
La Universidad de Valencia, en colaboración con el resto de universidades públicas de la comunidad, ponen en marcha el proyecto Salvem les fotos por el que se ofrecieron a restaurar los recuerdos destrozados por el paso de la dana.
Por fin, han comenzado los trabajos. “Los coches los puedes reponer, pero esto tiene un valor sentimental incalculable”. Ana Piedra llegó a media mañana a uno de los laboratorios del Museo de Historia Natural de la Universidad de Valencia temblando, con los ojos llorosos y con la única fotografía que su madre, de 76 años, logró salvar de su padre, ya fallecido. “Hablamos de cientos de álbumes, de miles de fotografías, pero vamos a buen ritmo”, explica Marisa Vázquez de Ágredos, directora de Patrimonio de la universidad valenciana. El tiempo juega en su contra porque si una imagen es atacada por hongos es prácticamente irrecuperable: “Hay que elegir bien qué vamos a salvar. Tenemos que hacer un triaje”. Aquí, los restauradores son los médicos y las fotografías, que se apilan en las cubetas para su limpieza, los pacientes que aguardan en la lista de espera. Todo está clasificado por familias para que nada se pierda. Hay álbumes de bodas de oro, de un viaje a Disneyland en 2013, de vacaciones en la playa o de un grupo de amigos sentados en el capó de un Ford Fiesta. “Cuando ves esto te das cuenta de que todos hacemos las mismas fotos. Pero cada uno las suyas, con su gente. Si se acabara el mundo bastaría con que sobreviviese un solo álbum familiar para poder entender cómo era la vida en la Tierra”, dice Rosina Herrera, restauradora especializada en fotografía del Grupo Español del International Institute for Conservation (GE-IIC) y voluntaria en esta iniciativa. Trabajar con estos álbumes es, en parte, una inmersión en la intimidad de muchas familias. Cada uno de ellos es un viaje a través del tiempo y el espacio. No son solo las imágenes, sino también las anotaciones que están escritas en ellos. En uno se puede leer: “Dos parejas sobrevivieron al verano del 2000″. “Nosotros tenemos una visión distorsionada. En esta foto, por ejemplo, yo solo veo manchas, grietas, suciedad y problemas. Pero, si alguien no quiere rescatar la foto de su ex que nos avise, que nos quita trabajo”, bromea Herrera.
Hay diferentes técnicas que mantienen la esperanza de que esos recuerdos se conserven. Los expertos voluntarios han diseñado un protocolo, pero tienen que improvisar porque el volumen de material es ingente y los recursos, escasos Limpian las imágenes con agua corriente y agua destilada. Las recogen de las cubetas con sumo cuidado de no tocar directamente el papel fotográfico en ningún momento. Retiran el barro que queda con pinceles. Y, finalmente, las secan por oreo para que se les vaya la humedad y el olor con el que llegan. También hay muchos tipos de álbumes. Los que recubren las fotografías con una lámina de PVC, muy usados a principios de la década de los 2000, son un reto aún mayor porque el plástico puede pegarse con la emulsión fotográfica. Si eso pasa, la prioridad es salvar los rostros de las personas, que se vean las caras. La casuística es infinita. Lo único claro aquí es que las fotografías antiguas, en blanco y negro, resisten mucho mejor que las de color actuales.
La fotografía es un registro de la memoria. De la individual y de la colectiva. De las familias y de los pueblos. Son trozos de historia de los municipios valencianos devastados por la catástrofe. “Es una especie de cartografía humana de las localidades”, apunta Vázquez de Ágredos. Quizás no miremos todos los días el álbum de la boda, del nacimiento o de las vacaciones, pero reconforta saber que están ahí, esperando a ser vistos en cualquier momento.
Por este motivo, y en la medida que sea posible, se pide a las familias que no se deshagan de esas fotografías y álbumes, aunque presenten un elevado grado de deterioro. Es importante que se conserven y se pongan en contacto con el Área de Patrimonio de la Universitat de València a través del correo electrónico o teléfono que aparece a continuación. Se pasará a recogerlo y trabajará en su recuperación.
Contacto: patrimoni.cultural@uv.es
Teléfono: 686788721
Asunto: Álbumes familiares afectados por la DANA