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Institut Interuniversitari López Piñero. Palau de Cerveró

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Biblioteca Historicomèdica "Vicent Peset Llorca"

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Profesores de la Facultad de Medicina de Valencia (1922)

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Caligrafías de la enfermedad

El descubrimiento de su propio pasado legitima y fortalece el movimiento feminista

  • 27 diciembre de 2024
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Dentro del ciclo de seminarios Archivos, investigación y patrimonio científico: una mirada desde la historia de las ciencias (en colaboración con la SCHCT), se celebró el pasado 12 de diciembre el seminario titulado El Archivo de fuentes orales: un puente entre la memoria de las mujeres y la historia de género, impartido por Miren Llona, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco.

La Dra. Llona comenzó advirtiendo de que ella no era ni archivera ni documentalista, sino historiadora, y que la experiencia que quería traernos provenía, por un lado, de la investigación histórica y, por otro, de la militancia feminista.

En la primera parte del seminario, nos habló del Archivo de Historia Oral AHOA («ahoa» significa «voz» en vasco) y del Centro de Documentación de Mujeres Maite Albiz. Como presidenta de ambos centros explicó que se fundaron para construir y conservar una historia muy apegada a los movimientos sociales y a las necesidades de grupos sociales que no están representados en la documentación oficial.

Antes de ampliar la información sobre estos dos centros, la Dra. Llona quiso hacer mención del valenciano Centro de Memoria Feminista Arada, creado en 2016 y que comparte con los dos centros del País Vasco la misma actitud de sospecha y desconfianza hacia las bibliotecas, los archivos y las universidades, desconfianza justificada por cómo estas instituciones han desdeñado el protagonismo de las mujeres en su actividad política, social y cultural. Este desdén es lo que hace necesario encontrar las fuentes para investigar la historia de estos grupos sociales.

En la década de 1970, el movimiento feminista se estaba aún consolidando y todavía eran escasos los testimonios de otras mujeres en España como protagonistas de protestas y manifestaciones para conseguir derechos fundamentales. La recuperación de ese pasado, actualmente conocido como primera y segunda ola del feminismo, mostró la importancia de la memoria y de la historia para el fortalecimiento y legitimación del feminismo, y de otros movimientos sociales, en el presente.

Precisamente, iniciativas como el Centro de Documentación de Mujeres Maite Albiz surgieron como consecuencia de la toma de conciencia por parte del feminismo sobre la importancia política de la recuperación y conservación del patrimonio generado por el propio activismo. Desde su fundación en 1982, este centro ha ido recogiendo, a partir de adquisiciones y de donaciones particulares, 7000 monografías, 3000 documentos que no se difundieron por los canales ordinarios de publicación comercial (la llamada «literatura gris»), y 1800 carteles que muestran el activismo del movimiento feminista en los últimos cincuenta años.

Además de los fondos documentales, el Centro también organiza exposiciones como la celebrada en 2022, titulada Zutik, zutik, zutik! (¡En pie, en pie, en pie!), que se realizó a partir de pegatinas, trípticos y documentos organizativos. Esta exposición fue un buen ejemplo de historia pública colaborativa en la que el conocimiento generado por un movimiento social, en este caso el feminista, colabora con la universidad y con los historiadores para convertirlo en conocimiento histórico.

Por su parte, AHOA es un proyecto para crear un archivo de la historia oral del País Vasco. Fue fundado en 2004 por historiadores convencidos del valor histórico del testimonio oral y de la necesidad de un tratamiento sistemático y profesional para su preservación. En la página web de AHOA, se recogen multitud de grabaciones de entrevistas, con su transcripción, que, hasta entonces estaban diseminadas entre los distintos historiadores que las habían hecho.

Resulta de gran valor el esfuerzo de AHOA por ofrecer reflexiones sobre el sentido y significado de un archivo de historia oral y de cómo construirlo. La primera reflexión es acerca de que la historia oral en general, y más en concreto la del movimiento feminista, exige todavía mucho activismo. Gran parte de los esfuerzos de AHOA se dirigen a convencer a las autoridades culturales de la necesidad de registrar y proteger el patrimonio inmaterial que representa la memoria oral de la sociedad. Mientras que los archivos se centran en digitalizar y difundir sus fondos escritos, todavía no existe conciencia de que tanta importancia como la documentación escrita la tiene la documentación oral. Se trata de registrar y preservar recuerdos y memorias que, de otro modo, se perderían «como lágrimas en la lluvia».

La segunda reflexión se dirige a las funciones del archivo de historia oral, que se concibe como un espacio para el encuentro entre la memoria y la historia, donde no solamente se preservan las memorias colectivas, sino que, también, se adquiere un compromiso en la elaboración de la historia. Un archivo oral se encuentra siempre en continua construcción y resulta imprescindible para luchar contra el olvido de la actividad de la propia sociedad.

Las biografías individuales recogidas en las entrevistas orales disponibles en AHOA constituyen la manera más directa de acercarse a la memoria colectiva de una sociedad, puesto que el archivo oral conecta las memorias personales con las memorias sociales que han dado vida a la historia reciente de una sociedad. Para conseguir esto, el archivo oral tiene dos tareas prioritarias, por un lado, determinar los criterios de selección de grupos sociales cuyas memorias colectivas sean significativas y representativas de un tiempo histórico. Esta es una tarea comprometida que abre un debate sobre qué es lo que merece ser recordado y tiene legitimidad para permanecer. La segunda tarea del archivo oral consiste en ir más allá de la recopilación pasiva de testimonios orales e impulsar proyectos de investigación con esos testimonios recogidos. Aunque sea un paso importante, no basta con conseguir que esa memoria no se pierda. Como historiadores, el objetivo es elaborar una historia crítica y plural a partir de esas fuentes.

La Dra. Llona concluyó el seminario presentando el testimonio oral de Elisa Antón, nacida en 1915 en un poblado minero de hierro de Vizcaya, y grabado cuando esta tenía 87 años. La cuarta de siete hermanos, hija de un minero y de una pupilera (que era quien acogía a mineros en casa para completar el exiguo sueldo del marido), Elisa fue una mujer que no tuvo más remedio que ser una luchadora, y a quien su padre la llamaba «Paco, el minero» por sus conocimientos del mundo de la mina.

«Los mineros, ¡cuánto han luchao aquellos siempre!, porque era muy duro aquello, ¿tú sabes lo que es arrancar las piedras de la mina, con picos, con azadas, con pilos, que se rompían las rocas?, eso era durísimo. Mi vida ha sido mucho trabajo pero, lo del minero es más duro, eso no lo hace cualquiera ¿eh? [...]. Yo conocía el mineral y el carbonato a la legua, la chirta que llamábamos, por eso me llamó “Paco el minero”. Aquí está “Paco el minero”, el que me quiera preguntar algo que me lo diga».VIDEO SEMINARIO:

VIDEO SEMINARIO:

https://www.youtube.com/watch?v=8D8c1_DduyA&t=170s

 

Jonathan Bustos, estudiante de prácticas extracurriculares del Máster Interuniversitario de Historia y Comunicación de la Ciencia