Javier Esparcia, Jaime Escribano, Irune Ruíz-Martínez
En muchas de nuestras áreas rurales se ha venido dando una combinación de factores que, a modo de círculo vicioso del declive, han contribuido a fenómenos como el de la despoblación y abandono. Así, el descenso de población (combinación de emigración y baja natalidad), junto al envejecimiento creciente, han supuesto un paralelo declive en la oferta y disponibilidad de servicios, tanto de tipo privado (especialmente oferta comercial) como público. Las dificultades de movilidad, especialmente de grupos de población más vulnerables y/o desde áreas con mayores problemas de aislamiento, no han sido resueltas satisfactoriamente en las últimas décadas. Prueba de ello es que los procesos de despoblación, que siguen presentes, amenazan con ir dando lugar a desiertos demográficos, o bien áreas rurales especializadas casi de forma exclusiva en funciones de ocio y segunda residencia.
