Los elefantes son mamíferos proboscídeos de la familia Elephantidae.
El elefante africano de sabana (Loxodonta africana), con un peso medio de 6 toneladas y con machos de hasta 4 metros de altura, es el mayor mamífero terrestre de la actualidad. Se trata de una de las tres últimas especies de proboscídeos que sobreviven hoy en día, siendo las otras el elefante africano de bosque (Loxodontacyclotis) y el elefante asiático (Elephasmaximus).
Para triturar la dura vegetación se valen solamente de cuatro molares de gran tamaño. Debido al constante uso, estos molares se desgastan con el paso de los años y son sustituidos varias veces a lo largo de la vida del animal.
Los elefantes suelen vivir en libertad hasta los 40 o 50 años ya que los ejemplares adultos no tienen depredadores naturales, con excepción del hombre. A partir de los cuarenta años, sus últimos dientes se desgastan y les es imposible comer muriendo de inanición.
Desde 2021 el elefante africano ha sido catalogado “en peligro de extinción” en la Lista Roja de la UICN debido a que se descubrió que la población mundial ha disminuido más del 50% durante tres generaciones. Aproximadamente el 70% de su área de distribución se encuentra fuera de las áreas protegidas.
A lo largo de la historia, los elefantes han sido utilizados por los humanos como herramienta de transporte o de trabajo, pero también han sido utilizados como arma en múltiples conflictos.
Los cartagineses se sirvieron de elefantes africanos para asediar Roma durante la II Guerras Púnica, así como se emplearon en varios conflictos durante la dinastía lágida del Antiguo Egipto. Por su parte, el Imperio Macedonio o el Seléucida utilizó elefantes asiáticos en sus campañas militares.
