
Dentro de las etapas de desarrollo, la adolescencia parece ser uno de los períodos críticos de este proceso ya que se producen rápidas modificaciones tanto en el plano social, psicológico y biológico.
Uno de los factores determinantes en esta etapa evolutiva es el desarrollo cerebral donde la regulación conductual, planificación o el pensamiento abstracto se encuentran aún en proceso de configuración, dotando pues al menor de escasas estrategias de afrontamiento y habilidades socioafectivas en su interacción cotidiana. Esta adaptación al medio requiere progresivamente una mayor exigencia de recursos cognitivos y funcionalidad a nivel prefrontal y del núcleo accumbens, ya que conlleva una exponencial posibilidad de conducta experimental y exploratoria, donde se podría ubicar el uso de sustancias.
Parece pues que esta mayor complejidad se exacerba en los menores ya que presentan una condición clínica con una mayor diversificación sintomática y más rápida evolución, donde obtienen mayor prevalencia los trastornos de conducta, déficit de atención e hiperactividad, depresión, trastornos de ansiedad y trastorno bipolar; con una diferenciación vinculada al género, donde los varones presentarían mayor predisposición a trastornos externalizantes mientras que las mujeres de modo opuesto a trastornos internalizantes, si bien por otra parte parecen poseer frente a los hombres un mayor repertorio de factores de protección que reducirían la gravedad de los cuadros clínicos.
En ocasiones los anteriores trastornos coexistirían con consumo de alcohol y cannabis; no sólo se encuentra una vinculación entre la patología mental y el uso de sustancias, también aparecen ligadas a las anteriores psicopatologías trastornos no relacionados a sustancias o adicciones comportamentales, donde destaca el juego online o el uso de nuevas tecnologías, condicionando la atención clínica e intervención asistencial.
La evolución de la patología mental en el menor es una realidad; por su exponencial prevalencia resulta necesaria una adecuada especialización terapéutica cognitivo-conductual, motivacional, familiar y propiamente psicofarmacológica en su atención específica.
Cabe pues tener presentes la indicaciones básicas de evaluación al menor con posible trastorno mental, donde debe existir una valoración vinculada al ámbito global, donde la familia y profesionales deben participar de sus necesidades, con la consiguiente colaboración y formación específica continuada.
La patología mental en el menor es un ámbito que incrementa su prevalencia día a día, dentro de la atención a menores corresponde su adecuado conocimiento, estudio y tratamiento de manera integradora, en vistas a prevenir su aparición y disminuir la gravedad del trastorno cuando se manifiesta.
Este webinar será impartido por Abel Baquero Escribano, doctor en psicología básica, clínica y psicobiología; psicólogo especialista en Patología Dual y psicólogo en Proyecto Hombre-Fundación Amigó Castelló, con más de veinte años de experiencia.