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Instituto Confucio
VOLUMEN 23 | Nº2 MARZO 2014
tenido que esperar algunas décadas para
que el séptimo arte tratara a Ip Man
como se merecía. En el año 2008 el
popular actor Donnie Yen se puso en la
piel del maestro en una película que fue
un éxito en China y en todo el mundo
y que tendría su secuela en el año 2010.
El mismo actor ha confirmado ya su
implicación en una tercera parte que se
estrenará en 2015. También el director
Wong Kar Wai ha basado su reciente
obra
The Grandmaster
en la figura de
Ip Man. En esta ocasión Tony Leung y
la actriz Zhang Ziyi llevan el peso in-
terpretativo en una obra más intimista
alejada de las superproducciones de
acción.
El legado
La disciplina de Ip Man, como hemos
dicho, ha llegado muy lejos. En el
fondo, tanto en el Wing Chun como,
por ejemplo, el kungfú shaolín del que
de alguna manera bebe la paz interior
y la concentración de raíz budista son
conceptos básicos. Es por esta razón
que a lo largo de la historia los mejores
en este terreno han sido monjes o han
aprendido de ellos. Siendo consciente
de nuestro cuerpo y de lo que lo rodea,
comprendiendo qué somos y contem-
plamos donde estamos, maximizamos
nuestra potencial. Y si combinamos
esta observación con disciplina y una
técnica aprendidas con el debido es-
fuerzo lograremos sobresalir en las artes
marciales. De hecho, el Wing Chun
es para muchos una manera de vivir y
entender la vida. Algo que no solo sale
a la luz en determinado momento de
lucha sino que viaja contigo a todas ho-
ras y en todo momento. Y no nos debe
resultar extraño. A nadie le parece raro
que pintores como Dalí o Picasso de-
dicaran su vida a pintar. Pues maestros
como Ip Man y tantos otros eran, de
una manera distinta, también artistas.
Eran artistas marciales.
COSTUMBRES
一个学习咏春拳的孩子
Un niño practicaWing Chun.