El 30 de marzo se reivindica la igualdad en derechos laborales de las personas trabajadoras del hogar y de cuidados. La razón por la cual existe este día es por la situación tan desigual que sufren quienes se dedican a ello, hablando no solo en términos salariales sino también en el cumplimiento de los Derechos Humanos y Constitucionales. Dichas personas exigen la ratificación del Estado en lo relativo al convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y por ende, un cambio de Régimen Especial a Régimen General, ya que en ausencia de este, no existe la oportunidad de tener derecho a paro ni indemnización, ni una ley de Prevención de Riesgos Laborales, ni ilegitimidad ante un despido improcedente, afectando a su vez al sistema de pensiones que les facilita estar inmersas dentro del umbral de pobreza.

Contextualizando la realidad y características de las protagonistas del día mencionado, se ha de hablar de la segregación social que hay dentro del sector del trabajo doméstico, el cual históricamente ha sido realizado por las personas con condiciones económicas o raciales más desfavorecidas. Denotando así, la inmersión global en un sistema capitalista y patriarcal que perpetúa la precariedad y la dependencia. A nivel internacional, se estima la existencia de 67 millones de personas dedicadas, que no profesionalizadas, en materia de cuidados. Donde las mujeres abarcan al menos el 80%, sin haber presencia de distribución igualitaria entre hombres y mujeres en ningún país. Por otro lado, en lo relativo a la
racialización se observa cómo es un fenómeno in crescendo. Tanto es así, que en 1997 en el Estado español las empleadas de cuidados de origen inmigrante constituían el 7%, llegando al 62% en 2009.

Algunas de las consecuencias que tiene todo esto, además de las obvias -imposibilitación de satisfacción de necesidades sociales, así como la participación social y política-, es la producida en países con menos desarrollo en políticas sociales o defensa de los Derechos de la Infancia, ya que tal y como se comprueba en el testimonio para OXFAM de Reema
Nanavaty, directora de la Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA) en India, muchas mujeres se ven forzadas a encomendar la responsabilidad del mantenimiento del hogar y cuidados a sus hijas, disminuyendo el acceso a la educación.

Y sin querer olvidar a quienes desempeñan sus días en los cuidados de manera no remunerada, recordar que el trabajo no es todo lo que se hace a cambio de salario.

Cristina Vallejo Abad (Trabajadora Social y Estudiante de Máster en la Universidad de Valencia).