
Alberto Sols nació en 1917 en Sax. Empezó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universitat de València en 1935, pero debido a la Guerra Civil tuvo que interrumpirlos temporalmente. Al acabar la guerra, retomó el segundo curso de medicina en Burjassot. No obstante, Sols se encontró con unas dificultades que lo obligaron a continuar sus estudios en Madrid, donde residió hasta finalizar la licenciatura el 1944. Posteriormente, se mudó a Barcelona donde continuó su formación académica y se adentró por primera vez en la investigación científica de la mano de los catedráticos de Fisiología de la Universitat de Barcelona, Juan Jiménez Vargas y Francisco Ponz.
A la vez que investigaba en la Universidad de Barcelona, también ejerció como secretario de la Revista Española de Fisiología. Esta publicación trimestral estaba destinada a ofrecer un medio de difusión internacional de los trabajos de investigación realizados por los investigadores españoles en este campo. De 1946 a 1951, años en los que Sols ocupó esta posición, le dedicó gran parte de su tiempo. Así lo recogía en una memoria: “me he esforzado en depurar la calidad y mejorar la presentación de trabajos ajenos y propios, así como aumentar la difusión. Con la complejidad actual en materia de información científica es fundamental el acierto en la comunicación”.
En 1949 Sols viajó a Oxford para formar parte del departamento de Fisiología durante unas semanas. En este momento aprovechó para trabajar con R.B. Fisher y Donald Parsons, dos investigadores que habían desarrollado un método de estudio de la absorción intestinal. Además, en este viaje Sols se encontró por primera vez con Severo Ochoa, quien entonces era un joven investigador que todavía no había logrado la proyección internacional fruto de sus investigaciones en las décadas posteriores. A partir de esta experiencia, Sols empezó a desarrollar un gran interés en poder viajar a los Estados Unidos para abrir las fronteras de sus investigaciones.
En el año 1951 Sols consiguió al fin la financiación para la estancia en Estados Unidos, que corre a cargo del CSIC. De este modo, empieza a trabajar con Carl Corion en la Universidad de Washington. Una vez allí, comparte con Robert Crane un trabajo de investigación sobre la inhibición de la hexoquinasa del cerebro el cual fue muy fructífero y duró cerca de dos años y medio.
Severo Ochoa: el Dr. Sols ha sido el primer científico en plantar con éxito la bioquímica en suelo español”
Tres años después, Sols vuelve a España al garantizarle una sección de enzimología dentro del Instituto Español de Fisiología y Bioquímica del CSIC. Además, en 1955 se constituyó el Comité Nacional de Bioquímica con el objetivo de mejorar la representación de los bioquímicos españoles en la International Union of Biochemistry. Albert Sols formó parte como secretario desde el primer momento hasta el año 1968. De hecho, tanta era su preocupación por el atasco de la ciencia española que también formó parte de los cargos de responsabilidad del CSIC de 1958 a 1966.

En el año 1962 el laboratorio que dirigía Sols recibió la primera subvención que otorgó el gobierno de los Estados Unidos en España. Esta beca, que era gestionada por los National Institutes of Health, supuso un símbolo del cambio que estaba presenciando la ciencia española. Para conseguirla, Sols contó con la recomendación de Severo Ochoa, quien formaba parte de la comisión encargada de otorgarla. Ochoa aseguraba en una carta al jefe encargado de las ayudas de los NIH que “el Dr. Sols ha sido el primer científico en plantar con éxito la bioquímica en suelo español”..
A partir de este momento, Sols empezó a ser un conferenciante habitual en los congresos de Estados Unidos. Esta tarea se convirtió en uno de sus estímulos principales. A parte, formó parte de una gran cantidad de sociedades internacionales como la Federación Europea de Sociedades Bioquímicas o la International Cell Research Organization. En esta década, del 1960 al 1970, trabajó también con Severo Ochoa para expandir la implantación de la bioquímica en la universidad española.
Ya en 1981, le llegó el reconocimiento otorgado por el Premio Príncipe de Asturias que precedió su nombramiento como Doctor Honoris causa por las Universidades de Santander, Barcelona, y Alicante en 1982, 1983 y 1984 respectivamente. El 30 de marzo de 1989 Sols ingresó en la Real Academia de Medicina y este mismo año murió. No obstante, su papel en la internacionalización de la ciencia española y el impulso del bioquímico son un legado imborrable.
*Todas las imágenes han sido cedidas por el Centro de Estudios y Archivo Histórico Municipal Alberto Sols (CEAHM)