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El experimento de Miller y Urey

En 1953 Stanley L. Miller, estudiante de ciencias biológicas de la Universidad de California, le propuso a su director de tesis, Harold Urey, un experimento que recreara las condiciones que se suponía exitieron en la Tierra al principio de los tiempos. Básicamente el ensayo consistía en someter una mezcla de compuestos químicos sencillos (agua, hidrógeno, nitrógeno, metano, dióxido de carbono...) a descargas eléctricas de 60.000 voltios y una temperatura de ebullición. Después de mantener toda la mezcla en estas condiciones durante días, los investigadores comprobaron que su color se había oscurecido notablemente y se dispusieron a analizar de nuevo el contenido. Los resultados fueron tremendamente interesantes, ya que se constató que se habían sintetizado espontáneamente todo tipo de compuestos orgánicos simples precursores de las biomoléculas, tales como aminoácidos y azúcares como la glucosa.

Este experimento supuso todo un hito en la história de la Biología, pues demostró que en un entorno totalmente hostil a la vida, con ausencia de oxígeno, temperaturas elevadas y una atmósfera inestable, podían formarse las moléculas que se consideran los "ladrillos" elementales de todos los seres vivos.