
El pasado 18 de diciembre, se celebró en el Palau de Cerveró, sede en Valencia del Instituto Interuniversitario López Piñero, la presentación conjunta de tres libros con el denominador común de la Guerra Civil Española, en un acto titulado «Asistencia médica y solidaridad transnacional durante la Guerra Civil», que fue organizado y moderado por Àlvar Martínez-Vidal, miembro del Instituto.
Salud y enfermedad tras las rejas durante la Guerra Civil
El primer libro presentado fue el que lleva por título Salud y enfermedad tras las rejas durante la Guerra Civil, de Xavier Garcia Ferrandis, doctor en Medicina por la Universitat de València, profesor de la UCV e investigador del impacto que tuvo el conflicto bélico sobre l los sistemas sanitarios. Este libro continúa la línea de investigación marcada por su anterior libro L’assistència sanitària a la ciutat de València durant la Guerra Civil (Publicacions de la Universitat de València, 2015).
García Ferrandis disertó acerca de la asistencia sanitaria que la República ofreció en Valencia a los prisioneros que habían secundado la insurrección militar. En esa línea, recordó que, en noviembre de 1936, se trasladó a esta ciudad la capitalidad de la República, y con ella los diversos organismos del estado, entre ellos, la Dirección General de Prisiones (DGP) y las Cortes, que se reunían en el salón columnario de la Lonja.
Ante la llegada de numerosos prisioneros, tanto militares como políticos, la DGP tuvo que modificar el sistema de prisiones; por una parte, adaptando las existentes y, por otra, habilitando nuevos espacios, sobre todo en edificios incautados a la Iglesia Católica (por ejemplo, el convento de Santa Clara, en la avenida Pérez Galdós de Valencia). De los costes de todas estas mejoras y adaptaciones se hizo cargo la DGP, así como de los del suministro a las prisiones de alimentos, medicamentos y utensilios médicos y productos higiénicos. El principal objetivo sanitario que se buscaba era evitar los brotes epidémicos, especialmente de tifus y tuberculosis, por medio de desinfecciones, desinsectaciones y otras medidas de higiene. Un detalle que destacó el autor fue el hecho de que a los presos enfermos se les daba una ración mayor de comida que a los presos sanos, como parte del tratamiento médico, y que a los internos que formaban parte de los batallones de trabajos forzados se les daba una ración todavía mayor.
A pesar de los intentos de la DGP por dar asistencia sanitaria adecuada a los reclusos, al ganar las tropas republicanas la batalla de Teruel en el invierno de 1938, se produjo una llegada masiva y súbita de prisioneros de guerra trasladados a Valencia, muchos de ellos heridos., con el consiguiente hacinamiento de las prisiones y de sus enfermerías. Dadas las crecientes limitaciones de los presupuestos, las condiciones en el interior de las cárceles se fueron degradando , y se produjeron los temidos brotes de tuberculosis y fiebre tifoidea.
Xavier García concluyó su presentación con un dato estremecedor: un informe del CICR del 4 de julio de 1939 —esto es, ya acabada la guerra, con los prisioneros previos sustituidos por otros que eran opuestos al régimen franquista— revelaba que, en la Cárcel Modelo de Valencia, prevista para 900 presos, había 6.000, que se tenían que turnar para tumbarse en el suelo para dormir.
Solidaritat en temps de guerra. Hospital Militar Internacional. Ontinyent 1937-1939
A continuación, tomó la palabra, Joan Josep Torró Martínez, doctor en Pedagogía por la Universitat de València, educador social en el Ayuntamiento de Ontinyent y miembro del Memorial Democràtic de la Vall d’Albaida, para presentar su libro Solidaritat en temps de guerra. Hospital Militar Internacional. Ontinyent 1937-1939.
Joan Josep Torró explicó que uno de los objetivos del libro ha sido recoger la parte humana y humanitaria del mayor número posible de personas vinculadas al hospital, microhistorias de personas comunes a las que se les ha puesto cara y se les ha sacado del anonimato. Para ello, Torró entrevistó a multitud de familiares de individuos que, o bien como pacientes o como trabajadores, estuvieron en el hospital entre los años 1937 y 1939. A lo largo de la investigación, Joan Josep Torró se encontró con la sorpresa de que muchos de sus familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo de Ontinyent eran familiares de las personas que habían estado vinculadas con el hospital durante la guerra.
