La formación específica en sectores como el de la construcción es responsabilidad de las empresas. Un estudio indica que este tipo de formación no alcanza el nivel de calidad y eficiencia adecuado para prevenir riesgos en la actividad laboral de los trabajadores.
13 de d’abril de 2016
Las labores de prevención en riesgos laborales no sólo recaen sobre los técnicos en el campo que han conseguido su acreditación tras superar la formación necesaria en centros específicos y universidades. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/1995) señala que los trabajadores deben conocer los riesgos de la actividad que van a desarrollar, estos tienen que conocer los consejos de buen uso de cualquier maquinaria que vayan a utilizar, así como los procesos de actuación en caso de accidente. Para cumplir con estos requisitos legales, los empleados de muchos sectores se someten a un proceso formativo que según un último estudio, presenta diversas carencias.
Un artículo publicado en la Revista de Relaciones Laborales, por el autor David Hernández Salguero, experto en prevención del ámbito de la construcción, analiza la oferta formativa de los trabajadores en prevención de riesgos relacionados con su actividad. Tal y como se explica en el texto, la formación se divide en genérica, la que reciben los técnicos en Prevención de Riesgos Laborales, y específica, destinada a campos concretos de trabajo y dirigida a los propios trabajadores.
La legislación vigente regula la aplicación de este proceso formativo para asegurar un mayor nivel de prevención. “Los trabajadores que ejercen funciones productivas deben poseer el nivel de competencia y de conocimientos necesarios para su realización en condiciones seguras, lo cual significa que deben recibir una formación específica para poder prevenir los riesgos a los que están expuestos”, asegura Hernández Salguero. Además, los convenios colectivos también se incluyen en el marco normativo de la cuestión. En el caso del ámbito de la construcción, el IV Convenio General del Sector para los años 2007-2011 establece la obligatoriedad de ciertos programas o cursos de formación en prevención de riesgos laborales, un acuerdo que se renovó en 2012 con el V Convenio General del Sector de la Construcción.
“Las enseñanzas impartidas, sólo teóricas, tienen un efecto limitado sobre la forma de trabajar y la sobre productividad”
El estudio realizado por el autor pone en cuestión el interés en este tipo formación. “Los trabajadores pasan por el aula de formación con poca convicción, porque necesitan un empleo o porque así lo ordena su empresa”. “Las enseñanzas impartidas, sólo teóricas, tienen un efecto limitado sobre la forma de trabajar y la sobre productividad”, se explica en el artículo, un hecho que se debe a la repetitividad de esta oferta formativa y su corta duración.
De esta manera, tras analizar la calidad de la formación en prevención de riesgos a cargo de las empresas en este ámbito, se confirma la percepción de que está actividad se realiza de forma burocrática, minimizándola a un trámite obligatorio. Con el resultado de esta investigación se hace evidente la falta de concienciación necesaria en este campo.
Asimismo, destaca la importancia de la presencia de personal experto en prevención de riesgos para que hacer llegar a los trabajadores las funciones de prevención fundamentales para evitar accidentes. Técnicos medios y superiores, procedentes del Máster en Prevención de Riesgos Laborales, cuentan con la formación específica y adecuada para llevar a cabo está misión. Esta es una de las principales razones por las que estudiar un Máster en Prevención de Riesgos Laborales. Además, en casos en que los servicios de prevención no se puedan prestar con eficiencia o se lleven a cabo parcialmente, el empresario tiene la opción de requerir los Servicios de Prevención Ajenos (SPA), "empresas especializadas que tienen como objetivo dar soporte al resto de empresas con el fin de garantizar la adecuada protección de la seguridad y salud de los trabajadores".
