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 Construir sin  faltar al decoro conveniente        

Retrato de Pérez Bayer, Paraninfo de la Universidad de Valencia

Retrato de Pérez Bayer, Paraninfo de la Universidad de Valencia

La instalación, en 1765, de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en el ángulo comprendido entre las calles de Salvá y de la Universidad dio lugar a la remodelación de aquellas dependencias por el arquitecto Vicente Gascó, con la regularización de la fachada correspondiente; después, la necesidad de adaptar el edificio a las nuevas exigencias planteadas por el reformismo ilustrado reclamó otras obras. En 1788 se compraron una casa y el horno de munición, colindantes en la calle de la Universidad, para ubicar más aulas según planos de Antonio Perales. Pero la construcción de un laboratorio químico y, sobre él, un observatorio astronómico, encargados en 1790 por el rector Blasco a José Pérez, no llegó a realizarse.

La obra más importante de este periodo fue sin duda la de la biblioteca, para la que se adquirieron nuevos solares en la esquina de la calle de la Universidad con la de la Nave. Joaquín Martínez, uno de los arquitectos más significativos del neoclasicismo valenciano, elaboró el proyecto en 1789. Concebido con nobleza y sobriedad, siguiendo la pauta monumental ilustrada para los edificios públicos, no se concluyó hasta 1795. En la planta baja había seis aulas espaciosas y el piso principal, “una pieza grande y magnífica”, fue ocupado por la espléndida donación del erudito y bibliófilo Francisco Pérez Bayer, que había prometido “llenarla de libros exquisitos y de otras curiosidades”. La presidió un busto en mármol del propio Bayer sobre pedestal de jaspes y bronces, esculpido por José Esteve. El bombardeo de Valencia que se produjo en los primeros días de 1812, durante el asedio de la ciudad por las tropas napoleónicas del mariscal Suchet, fue causa de la destrucción de gran parte del edificio universitario. El 7 de enero, su biblioteca ardía reduciendo los libros a pavesas. Mientras arreciaba el incendio, “profesores, estudiantes y bedeles se esforzaban por salvar lo que les era posible” (Fernando Llorca).