
“Saberes en acción”: https://sabersenaccio.iec.cat/.
Categoría "Relatos y fuentes"
Entre la esperanza y la desilusión, la edición digital no ha podido sustituir la calidad del trabajo histórico de investigación realizada en archivos, bibliotecas y museos.
El rápido desarrollo de Internet y las tecnologías digitales a principios de la década de 1990 provocó un entusiasmo generalizado en la comunidad de historia de la ciencia. Hubo muchas razones para esta acogida positiva. Los archivos de la ciencia, aún en gran parte desconocidos y dispersos, pudieron por fin ser accesibles a estudiosos de todo el mundo. Del mismo modo, los museos que conservaban colecciones de historia natural, de instrumentos y de máquinas tuvieron la oportunidad de darse a conocer a un amplísimo abanico de nuevos visitantes que pudieron apreciar así la riqueza de un patrimonio aún muy descuidado. Por último, las nuevas tecnologías prometían posibilidades sin precedentes para la gestión, catalogación y publicación de textos y datos, abriendo así nuevos horizontes a la edición de correspondencias y colecciones de obras impresas y manuscritas en un momento en el que, en el caso de las fuentes de la historia de la ciencia, experimentaban una cierta desaceleración.
Como es bien sabido, la historia de la ciencia es una disciplina que, institucionalmente, es todavía muy joven. El potencial que auguraba Internet parecía garantizar un rápido acceso a herramientas capaces de gobernar la enorme extensión cualitativa y cuantitativa de sus fuentes. En este proceso de rapidísima transformación tecnológica no se prestó atención, al menos hasta principios de la década de 2000, a tres factores que, con el tiempo, han condicionado decisivamente el desarrollo de las humanidades digitales: la propiedad del software, la inestabilidad de las tecnologías y la propiedad de los datos.
Para continuar leyendo:
https://sabersenaccio.iec.cat/es/la-tierra-prometida-del-mundo-digital/