Jaime Escribano Pizarro, Diana E. Valero López
A inicios del 2020, si había un desafío global claro en la agenda política internacional y local era el de la emergencia climática, que enmarcaba el planteamiento de los ODS en un contexto de estabilidad económica y crecimiento. No obstante, la pandemia del COVID-19 ha invertido dicho escenario y cambiado por completo las reglas de juego a todas las escalas.
A nivel mundial, si bien la gestión de la pandemia ha sido distinta de unos países a otros, una de las primeras medidas para hacerla frente en todos ellos ha sido la limitación de casi toda actividad socioeconómica. Como resultado, nadie duda ya de la inminencia de una considerable crisis económica en términos de desempleo y limitación de recursos económicos y financieros disponibles. Por desgracia, ejemplos pasados demuestran que ambos aspectos contribuyen rápidamente al desarrollo de procesos de exclusión, pobreza y privación que afectarán, sobre todo, a los colectivos y territorios ya de por sí más vulnerables.
