Nuestro ejemplar del mes de febrero es el mandril (Mandrillus sphinx). Este animal pertenece al orden Primate, cuyo rasgo característico es la posesión de un dedo oponible o pulgar.

A primera vista, lo que más llama la atención de los mandriles es la coloración azulada y rojiza de su cara y nalgas, más intensa en los machos que en las hembras. El color en la cara de los machos informa sobre su edad, rango y niveles de hormonas. Por ejemplo, si el nivel de testosterona aumenta el rojo se hace más intenso. La función de las nalgas coloreadas es indicar la localización de los individuos cuando se desplazan por la selva y así mantener el grupo unido.

Los mandriles presentan dimorfismo sexual: las hembras son más pequeñas que los machos, estos pueden llegar a pesar 30 kg y las hembras solo la mitad. Son animales omnívoros y poseen bolsas en las mejillas donde pueden almacenar comida que luego sacan e ingieren.

Estos primates viven en sociedades jerárquicas de tipo harén y se comunican entre ellos mediante lenguaje corporal y una amplia gama de vocalizaciones. Se encuentran principalmente en zonas geográficamente restringidas en las selvas tropicales de África central occidental y uno de sus principales depredadores es el leopardo.

Según la clasificación de la IUCN de 2016 el mandril se encuentra en estado vulnerable debido a la destrucción de la selva para la agricultura o la industria maderera y por la caza furtiva para consumo humano.

Este ejemplar (MUVHNZJ0363) pertenece a la Colección Padre Ignacio Sala S.J. Procede del antiguo Zoo de Valencia, donde falleció en la década de 1980. Fue taxidermizado por José Manuel Ros Galindo y adquirido por el Museo San José en 1993. Posteriormente fue donado al Museo de la Universitat de València de Historia Natural, donde se encuentra actualmente depositado.