Para Torró, ese objetivo de recoger la parte humana es el más emotivo y el que más le vincula al libro, pero también se declaró satisfecho de haber dejado constancia de los hechos para que las generaciones más jóvenes supieran que en Onteniente tuvo lugar una experiencia solidaria durante la Guerra Civil. Una historia de hombres y mujeres que lucharon contra la intolerancia y la barbarie.
El autor destacó que el Hospital Militar Internacional de Ontinyent se convirtió en un lugar solidario, acogedor, seguro y alejado del frente, que garantizaba la recuperación de los pacientes. Además, la participación de las mujeres fue fundamental en esta experiencia solidaria, no solo por parte de las voluntarias de las Brigadas Internacionales sino, también, por parte de las mujeres de la localidad y de otras llegadas de distintas partes de España.
Torró terminó su presentación citando las palabras de Marta Llorente sacadas de su libro La ciudad: huellas en el espacio habitado «la memoria debe ser preservada para poder transmitir a las generaciones sucesivas el deseo de no volver a vivir los episodios de destrucción de la guerra, para poder explicar que en cualquier guerra todos pierden».
Impresiones de España, libro ilustrado (1937)
El tercer libro presentado fue Impresiones de España, libro ilustrado (1937), de Anna Siemsen (1882-1951), que recoge el relato del viaje en 1937 por la España de la zona republicana en la Guerra Civil de la pedagoga, pacifista y escritora alemana Anna Siemsen mientras formaba parte de una misión suiza de ayuda humanitaria. Escrito originalmente en alemán, ha sido traducido con esmero por Raquel Ruiz, que ha intentado preservar el estilo de la autora, próximo en ocasiones a la prosa poética.
La presentación corrió a cargo de Luís Manuel Calvo Salgado, doctor en filosofía por la Universidad de Zúrich, gerente del Instituto de Historia del Arte de esa universidad y autor del extenso estudio preliminar incluido en el libro.
Calvo Salgado empezó su intervención contando quién era Anna Siemsen, una mujer fascinante que estuvo olvidada durante mucho tiempo y una de las pocas profesoras de universidad en la República de Weimar, además de ser una prolífica escritora. Fue una pedagoga contraria a la educación imperante en la época, que estaba influida por el militarismo y el nacionalismo. Su familia era protestante y de ideas socialdemócratas, y ella misma fue diputada del SPD (partido socialdemócrata) en el Reichstag, el parlamento alemán, puesto del que dimitió tras dos años por oponerse a las ideas de su partido, favorables al rearme. Tras las elecciones que llevaron a Hitler al poder, huye del nazismo y se trasladó a Suiza, donde participó en las actividades del Partido Socialista suizo y donde entró en contacto con un potente movimiento obrero.
Al comienzo de la Guerra Civil Española se funda la Obra de los Trabajadores Suizos, una ONG suiza apoyada por los sindicatos, que todavía existe y que se crea para ayudar a los niños de la zona republicana española. En mayo de 1937, Anna Siemsen y Regina Kägi-Fuchsmann, gerente de la ONG, fueron a Valencia a organizar los convoyes de camiones que llevaban a Madrid productos de la huerta valenciana y regresaban trayendo niños madrileños para que no sufrieran los bombardeos a los que estaba siendo sometida la capital. Esta visita humanitaria de Anna Siemsen es la que queda reflejada en las páginas de su libro.
El libro Impresiones de España, libro ilustrado (1937) hace honor a su título porque Anna Siemsen se inspiró en el libro del poeta alemán Heinrich Heine Reisebilder (Imágenes de viaje) y lo escribió no como una descripción de ciudades y paisajes sino contando las impresiones que le causaron esas ciudades y esos paisajes, unas impresiones muy vívidas que recogen la esperanza que ella tenía de que la República pudiera finalmente vencer al fascismo.
Jonathan Bustos, estudiante de prácticas extracurriculares del Máster Interuniversitario de Historia de la Ciencia y Comunicación Científica