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La genómica nutricional estudia el papel de los genes en la nutrición, un factor clave en la salud humana y en la medicina preventiva personalizada. Dolors Corella, experta en dieta mediterránea, explica la relación entre genes y alimentación en la calidad de vida. Se trata de un área de estudio que le valió el Premio en Investigación Médica 2018 otorgado por la Fundación Premios Rey Jaime I.
Cada vez más estudios muestran la importancia del comportamiento o ambiente sobre los genes humanos, es decir, sobre la unidad básica, física y funcional de la herencia, cada segmento de ADN. Como ambiente o comportamiento se puede definir el estilo de vida, la alimentación, la actividad física o los microorganismos. De este modo, se ha demostrado que el factor de la alimentación tiene un gran papel en las vidas, más allá de lo que es generalmente conocido por la sociedad.
El trabajo del científico Omar Ramos-López Guide for Current Nutrigenetic, Nutrigenomic, and Nutriepigenetic Approaches for Precision Nutrition Involving the Prevention and Management of Chronic Diseases Associated with Obesity explica que la nutrigenómica es la ciencia encargada de estudiar el efecto de los alimentos y los constituyentes de los alimentos sobre la expresión de los genes, de las proteínas y los metabolitos, y, de este modo, el posible efecto de nutrientes específicos o tipo de alimentación sobre la salud.
Así, la nutrición y la nutrigenómica son dos conceptos diferentes. Como explica Dolors Corella, catedrática de Medicina Preventiva de la Universidad de Valencia e investigadora del CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición “la nutrición es el concepto clásico para referirse a la manera de proporcionar energía y nutrientes al organismo a través de los alimentos. Mientras que la nutrigenómica es una nueva disciplina dentro de la nutrición que tiene en cuenta la diferente respuesta a la dieta según las personas, básicamente en función de sus características genéticas”.
e investigadora del CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición.
Los gemelos idénticos constituyen el mejor modelo de estudio, ya que se trata de dos personas con los mismos genes 100%, pero que pueden tener diferencias causadas por el ambiente. Un ejemplo representativo del efecto de la nutrición sobre los genes es el caso de las abejas, como se ve en The Power of Nutrition (Part 4) de Hofman. En este caso las abejas obreras y la abeja reina son genéticamente idénticas, como los gemelos, pero tienen diferencias físicas como que la reina es más grande y tiene ovarios funcionales mientras que las obreras son más pequeñas y estériles. Esto es causado por su diferente alimentación en el estado larvario, donde las larvas destinadas a convertirse en reinas se alimentan de grandes cantidades de jalea real a diferencia de las otras. Este alimento hace que los genes implicados en el desarrollo como reinas se activan.
Por otra parte, cabe destacar que este efecto de la nutrición en los genes también es heredable, por lo que, patologías como la celiaquía o la obesidad pueden resultar del efecto a nivel molecular desde la generación anterior.
En cuanto al estilo de dieta más aconsejable, Dolors Corella explica: “una dieta saludable es equilibrada en macronutrientes y aporta los micronutrientes y otros elementos no nutritivos necesarios para la buena salud. Suelen ser dietas muy ricas en verduras y frutas, con cereales integrales, consumo de pescado y bajo consumo de carnes, fundamentalmente carnes blancas, utilizan el aceite de oliva virgen extra e incluyen frutos secos”. Añade la experta que “estas dietas además son más sostenibles. La dieta mediterránea es el mejor ejemplo de dieta saludable y sostenible”. Además, un estilo de vida saludable basado en una dieta equilibrada baja en grasas trans y saturadas y rica en fibra puede ser importante para prevenir la disbiosis intestinal o pérdida de microorganismos beneficiosos y preservar el sistema inmunológico.
Por tanto, se plantea la gran relevancia que puede tener la nutrigenómica en la medicina preventiva personalizada junto con otras ciencias ómicas (proteómica, metabolómica, etc.). Además, también puede ayudar en la mejora del tratamiento de las enfermedades donde la dieta puede ser un factor de control clave. Corella sintetiza: “el papel será importante porque se optimizará la prevención y el tratamiento según las características de cada persona”.
De este modo, se concluye que el ambiente o el comportamiento humano tienen un papel clave sobre la salud y la de la descendencia, donde la nutrigenómica es una ciencia que va más allá de la nutrición convencional y que puede ser clave en la medicina preventiva personalizada y en el tratamiento de ciertas enfermedades.
