El Plan de Evaluación y Mejora del Rendimiento Académico (PEMRA), desarrollado entre 2002 y 2004, fue una de las iniciativas de reflexión y debate que la Universitat de València impulsó para generar un cambio cultural hacia los retos de calidad planteados en el contexto del Espacio Europeo de Educación Superior.
En un primer momento, el análisis surgió en respuesta a la Normativa de permanencia, pero rápidamente el mismo diseño del proceso evaluador y la dinámica establecida por cada uno de los comités implicados en su desarrollo y en la valoración diagnóstica hizo que el mismo proceso reflexivo apuntara decididamente hacia unas propuestas de mejora que obviamente supusieron una transformación de la universidad a parámetros de mayor calidad.
Aspectos como por ejemplo la estructura del plan de estudios, la organización de las enseñanzas, los programas de las asignaturas, la planificación de la enseñanza, la tipología de acceso del alumnado, el profesorado, la gestión de la docencia, etc., que son importantes cuando se habla del rendimiento académico de los estudiantes, ya se habían valorado en muchas titulaciones de nuestra universidad dentro del marco del Plan de la calidad de las universidades. Sin embargo, para este proyecto se pidió un esfuerzo mayor centrado en medidas concretas aplicables desde el primer año de ingreso de nuestros estudiantes. Era una forma específica de empezar a innovar con unos determinados cursos, de pensar en unos alumnos concretos, de forma que las medidas que se adoptaron a partir de este momento suponían un proceso irreversible y transportable a cursos sucesivos.