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Instituto Confucio
VOLUMEN 23 | Nº2 MARZO 2014
de los chicos de mi pueblo trabajan en
Oriente Medio.
Le dije también al exembajador ale-
mán que hace 37 años nadie se podía
imaginar que China se convertiría algu-
na vez en una potencia mundial. Es posi-
ble que dentro de 37 años los problemas
que ahora le preocupan tanto a Michael
Schaefer ya no existan. Tenemos que
pensar que un pueblo que en 37 años
ha logrado tantos avances, sea capaz de
lograr muchos más en los próximos 37.
Seguramente se resuelvan infinidad de
problemas que hoy en día parecen muy
difíciles de solucionar. El exembajador
alemán asintió con la cabeza, aunque
no sé si mis palabras le convencieron. El
caso es que ya no volvió a mencionar este
tema. Sigo pensando que le dije la ver-
dad.
Cuando nos imaginamos el futuro de
China y vemos la realidad actual, debe-
mos tener una perspectiva desarrollada.
Solo así mantendremos el espíritu de
optimismo cuando confrontamos pro-
blemas sin perder la fuerza luchadora.
Tengo otro ejemplo muy ilustrativo.
Hace poco fui a la provincia de Yunnan
para asistir a la XIII Feria de Arte Asiá-
tico. Allí me regalaron algo muy valioso,
un CD sobre la situación y la vida de una
minoría étnica en 1957. Por aquel enton-
ces, todavía mantenían una vida muy
primitiva. Así, vivían en cabañas muy
sencillas y su lengua no tenía escritura.
Toda la sociedad parecía permanecer
anclada en la época feudal y continuaba
siendo matriarcal con costumbres muy
bárbaras. De este modo, cuando llega-
ba la época de hacer los sacrificios a los
dioses, los hombres de esa tribu salían
a cortar cabezas humanas y preparaban
emboscadas como si fueran de caza.
Quien lograra la cabeza de un barbudo,
se convertía en el héroe de la tribu, pues
esa barba era símbolo de prosperidad, lo
que aseguraba una buena cosecha el año
siguiente. Sin embargo, cincuenta años
después, esta minoría se ha sincronizado
con el desarrollo de nuestra sociedad y ha
completado la evolución social de miles
de años, dejando atrás actos de este tipo.
En el mundo actual, debido a la civiliza-
ción, la ciencia y el progreso, se producen
muchos milagros en la evolución social.
Por supuesto, hay gente que pregunta
por qué no mantienen sus viejas costum-
bres, así podríamos verlas. Creo que los
barbudos se opondrían enérgicamente.
Es broma, claro. Ejemplos reales como
éste nos emocionan mucho, pues vemos
que milagros así existen. Pienso que este
tipo de ejemplos vivos pueden ser un
buen material para que los Institutos
Confucio enseñen la cultura china a los
extranjeros.
A TRAVÉS DEL TIEMPO