18 de enero de 2019
Helena Moros Gracia
Alumna del Máster en Profesor/a de Educación Secundaria, en la especialización de Inglés. Promoción 2017-2018.
Desde que era pequeña he tenido claro que quería dedicarme a la docencia. Además, siempre he tenido mucho aprecio por los idiomas. Es por este motivo decidí estudiar Filología Inglesa. Después de graduarme, me matriculé en el Máster de Profesorado en Educación Secundaria por dos motivos: por una parte, necesitaba adquirir conocimientos relacionados con la didáctica que no había tenido la oportunidad de aprender en el grado; por otra parte, es una salida profesional que te permite acceder a un ámbito laboral muy amplio (hay muchos tipos de enseñanza y de instituciones educativas actualmente a las que no se puede acceder sin el máster).
En cuanto al máster en concreto, supongo que como en cualquier etapa educativa, encontré asignaturas y profesorado que me han servido más o menos. Cada uno de los profesores y profesoras venían de un ámbito educativo distinto y de especialidades diversas, y eso supuso un bagaje cultural, social y educativo considerable. Además, este máster tiene aspectos positivos a mencionar. Primeramente, el período de prácticas en centros educativos es una de sus principales atracciones. Todos mis compañeros y mis compañeras gozamos mucho de esta experiencia (corta al nuestro parecer, ¡ya que si por nosotros fuera hubiéramos estado les diez meses en centros de educación secundaria o EOI!). También nos ofrecieron herramientas y estrategias prácticas para poder utilizar dentro las aulas. Gran parte del alumnado veníamos de filología o traducción, así que desconocíamos el funcionamiento de una clase de secundaria (por lo menos desde el punto de vista del docente). También nos iniciamos brevemente en la programación didáctica, compartimos recursos educativos y estrategias de aprendizaje y utilizamos una metodología cooperativa (ya que casi todos los proyectos se hacían en grupo). Por otra parte, se promovió la reflexión. Algunas asignaturas se basaban principalmente en el planteamiento de problemas éticos comunes dentro las aulas (como la diversidad, la discriminación o el acoso escolar) y nos presentaban supuestos de situaciones conflictivas que el profesorado puede encontrar en el aula en su día a día.
Durante el curso que duró el máster también forjamos relaciones muy buenas entre el alumnado, así como con algunos miembros del profesorado. El hecho de que todas las personas que participamos estemos relacionadas con el mundo docente (bien porque queremos acceder o porque otros ya pertenecen) creó un vínculo afectivo y profesional entre nosotros. Un curso después, mantengo la relación con muchas compañeras y ciertas profesoras, ya que compartimos un espacio y proyectos comunes.
Así pues, a pesar de que a veces es difícil compaginar el máster con el mundo laboral (ya que gran parte de los discentes estudiamos y trabajamos), el Máster en Profesorado de Educación Secundaria me ha abierto las puertas del mundo laboral, me ha ayudado a adquirir herramientas para mejorar como profesora, ha ampliado mi visión crítica sobre la educación secundaria y todo lo que esta conlleva y, al mismo tiempo, ha puesto en mi camino personas magníficas.
