los cambios en los ciclos biogeoquímicos y las importantes consecuencias en las migraciones humanas como efecto del empobrecimiento del recurso suelo.

En nuestro territorio, los factores naturales que operan dentro del proceso global de desertificación son principalmente de índole climática, pero también hay que incluir los factores geomorfológicos y bióticos. Los ambientes mediterráneos se caracterizan por unas condiciones climáticas altamente variables, tanto espaciales como temporales, con fuertes variaciones estacionales, inter-anuales y a medio plazo de las precipitaciones. La alta variabilidad pluviométrica, la reiteración de dilatadas sequías estivales y plurianuales y la generación de frecuentes tormentas de alta energía erosiva, crean condiciones muy favorables para los procesos de desertificación.

Más aún, los diferentes escenarios de cambio climático pronostican una tendencia general de aridificación de nuestro territorio, provocada por el aumento de temperaturas, y de las variaciones en los patrones de precipitación, así como un incremento del riesgo de incendios forestales. Junto a ello, una tasa de erosión elevada y sostenida en el tiempo producirá una reducción de la capacidad de los ecosistemas de soportar la cantidad actual de vegetación. Al mismo tiempo esa degradación de la vegetación conllevará a su vez más erosión de suelo en un bucle de retroalimentación negativa.

Como se deriva de todo lo anterior, comprender la naturaleza y los principales procesos de degradación que operan en nuestro territorio, aunque complejo es esencial para una gestión sostenible y la mitigación de los peligros relacionados con la desertificación.

En el marco de este Día Internacional, los investigadores del CIDE trasladan sus conocimientos científicos sobre los procesos de desertificación a los ciudadanos

https://www.youtube.com/watch?v=byqjFLfaafE

https://www.efeverde.com/noticias/20-del-suelo-espana-vulnerable-ante-desertificacion/

https://www.mitele.es/programas-tv/cuatro-al-dia/5d065515b95c9b58b48b4688/player/

(a partir del minuto 31:05)

Imágenes: