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Las grasas insaturadas del aceite de oliva y de los frutos secos bajan los triglicéridos y reducen la resistencia a la insulina

  • 8 octubre de 2016
Juan Ascaso

Un equipo liderado por el catedrático de Medicina de la Universitat de València Juan Ascaso, y en el que han participado investigadores del INCLIVA, del Hospital Clínico de Valencia y del Centro de Investigación Biomédica en Red ha demostrado que la ingesta de ácidos grasos insaturados produce cambios beneficiosos postprandiales, durante y tras la digestión. El trabajo, publicado en la revista científica ‘Plos One’, sugiere que este factor podría hacer cambiar las recomendaciones dietéticas actuales a personas con obesidad y diabetes.

Sergio Martínez-Hervás, profesor asociado de Medicina en la Universitat de València, primer firmante del artículo y adjunto en el Servicio de Endocrinología del Hospital Clínico, explica que la principal conclusión de la investigación ahora publicada es que los ácidos grasos insaturados inducen cambios beneficiosos a nivel metabólico, tras la ingesta, que podrían hacer cambiar las recomendaciones dietéticas actuales a los sujetos con obesidad y/o diabetes dado que se les recomienda una ingesta pobre en grasa. “No se trata de abusar ahora de las grasas insaturadas ya que su aporte calórico sigue siendo importante, pero podemos ser más flexibles en cuanto a su consumo”.

 

La investigación realizada ha tenido como objetivo evaluar el efecto de una sobrecarga oral grasa rica en ácidos grasos insaturados sobre diferentes parámetros metabólicos como la glucosa, la insulina y los lípidos y el estrés oxidativo tanto en personas sanas como en pacientes con obesidad abdominal.

 

La obesidad es uno de los principales problemas de salud en los países desarrollados. En España la Sociedad Española de Endocrinología calcula que el 39,3% de la población entre 25 y 64 años padece sobrepeso y un 21,6% es obesa.

 

Sergio Martínez-Hervás explica que el estudio se realizó con la participación de 40 voluntarios: 20 sujetos control y 20 pacientes con obesidad abdominal. Tras ayuno de 12 horas se realizó ingesta de un preparado comercial rico en ácidos grasos insaturados (50 g/m2 de superficie corporal).

 

“Al analizar su sangre observamos un incremento significativo de los triglicéridos plasmáticos, alcanzando un pico máximo a las 4 horas, y una posterior reducción de los mismos. Sin embargo, tanto en los sujetos sanos como en los pacientes, y contrariamente a lo que inicialmente esperábamos, se produce una reducción progresiva de los niveles plasmáticos de glucosa e insulina, con una reducción del estado de resistencia a la insulina, y de los niveles de estrés oxidativo”.

 

En el estudio han participado investigadores del Departamento de Medicina de la Universitat de València, del Grupo de Investigación de Riesgo Cardiometabólico del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico, y del Centro de Investigación Biomédica en Red. Diabetes y enfermedades metabólicas asociadas (CIBERDEM).

 

Alteraciones metabólicas

La obesidad se asocia con el desarrollo de alteraciones metabólicas y con un incremento de los niveles de estrés oxidativo, tanto en ayunas como tras la ingesta. En las últimas décadas los hábitos alimentarios han cambiado, de forma que la mayor parte del tiempo permanecemos en estado postprandial.

 

El estado postprandial constituye el estado metabólico habitual en el que se encuentra el ser humano a lo largo del día, al producirse una superposición de los productos absorbidos en las distintas comidas diarias. Este estado de absorción se manifiesta de dos a cuatro horas después de la ingesta de alimentos. Durante este período hay diferentes aumentos en la concentración de la glucosa en la sangre, aminoácidos y triglicéridos.

 

Más información:

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27537847

 

Pie de fotografía: 

Juan Ascaso, catedrático de Medicina de la Universitat de València. Foto: Incliva.