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孔子学院
总第
23
期
2014
年
3
月
第
2
期
Naturales de Kazajstán llamada Clara.
Me comentó apenada que cada vez que
veía campos abandonados a los lados de
las carreteras o praderas sin rebaños de
ovejas se sentía muy triste. Esto es conse-
cuencia de que muchos jóvenes emigran
a las ciudades para trabajar. Estaba muy
preocupada sobre la situación actual de
su país. Yo le dije que este fenómeno se
viene dando también en China y que en
la actualidad es todavía más persistente.
Creo que se trata de un hecho inevitable
que aparece durante el proceso de desa-
rrollo social. Aprovechando que ambos
países sufrían el mismo problema, le
comenté que sería bueno hacer una com-
parativa. De este modo, se obtiene una
actitud comprensiva y de respeto sobre
el objeto de estudio. Porque no importa
qué tipo de sistema social tienen o de
qué nacionalidad se trata, las personas
comparten entre sí sentimientos básicos.
Creo que esa también es la razón esencial
y profunda por la que nuestra literatura,
o cualquier otro arte, contiene ese carác-
ter mundial.
Sólo si una obra literaria representa
el sentimiento más común y más básico
de los seres humanos puede emocionar
al lector extranjero después de ser tradu-
cida. Lo mismo pasa con cualquier obra
artística. En realidad, también se puede
aplicar a nuestra educación sinóloga.
Un estudio u otros trabajos similares
deben de tener siempre un punto de vista
comparativo. No importa si se hace des-
de un ángulo político, ideológico o cul-
tural. Lo mejor es que el investigador se
ponga como ejemplo y hable de su vida
o de la situación de su país en el estudio
y realice la comparación con el objeto en
cuestión. De este modo, se puede conse-
guir una comprensión más exacta y más
profunda del tema.
Confucio dijo en una ocasión una fra-
se muy famosa: “No hagas al prójimo lo
que no quieras que te hagan a ti mismo”.
Creo que ahora es el momento de enfati-
zar lo que uno quiere sin imponer nada a
los demás. En el pasado ocurrieron mu-
chas cosas de este tipo. Si pienso que yo
soy más avanzado y tú más retrasado, yo
más civilizado y tú más salvaje, impon-
go mi civilización y mi cultura sobre la
tuya, lo que corresponde a los estándares
internacionales sobre moral.
Sin embargo, cuando lo analizamos
desde una perspectiva cultural, existen
muchas cosas de las que no se puede
decir si son avanzadas o atrasadas, si son
civilizadas o salvajes. Por lo que el naci-
miento de una cultura especial siempre
enlaza con el ambiente social de ese mo-
mento y con otros factores locales. Por
eso, si imponemos a otros una cosa con-
siderada civilizada, podría no encajar en
esa determinada sociedad. Esta idea es lo
que quisiera añadir a la opinión original
del maestro Confucio.
El tercero de los aspectos a tratar hoy
aquí tiene que ver con la idea de que
para estudiar China hay que tener una
perspectiva desarrollada. La primavera
pasada, el exembajador de Alemania en
Beijing, Michael Schaefer, se me acercó
en un banquete al que ambos asistíamos
y me dijo: “Señor Mo, de acuerdo con
los planes actuales del Gobierno chino,
China podría convertirse en una súper
potencia en 2050. Sin embargo, los pro-
blemas de corrupción, el grave desequili-
brio entre los ricos y los pobres y la con-
taminación del medio ambiente crecen al
mismo ritmo, lo que podría redundar en
la destrucción de la sociedad china. ¿Qué
opina sobre esto?”
Creo que me hizo una pregunta de-
masiado seria y que no debía ser respon-
día por un escritor como yo. A pesar de
eso, decidí contestarle.
Le comenté que hace 37 años, es decir
en 1976, todavía era muy joven. Mi gran
sueño era poseer un certificado de empa-
dronamiento en una ciudad en lugar de
tenerlo en el pueblo, cosa imposible pues
en aquel entonces no había libertad de
movimiento. Hoy en día, cualquier per-
sona puede residir en una ciudad si así lo
desea.
Tengo un tío que vive en Taiwán. De-
bido a esto, durante tres años consecu-
tivos, de 1974 a 1976, no aprobé el exa-
men de ingreso en el ejército. Ahora es
muy fácil viajar a Taiwán. En el pasado,
en Beijing existía una prohibición por la
que no se podía ni rodear ni contemplar
a los extranjeros, mientras que ahora los
hay a miles viviendo en la capital. Cuan-
do era joven, me fascinaba ver un coche
y lo perseguía con mi bicicleta, ahora
cualquier callejuela está llena de ellos, y
hay tantos que son un problema público.
Una vez un chico de mi pueblo se fue de
viaje a la ciudad costera de Qingdao y se
pasó más de diez años hablando de ese
gran acontecimiento, ahora la mayoría
说古论今
SÓLO SI UNA OBRA
LITERARIA REPRESENTA
EL SENTIMIENTO MÁS
COMÚN Y MÁS BÁSICO DE
LOS SERES HUMANOS, SE
PUEDE EMOCINAR A LOS
LECTORES EXTRANJEROS
DESPUÉS DE SER
TRADUCIDA. NO IMPORTA
SI LO HACEN DESDE
UN ÁNGULO POLÍTICO,
IDEOLÓGICO O CULTURAL.